sábado, 26 de octubre de 2019

PEDRO Y SU ESPEJO ENCANTADO




Begoña hace ya un rato largo que se levantó del mullido colchón que tuvo comprar su marido cuando tomó posesión de su cargo siendo esta decisión la que más urgencia tenía pues le preocupaba y mucho su descanso.

Ella es más de levantarse temprano, ducha o baño según corresponda y desayunar ligeramente los manjares que preparan en Palacio mientras lee la biografía de Soros escrita por él mismo. Se dice que ya que su marido es tan amigo de aquél le gustaría conocer algo del mismo aunque hasta lo que ha leído, va por la página 666, no ha avanzado mucho…

Pedro, hay que reconocerlo, es más remolón, le gusta quedarse en la cama más tiempo y más desde que duerme en ese colchón tan bueno que tuvo a bien comprar patrimonio nacional. Entre el duermevela y con los ojos aun cerrados pensaba para sí que bien se vive de presidente del gobierno ya que desde que está no gasta ni un céntimo y que si bueno era el colchón marital mejor era el que tenía en esa cuenta bancaria de alta seguridad y confidencialidad en la que solo había ingresos y ningún gasto.

Pedro le gusta mucho mirarse al espejo porque mantener ese guapo presidencial cuesta más de lo que los obsoletos fachas creen. Se mira, remira, y vuelve a mirar. Todo tiene que estar perfecto y no solo su atractiva faz, su herculino cuerpazo, su empaque natural, nadie como él se pone los pantalones pitillos de esa manera y con esa insolente elegancia. Ahora muchos  de su partido los llevan y parecen enteramente unos flamencos, no esos que cantaban en la bodeguilla de Felipe González, que decepción de presidente y socialista se dice, sino los pájaros que anidan en los parques naturales de las bahías y que él avista con sus gafas de sol para no deslumbrarlas con su natural belleza…

Apenas levantarse no puede mirarse al espejo porque tiene la cara como una babucha vieja pues duerme con mascarilla antiedad, antiestrés, antiespañol, antitodo lo que no sea él y claro asomarse así al único balcón que le gusta, osease su espejo, sería un delito de lesa humanidad contra su propio narcisismo bien entendido.

Pedro duerme todas las noches con una especial mascarilla que le recomendara su vicepresidenta y camarada Carmen Calvo cuando un día esta le estaba hablando con Grande Marlaska del mismo tema.

En la parte de la frente la mascarilla está hecha con frutos rojos que oxigenan y rejuvenecen la piel.

En la parte de la nariz y comienzo de la boca la mascarilla es a base de plátanos que estira y limpia.

En la parte inferior, es decir, labios y mentón la mascarilla es de ciruelas moradas.

Si te pones a ver la presidencial cara de Pedro cada noche desde arriba ves que esta mascarilla, además de sus propiedades, es la tricolor republicana pues la franja roja, de los frutos rojos, la amarilla, de los plátanos de Canarias, y la morada, de las ciruelas, hacen ese efecto óptico que tanto gusta al presidente, a su mujer, aunque ella reniega de ese emplaste pudiendo utilizar esa que le va tan bien que es Re-Nutriv – Crème visage + Sérum nuit cuyo tarrito cuesta la ínfima cantidad de 1089,00 euros que paga el Estado por supuesto.

Pedro está muy contento con su mascarilla y dice que casi todo su gobierno la usa pero eso no es verdad porque el otro día estuvo aquí Fernando y me preguntó, dice Begoña, que crema utilizaba y le di un tarrito de los tengo y me ha dicho que le va mejor, que la fruta la prefiere en el plato o donde se tercie… ¡Es muy gracioso Fernando, se le está pegando la “grasia” de los gaditanos!

Pedro, no te hagas el remolón que hoy tienes que hacer como el que trabaja "porestepaís", le dice su mujer con dulzura mientras devora el libro del amigo de su esposo…

Pedro, se levanta enérgico, se va al baño, se quita suavemente y con delicadeza los restos de la republicana mascarilla, se mete en la bañera de hidromasajes, saca a su patito Pablo, y empieza a jugar con él mientras sus poros se revitalizan.

Después de 45 minutos en el agua, se mira por vez primera al espejo y no le gusta lo que ve aunque se conforma diciendo: ¡Se ha arrugao por estar tanto tiempo en el agua! Aunque él no se cree mucho tamaña mentira pues su tamaño no es para tirar cohetes como le gusta decir a Pedro Duque…

Se viste, trajechaqueta con pantalón  pitillo, corbata estrella color rojo oscuro, se peina, se acicala y se sienta en su despacho delante de su espejo encantado y le pregunta:

¿Qué tal estoy hoy espejito?

