viernes, 6 de diciembre de 2013

¿FELIZ NAVIDAD?

¡Cómo han pasado los años! ¡Cómo cambiaron las cosas! Así nos decía un viejo y eterno bolero que llevamos dentro de nuestro corazón.

No voy hablar de boleros aunque si de cómo han pasado los años y cómo han cambiado las cosas en los momentos que vivimos.

Antes, a partir del ocho de diciembre empezaban a llegar a nuestras casas felicitaciones escritas, algunas ilegibles, de Navidad. Suponía una auténtica liturgia el abrir esas cartas que desprendían buenos deseos y mucho cariño en cada palabra así lo mismo ocurría en el momento de escribirlas.

Se compraba las tarjetas de Navidad en la cercana librería, en mi caso Bozano, y se ponía uno a escribir a la familia, a los amigos y hasta esas amistades lejanas en afecto y distancia. No se miraba al reloj sino al corazón porque para redactar cada una de ellas no había tiempo aunque si lugar.

Paulatinamente todo esto se fue perdiendo en pos de una modernidad que nos ha traído muchos avances y ciertos retrocesos. La era tecnológica nos ha abierto las puertas de un mundo cada vez más conectado y globalizado aunque también hemos perdido la romántica expresión de escribir en un papel, notar el cansancio de la mano de redactar innumerables cartas así como esa liturgia no escrita de cerrar el sobre, poner el sello y echar las cartas a correos. Creo, sinceramente, que por un lado hemos ganado mucho y por otro hemos perdido también.

Ahora fluctúan por ese espacio virtual correos electrónicos, mensajería instantánea, todo está escrito en los muros de las diferentes redes sociales, todo llega justo en el tiempo que se tarde en apretar el botón de publicar.

Y ahora viene el centro de este post que por un lado es de sana añoranza y por otro de retratar jocosamente la realidad.

Estamos a 6 de diciembre, día de la Constitución de 1978 en España, y a dos días de la conmemoración del día de la Inmaculada Concepción. Esta última fecha era la tradicional para que los alumbrados que anunciaban la Navidad se encendieran dotando al firmamento de un esplendor que solo se consigue en estas fechas del año donde se anuncia la Venida del Niño Jesús al mundo, día grande para la Iglesia y para todos los que conformamos el orbe católico.

Al día de hoy llevo no se cuantas felicitaciones de Navidad. Empezaron a llegarme por medio de correos, WhatsApp o por mensaje privado de facebook aunque ninguna escrita en papel que bien sabe en el momento y el modo que tiene que llegar para no resultar una extravagancia sino lo que es en realidad una auténtica Felicitación de Navidad.

Estamos tan ocupados que queremos quitarnos cosas del medio como sea y en este grupo del "como sea" metemos nuestras felicitaciones por las fechas, aún lejanas, que están por venir. No digo que se hagan todas el mismo día 24 o 25 de diciembre, pero con que se empiece unos días antes va que chuta. Lo demás es descuido, ignorancia o lo que es peor: ¡Memez!

"Mi querido amigo: Te deseo una Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo" en... ¡¡Noviembre!!

Jajaja. Cuando lo vi me empecé a reír jocosamente y esa jocosidad se alarga hasta el día de hoy que acabo de recibir unas cuantas más.

Yo, que unas veces voy muy deprisa y otras, la mayoría, me tomo el tiempo que merece cada cosa no quiero pasar de inapropiado y sumándome a esta nueva moda de felicitar la fecha que está por  llegar con bastante tiempo de antelación y como no quiero que se me adelante nadie os hago llegar a todos este mensaje:

¡Felices Pascuas!

P.d.: No os preocupéis que recibiréis, como Dios manda y según los santos cánones del buen gusto y la amistad mi particular felicitación de Navidad en Navidad.

Jesús Rodríguez Arias

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