Por razones obvias él mismo se contesta: ¡¡Guapo!! ¡Estás para comerte!! ¡¡Qué suerte tiene España de tenerte como Presidente!!

Él, extrañado, le pregunta a su encantado espejito que cómo sabe que él es el presidente… Lo mira fijamente y sale sola la respuesta: ¿Y quién si no?

En su espejismo le pregunta al espejo: ¿Quién ganará las elecciones? La contestación fue más inmediata que las otras: ¡El que Tizanos decida!

Lo vuelve a mirar, haciéndose el interesante, mientras le dice: ¡Mójate, no seas cobarde conmigo! Y el espejo se mojó pues cuando le hablaba de esta manera Pedro escupía un poco para sí y para otros…

¡Ganarás tú inefable presidente, el mejor de todo el planeta, ya quisieran los annunakis tener un ser superior como tenemos nosotros! Ganarás con mucha ventaja y los resultados definitivos se harán públicos a las siete y media de la tarde del domingo 10 de noviembre…

¿Pero eso no puede ser espejito, los colegios electorales cierran a las ocho?

Eso lo solucionas tú que eres el magnánimo presidente ante tanto pusilánime demócrata que todavía creen en el sistema y todos los espejos encantados sabemos que el sistema eres tú presidentes que aunas todas las excelencias…

“Me pones en un compromiso, espejito, pero intentaré estar a la altura”.

¿Qué piensas de los demás líderes?

Y el espejito titubeó… Casado sacará mejores resultados pero ná de ná, Rivera va a caer y le costará el levantarse, Iglesias hay que dejarlo a su rollo, que se haga más rico y que nos apoye, sin ministerios ni nada, para conseguir que los independentistas se independicen de todo menos de apoyarte. Errejón lo tienes en la mano izquierda y Abacal, Abascal…

Entonces pasó lo que Pedro no esperaba, empezó a temblar el espejito encantado que a su mano estaba prendido y le entró el miedo por si era cosa de Cuarto Milenio…

Pedro, verdaderamente acojonado, soltó el espejo que se hizo trizas en el suelo mientras el guapo y henchidos en la divinidad de nuestro presidente lo miraba con verdadero pavor…

Y recordó el maleficio de 7 años de mala suerte cuando se rompe un espejo.

¡Joder, se dijo, que mala suerte! Ha sido nombrar al facha de Abascal y romperse el espejo que estaba en mi mano… Voy a contárselo a Carmen Calvo para ver si tiene algún ungüento para estos males porque a Begoña no me atrevo porque ella no cree en nada y menos en estas populares supersticiones siendo nosotros tan de izquierdas y laicistas.

En ese momento suena el teléfono, se pone blanco creyendo que es el imbécil de Torra al que le debe tanto, lo coge con precaución y pregunta: Soy Pedro Sánchez, el presidente del gobierno, con quién hablo?

Al otro lado su simpático ministro del interior que le dice con ese desparpajo propio de los que se piensan ya son gaditanos: Hola Presi, ¿nos vemos en media hora para tratar los asuntos pendientes en Cataluña?

Pedro, que tras el incidente del espejo le había salido dos arrugas y alguna que otra cana de preocupación, le dijo serio: “Mira Fernando, hoy tómate el día libre, vete a almorzar a ese sitio tan guay que me dijiste el otro día que fuiste en plena rebelión de los independentistas y te tomas un mojito a mi salud y para mi mayor suerte porque me hallo indispuesto y creo que me voy a volver a acostar”…

“Lo que sea mejor para ti, Presi”. Le dijo Marlaska que tiene un corazón muy Grande para con los suyos, los policías y guardias civiles no entran en este cupo de querencia. “Relájate que hoy no hay nada que mañana no se pueda hacer, ponte tu frutal mascarilla republicana y descansa, total ya hemos “vencido” a Franco”…

Pedro cerró los ojos y mirando los trozos de su encantado espejito pensó: Yo sí que no voy a descansar  en la vida y se fue para hacer de vientre...

Jesús Rodríguez Arias

* Se han pixelado las partes impúdicas de nuestro magnánimo presidente por eso mismo, porque son impúdicas...

jueves, 24 de octubre de 2019

EN EL INFIERNO






José Luis ingresó joven en el Cuerpo Nacional de Policía, tendría unos 21 años cuando se enfundara el azul uniforme que también lleva su padre Manuel y que  está a punto de retirarse habiendo llegado a Sub-Inspector. Su padre que ha estado en infinidad de destinos es un especialista en terrorismo y es una mente preclara en cualquier tema que atañe a la seguridad nacional.

José Luis es el cuarto de cinco hermanos y hay que reconocer que llevan en la sangre eso de ser Policías pues también su abuelo, que murió joven en un atentado de ETA fue antes Policía Armada y después de la Nacional. Para colmo está casado con Virginia que se conocieron en la primera Comisaría donde estuvieron destinados y que tras un tiempo de noviazgo se casaron un día de los Santos Ángeles Custodios. Ahora tienen tres criaturas que ha hecho que ella haya pedido excedencia por unos años y él después de pensarlo mucho pidiera destino en las Unidades de Intervención Pública porque siempre le había llamado la atención y era prestar de forma inmediata para prestar servicio ante peligros de alteración de orden público y peligro inminente teniendo su ámbito de actuación en todo el territorio nacional.

José Luis desde siempre se mantuvo “cachas” como se dice, hombre muy deportista, hacía pesas, se mantenía en forma física y también psicológica pues esta unidad conocida por todos los españoles como los “antidisturbios” era muy exigente y además tienes que tener los nervios muy templados ante cualquier imprevisto, ataque o desorden.

Hace unas semanas lo llamó a su despacho su padre y también uno de los jefazos de la comisaría donde prestaba servicios hace ya tres añitos. Prefirió pedir destino cerca de casa debido a Virginia y los niños estarían más acompañadas en todos los sentidos de los suyos que en otro lugar.

El Sub-Inspector, muy serio le dijo que en breve tendría que partir hacia Cataluña, plaza muy poco deseada porque allí los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas son unos verdaderos apestados. Él se sorprendió pero calló…

Este Oficial de la Policía sabía que aunque el que se lo estaba diciendo era su padre, la persona que más admiraba y quería, era su SubInspector, su superior  jerárquico, la persona que siempre lucharía para que los hombres y mujeres que tenía a su cargo fuesen responsables y fieles servidores de España y sus conciudadanos.

“José Luis, la situación se está poniendo muy tensa y han dado órdenes de la Dirección General de llevar más efectivos antes lo que pueda suceder en la Sentencia del Tribunal Supremo ante el Procés”. Mañana sales, coméntaselo a Virginia y prepara tus cosas que yo esta tarde ya hablaré con tu madre.

No se podía imaginar la reacción de Virginia, que con lógica preocupación, le dijo que estaba muy orgullosa de él, que para esto se había  hecho Policía Nacional y que ojalá lo hubiera podido acompañar. Emocionados se abrazaron como solo lo hacen los que viven en azul de la Policía Nacional.

El corto traslado hasta Barcelona no le inquietó, lo que sí le dolió fue esa mirada de odio de esos que se encontraba a su paso hasta la Jefatura de Policía a donde tenía que ir destinado. Había también quienes les sonreían, como si le dijesen bienvenidos pero no se atrevían a decirlo en público debido a las represalias.

Allí fueron advertidos por los mandos de la situación que había y también de la que previsiblemente se generara si había una sentencia desfavorable a los intereses del Procés.

Las filtraciones que se iban produciendo días antes ya iban poniendo el ambiente mucho más caldeado hasta que llegó el aciago día en el que el Tribunal Supremo condenaba a los protagonistas del Procés a años de cárcel e inhabilitación. Aun pudiendo ser mucho pero, ser juzgados por rebelión, tocarles a todos muchos años más de cárcel y menos beneficios penitenciarios en Cataluña en manos de los independentistas radicales así como esos grupos terroristas que vinieron a esta tierra para unirse en hordas contra España, contra los catalanes que sientan y piensen en español hicieron lo único que saben hacer: ¡Destrozar todo!

A partir del lunes 14 de octubre en Cataluña se empezó a vivir lo que es el infierno. El aeropuerto del Prat secuestrado, las calles, los servicios públicos sin poderse cumplir, las carreteras cortadas, personas horrorizadas, enfermos sin poder llegar al hospital, embarazadas sin poder ser atendidas. El caos más absoluto que se propagó durante 7 aciagos días que terminaban con gran virulencia por la tarde y sobre todo por la noche y madrugada donde los terroristas disfrazados de fieros nacionalistas se enfrentaban a las UIP de la Policía Nacional que resistían como podían con un material defensivo mermando, con unos efectivos muy inferiores a lo que tenían enfrente y con órdenes de no usar las pelotas de gomas venidas desde arriba mientras ellos se dejaban la vida en esa misión.

Ahí desapareció el Oficial de la Policía José Luis porque todos fueron uno en defender la ley, el orden, el ordenamiento constitucional en Barcelona y en toda esa insurrecta Cataluña.

Los días pasaban pero para ellos continuaban, el cansancio, las bajas con heridas, y una inmensa soledad les iba minando el ánimo porque se veían solos ante el terror de una guerra diseñada al dedillo.

Llegó el temido viernes 18 de octubre, Cataluña paralizada por el miedo y como disculpa una huelga general. Llegó el viernes 18 y lo que sucedió en Cataluña y sobre todo en Barcelona nunca en sus vidas lo habían visto ni vivido que es mucho peor…

Insurgentes terroristas que atacaban con picos, palas, motosierras, rodamientos, piedras, tornillos, lavadoras…. Que incendiaban todo, que agredían a los Policías con lo que tenían a mano mientras ellos se defendían como podían. Los GRS de la Guardia Civil no llegaban aunque había más de 1000 unidades a menos de 300 metros, se trajeron refuerzos de Tarragona que tardaron una hora y media de sangre, dolor e impotencia.

Había orden del ministerio del Interior para que las unidades de la  Guardia Civil no socorrieran a sus compañeros de la Policía Nacional, parecía que el ministro Grande-Marlaska mandaba al matadero a los que deberían ser sus policías mientras ellos solo podían mirar y ver tanta entrega desbordada de tantos Policías y la sensación de soledad e inmensa Traición del Gobierno de España que parecía estar ausente en el conflicto mientras el presidente se daba un garbeo institucional por Europa.

Caían como moscas, con brazos, muñecas, manos rotas, y hasta un compañero le hundieron el casco con un rodamiento que atravesó su cráneo y que fue ingresado en estado de extrema gravedad.

José Luis comprobaba en primera persona que era el horror, también el compañerismo, la impotencia de los Guardias Civiles que querían estar con ellos batiéndose el cobre pero que no le dejaban intervenir y menos mal que los Mossos d’Esquadra hicieron acto de presencia para hacer frente común con la Policía utilizando hasta el camión que disparaba potentes chorros de agua para dispersar a los terroristas.

Mientras en Madrid, en el Ministerio del Interior, todo eran palabras fatuas, advertencias hacia Torra y compañía… Según el ministro solo era un asunto de  desorden público.

Sí, España tanto el viernes como el sábado tuvo sensación de desamparo, de que nadie gobernaba este país y quienes tenían tan encomienda no lo hacían traicionando a la Nación entera y a esos héroes que intentaban con los pocos medios que Grande Marlaska y los suyos fueron capaces de ofrecerles mientras el presidente ni está ni se le espera…

El sábado 19 de octubre, en una mañana de calma por lo menos en apariencia, se coló en Barcelona para mantener reuniones, visitar y hacerse las fotos con los heridos y ofrecer una rueda de prensa el ministro del Interior cuando si hubiera tenido vergüenza y honor ese seguimiiento lo hubiera hecho in situ en Barcelona y no desde Madrid donde todo se ve con otro color, se escucha lo que se quiere escuchar, y se desconecta cuando se necesite…

El domingo ya el presidente Sánchez presidió un comité de seguimiento y la pregunta de tantos ciudadanos catalanes que han sufrido los estertores del terror, todos los españoles de bien que han gritado ¡basta! Sin que nadie los escuche, tantos policías agotados, heridos, destrozados, se podían preguntar con toda lógica: ¿Ahora? ¿Para qué?

Yo os doy la contestación: ¡Para la foto!

Lo mejor que vivió José Luis y sus compañeros fue tanto cariño, tanta gratitud, tantas palabras de ánimos, de ciudadanos que habían perdido el miedo y se acercaban a la Jefatura para apoyarlos y además ofrecerles jamones, bombones, cajas de pizza… Si, ellos estaban alimentando a quienes los han defendido a costa de sus vidas, ellos los cuidaban ante la repugnante traición de todo el Gobierno de España y en especial de su presidente Pedro Sánchez y el Ministro del Interior, otrora magistrado, Fernando Grande-Marlaska.

Este pasado miércoles José Luis ha vuelto a su lugar, a su comisaría, a su casa… Viene herido, una mano en cabestrillo, viene dolorido pues recibió de todo en su cuerpo, viene cansado pues no ha dormido casi nada… Viene triste porque quienes tuvieron la obligación de darles amparo, medios y haber estado junto a ellos los dejaron en la inmensa soledad y los traicionaron como si fuesen lo peor de lo peor y con ellos a toda España.

Está de baja por sus heridas físicas y también por las psicológicas y según le cuenta Virginia a Josefa, madre de José Luis, lleva tres noches sin dormir, se levanta de madrugada temblando y empieza a temblar con angustia y horror cuando escucha cualquier ruido o una ambulancia pasa por su casa… Madre y esposa lloran juntas ante tanto dolor e impotencia.

D. Manuel, Sub-Inspector de Policía y padre de José Luis, le queda menos de tres meses para retirarse. Ha hecho tres llamadas desde su despacho: Uno a la Seguridad Social comunicando que se retira, otra al Comisario para decirle en persona el por qué se va cosa que entiende de inmediato y otra a la dirección general de la Policía, no se sabe con quién habla pero que es un alto cargo ya les digo que si y le explica el por qué se va tres meses antes…

“Don Manuel, no se vaya y menos por estas razones en una carta por el bien de la moderación y ponderación que ha pedido nuestro presidente ya que nos dejaría en muy mal lugar porque desde el Gobierno de España no hemos traicionado a nadie ya que estamos trabajando como se debe aunque usted no lo entienda es así”…

“Y además, si se va ahora perderá la cruz al mérito, al  su ascenso a Inspector así como un incremento en sus ingresos” “¿Va a echar al traste su última etapa de carrera profesional por este hecho totalmente anecdótico que ha sufrido su hijo?

Mire usted, señor mío, usted como el gobierno que le ampara son una partida de traidores. ¡Quédese con el ascenso, la paga, y la medalla se la mete usted o quién quiera por el ojo del mismo culo! ¿Me ha entendido? Con la vida de tantos nobles Policías, con el honor de un Cuerpo, con la vida de mi hijo y con España no se juega...

Y colgó el teléfono poniendo punto y final a más de 37 años de servicio a España.

Mientras el Honor recorre las venas de los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado la deshonra deambula por el gobierno cuyos miembros se sienten complacidos y contentos cuando van a un mitin y los cuatro lameculos interesados les aplauden por su buena gestión en Cataluña… ¡Esta es la España que tenemos!

Yo, siempre con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, con las Fuerzas Armadas.

Entre el Honor y la traición siempre elijo el Honor...

¡Viva España!

Jesús Rodríguez Arias

jueves, 10 de octubre de 2019

ENCARNACIÓN





Encarnación desde pequeñita ha sido la oveja “negra” de su familia pues era contestona, se enfrentaba incluso a la chiquillería que jugaba a la pelota en la vieja plaza si veía alguna injusticia y por ese solo motivo decía su madre Petra que se había convertido en la oveja “negra” de la familia.

Esta “fama” la llevó como penitencia pues aunque quisiera no podría ni cambiar su carácter, ni cambiar su personalidad y por más que crecía esa rebeldía ante las injusticias se hacía más notable.

Su padre, Don Quintín, pertenecía a una larga saga de abogados y claro quería que su hija Encarnación también se dedicará a las leyes pues si no que iba a ser se preguntaba cuando su hija le decía que no era la profesión que más le gustaba.

Pero hija, los abogados trabajamos para que no haya injusticias a lo que Encarnación le respondía que según a quién se defendiera… ¡Y en eso tenía razón!

¿Qué quiere parecerte a tito Nacho que escogió defender la ley y practicar la justicia y ejerce de Fiscal con un sueldo digno pero que nada tiene decir del mío y de los que trabajan en nuestro bufete?

Sin dinero poca justicia se va hacer…

Y es que el prestigioso bufete de su padre tenía notables clientes entre la gente que se codea en el poder y claro el dinero era lo que menos importaba.

Petra le recriminaba a su marido que le hablara así a la niña pues parece que en este mundo todo se puede comprar o vender con dinero y no es así. Será la oveja “negra” de la familia pero es la más coherente y sensata que conozco.

Don Quintín, dejaba de leer ese volumen de la nueva legislación que acaba de aprobarse y le decía: “Sí, Petra, es verdad por eso a nosotros no nos ha faltado nada de nada y al inútil de tu hermano no le llega la soga al cuello a fin de mes. ¿Y por qué? Porque el señor no vendió nunca su honestidad y siguió trabajando en su despacho de abogados cuya clientela la mitad no le pagaba porque era gente demasiado  humilde, era gente al que le peso de la injusticia le había aplastado. No me puedo creer que estés disculpando a tu hija y al necio de tu hermano ante mí”.

Mira, Quintín, no me hagas que te diga lo que pienso, lo que llevo pensando largo tiempo…

En cambio el hermano de Encarnación, el mayor según se mire, había estudiado leyes y ahora lucía despacho propio en el bufete familiar donde ha entrado en el accionariado.

Martín había elegido ser alguien, tener pasta y poder así como defender la justicia de los ricos que debe ser distinta a la de los demás…

Encarnación sabía lo que quería pero no se atrevía a decirlo por lo que todas las mañanas se acercaba a la pequeña capillita donde estaba la Virgen del Pilar y le rezaba con devoción. Sus abuelos por parte de madre habían vivido muchos años en Casas Cuarteles pues abuelo Antonio fue de la Guardia Civil. Ellos les transmitieron su amor por la Virgen del Pilar así como su amor por la Justicia con mayúsculas.

Accedió a estudiar Derecho para acallar tantas brocas y porque le podía servir para ser lo que aspiraba a ser toda la vida. No permitió, eso sí, estudiar en una afamada universidad privada sino en la pública que estaba al lado de su casa. Esta decisión motivó otro nuevo broncazo de Don Quintín con su hija al que ya se unía, como un perro faldero de su padre, su hermano Martín.

Terminó la carrera con matrícula de honor aunque eso era poco para su augusto padre que dicen, con todo el desprecio del mundo, que en la pública regalan los títulos y las notas.

El día de la graduación fue su madre Petra pero no su padre ni su hermano porque según ellos tenían un juicio muy importante.

Madre e hija se fueron a celebrarlo a su manera y modo. En medio del almuerzo, con el teléfono apagado para evitar que su marido las incomodara, le preguntó a su hija: ¿Y ahora qué  quieres hacer tesoro? Tu padre me ha dicho que te va a poner de pasante pues no te puede dar despacho y responsabilidades hasta que te vayas formando mejor porque no estás a la altura de ninguno de los abogados que trabajaban para él.

Encarnación se le saltaron las lágrimas por el desprecio y la injusticia manifiesta de su padre hacia ella. Se sintió sola y cada vez más alejada de su familia cuyo único eslabón era su querida madre que es buena hijas de sus padres.

No, mamá, no voy a ser abogada ni voy a trabajar en el despacho de papá, eso se lo dejo a mi hermano Martín y a los lameculos de sus socios, voy a opositar al Cuerpo Nacional de Policía porque desde pequeño quiero ser uno de sus miembros.

Su madre se quedó sorprendida de que  no quisiera ser Guardia Civil pero respetó la decisión de su hija y la quiso más que nunca en la vida pues ella tenía valor para vivir su vida cosa que a ella siempre le faltó.

Te aconsejo que te vayas al piso de tus abuelos, te instales allí y no te preocupes de tu padre ni da nada sino de prepararte para ser la mejor Policía de toda España.

Encarnación se alegró de la reacción de su madre, de vivir en la que fue casa de sus abuelos y de estar tan cerquita de la capillita de la Virgen del Pilar a la que tiene especial devoción.

No hay que decir que la marcha de casa de Encarnación supuso un mal ambiente en la casa de Don Quintín que veía que por mucho poder que detentara y mucho dinero que tuviera se iba quedando cada vez más solo pues su hija lo había abandonado y con su mujer Petra la relación era algo más que fría…

Pasó el tiempo y Encarnación sacó el número 1 en las oposiciones y fue trasladada a Ávila para pasar su tiempo de Academia. ¡Qué feliz era pues gracias a su madre había conseguido lo que quería ser toda la vida!

Su vida como Policía Nacional era la de un Policía que  no es otra cosa que servir a los demás, mantener la ley  y el orden, ayudar, proteger y entregar su vida para que hubiera siempre justicia.

Se fue formando y fue ascendiendo y a los años ya era Oficial y se estaba preparando para Sub-Inspectora. Que si la brigada criminal, antidroga, brigada judicial donde ya hacía mucho tiempo llevaba instalada pues era muy buena en su trabajo.

El día que el Comisario Requena le dijo que había aprobado para Sub-Inspectora la emoción le impedía hablar aunque también le dijo que tendría que cambiar de destino y que justamente en la ciudad donde vivía su familia.

No fue fácil para ella pues sabía que muchos clientes de su padre habían pisado el calabozo siempre por delitos de evasión de capital, no era fácil meterse de lleno en un mundo en el que sabía que podía llevarle a muchas desagradables sorpresas y más de un verdadero disgusto.

Puso objeción, explicó la situación pero los mandos, aun sabiéndolo de antemano, prefirieron que estuviera allí destinada pues era la mejor en su campo.

Cuando llegó a su lugar de siempre llamó a su tío Nacho que seguía igual de risueño y de buena gente, seguía con su despacho profesional, seguía sin hacerse rico pero era el más afortunado pues era querido por todos sin condición. Le preguntó por su familia, de la que ha intentado estar separada aunque de vez en cuando llamaba a su madre que hablaban a escondidas de su padre que cada día que pasaba desconfiaba más de todo el mundo.

Su tío Nacho le explicó que Petra había decidido separarse de Quintín pues su interés desmedido había destrozado cualquier atisbo de amor que quedara en ellos. Ha hecho del dinero su dios y ella se ha resguardado en los brazos de Dios y también de la Virgen del Pilar de aquella capillita que estaba cerca de su casa.

Su hermano Martín, le había quitado campo de actuación a su padre, había comprado el accionariado al resto de los socios y ahora era el socio mayoritario pues él tenía el 51% frente al 49% que detentaba su padre.

Esto ya de por sí había sido letal porque ya no era dueño de lo que allí pasara y para colmo muchos de sus clientes han ido pasando por chirona por evasión de impuestos y capital.

Sí, Encarnación, tu padre está en el punto de mira de la Justicia pues siempre ha jugado con ella diciéndola defender.

Encarnación con cerca de 37 años se sintió muy cansada pues su familia se había resquebrajado por el interés desmedido de su padre que  nunca la perdonó que se marchara de casa y que se hiciera Policía Nacional…

Se reunió con su madre y la abrazó hasta que se quedaron sin lágrimas.

No te preocupes mi niña, vivo muy bien y sobre todo tranquila y en paz. No, no quiero nada de ellos. Ahora a mis años he puesto un pequeño taller de costura, bien sabes que tengo el título pues tu abuela me lo hizo sacar por si las moscas, y me voy defendiendo bien. Vivo en la casa de los abuelos y si quieres venirte serás muy bien recibida.

¿De tu padre? No sé nada.. Él es como es y he querido hablarle, contarle que esto era necesario, que podía ser un punto de inflexión, que a lo mejor todo se podía arreglar, que si… Nunca me contestó, se encerró en casa, en su despacho y entre leyes maldice a todos. Ya no va por el bufete, ya no quiere saber nada de nadie y más desde que lo han llamado a declarar como imputado en las causas que han llevado a gran parte de sus poderosos amigos a la cárcel.

¿De tu hermano? Eso es lo  más triste pues cuando voy por la calle y nos encontramos me vuelve la cara… Un día me envalentoné y le dije que no me tratara así, que era su madre, que no se lo consentía y me contestó: Señora, debe ser usted una perturbada, mi madre murió hace tiempo y soy huérfano… Siguió caminando con su móvil en la oreja mientras su maletín llenos de papeles se movía al unísono de sus pisadas.

Encarnación cada vez más triste sintió mucho orgullo de su madre Petra y se fue a vivir con ella a la casa de sus abuelos y muy cerquita de la vieja capilla de la Virgen del Pilar a la que tenía especial devoción.

Un día que estaba despachando en Comisaría entró un compañero con la cara descompuesta y le dijo: ¡No hagas nada, tu hermano Martín ha sido detenido por varios delitos y todos de cárcel! El bufete ha sido clausurado y se han abierto diligencias a todos los empleados. Esta vez tu padre se escapa pues hace meses que no pisa el despacho.

Empezaba a caer el mal que estaba entroncado en su familia y que inoculó su padre con un desmedido afán de poder y por el dinero.

Mientras la vida continuaba, en uno de esos ratos de oración a la Virgen del Pilar conoció a Germán y con el tiempo se fueron enamorando. Él era Teniente de la Guardia Civil y ella Sub-Inspectora del Cuerpo Nacional de Policía. Él rondaba los 40 y ella se iba despidiendo de los 36. Ellos encontraron el Amor cuando debían encontrarlo y se les notaba felices y más si estaban a su lado.

Un día se enteró que su padre había enfermado y que no quería ver a nadie. Un cáncer devastador estaba poniendo fin a una vida demasiado materialista. Y se fue a verlo junto a Germán pues ya tenían fecha para la boda y aunque sabía que su padre no podría estar con ellos querían compartirlo con él pues su madre siempre le decía: Haz bien siempre que mal te hagan.

Don Quintín ya no era ni por asomo lo que fue, decrépito, muy pálido, sin color ni brillo en los ojos, estaba recostado mientras una enfermera lo vigilaba. También estar Don Jerónimo, el Párroco, porque con las desgracias y la enfermedad había vuelto la cara a quién toda la vida se la volvió, había vuelto a creer en Dios que es Amor y que perdona a justos e injustos como era su caso.

Cuando vio a Encarnación con su azul uniforme se echó a llorar pidiéndole perdón, perdón por toda una vida de desprecios y sufrimientos, perdón porque no ha sido un buen padre, perdón porque para morir en paz necesitaba que ella, su hija, la rebelde con causa, la amante de la ley, el orden, la justicia, lo perdonara.

Encarnación besó sus huesudas manos y le dijo algo  al  oído que alivió su mirada mientras le presentaba a German, su novio y prometido con el que se casaría en la vieja capilla de la Virgen del Pilar dentro de justamente tres meses.

Y Don Quintín sobrevivió apenas unos días pero según el cura se fue en paz pues antes también había sido perdonado por la mujer de su vida a la que no supo hacer feliz e ignoró siempre: ¡Petra!

Hoy se han casado para siempre Germán y Encarnación, Encarnación y Germán que son dos corazones en azul y verde y viceversa que se Aman y quieren hacer su familia mientras todos los días del año dedican su vida a servir a los demás, proteger y mantener la ley y el orden y también la Justicia.

¡Feliz Día del Pilar! ¡Viva España!

Jesús Rodríguez Arias

jueves, 3 de octubre de 2019

SERAFINA





Desde que había nacido no se había movido de su terruño, de la parcela de las hectáreas que fueran, con una casita blanca de muros anchos y tejado de tejas. Esa casita era la de su familia y donde vivían su padre Nicanor, su madre  María de los Ángeles, sus hermanos Pepón y Marcelino y ella, Serafina, que era la mayor.

Su casa que no era gran cosa para ella era el mejor palacio pues cada vez que se asomaba a su ventana o salía al vetusto porche siempre se encontraba con ese olor a campo, ese cielo que muy de mañana parecía que lo habían encendido y por la noche era como esa imagen del mar que ella ni sus padres nunca habían visto pero que se imaginaba en su mente. Allá en la lejanía de la mirada esas montañas tan uniformes y tan abruptas te decían cuando iba a llover, pues desaparecían entre nubes, cuando nevaba ya que su cima aparecía blanca o cuando se avecinaba un calor de justicia.

Su madre Nicanor era agricultor y solo cuando era viejito lo pudo ver sentado en uno de esos tractores arreglaban la tierra para el cultivo pues de siempre utilizó sus mulas que para él eran la gloria bendita.

Su madre María del Carmen se casó con su padre Nicanor por amor aunque al principio esta relación no se entendió en su familia paterna ya que según decían era de clase alta mientras el bueno de mi padre no tenía de eso…

Ella con 18 años recién cumplidos se casó a escondidas, antes de que abriera la Iglesia, con su Nicanor por el Padre Eufrasio que desde siempre apoyó a la pareja e incluso tuvo alguna conversación de alto tono con el padre D. Máximo que no daba su brazo a torcer.

¿Qué será de mi hija D. Eufrasio? Una niña criada primorosamente y que puede aspirar a vivir según su cuna y se casa con un señor con oficio aunque sin beneficio. ¡Conmigo que no cuenten para esta desgracia!

Nicanor no siempre fue agricultor, no siempre se dedicó al campo, no siempre le amanecía y anochecía en la labores propias de su condición. Un día fue un joven y apuesto Guardia Civil, con destino en el pueblo donde tenía su mansión  esa joven tan bonita como es María de los Ángeles. Ella que estaba instruida y cultivada porque su padre ostentaba una gran dignidad y también una inmensa riqueza hecha en las Américas según le decía la gente. Ella que podía haberse quedado soltera sin preocupaciones o casarse con altos dignatarios prefirió a ese joven de verde y raído uniforme verde con tricornio negro que hacía guardia en la Casa Cuartel y que la saludaba con tanta donosura.

No sé sabe cómo, en el corazón no se manda, se fue enamorando de él y cada vez le iba interesando menos su palaciega y vacía vida junto a su padre Don Máximo que era la mínima expresión en cariño mientras cotizaba alto su interés.

Hasta llamó a su despacho al Teniente Peláez, hombre enjuto donde los hubiera, para llamarle la atención, para que hiciera lo que fuera para hundir esa relación que se iba fraguando ya que si no lo hacía no temblaría en hablar a superiores ante tanta falta de profesionalidad.

El Teniente Peláez, enjuto como él mismo y con fuerte carácter que no se amilanaba por lo que digiera un mindundi que había hecho fortuna en las Américas mientras España se moría de hambre le habló alto y claro:

“Don Marcial, con todos mis respetos, ¿no cree usted que su hija ya es mayorcita para ver quién o no le hace feliz? El cabo Nicanor es un gran hombre, hijo de Luciano, también Guardia Civil que murió en acto de servicio hace más de veinte años dejando esposa y cinco criaturas. Nicanor, que ya era guardia, se dedicó en cuerpo y alma a su madre y hermanos y los sacó del fondo negro de la desesperación. Por entonces tenía 18 años y ahora que es un hombre hecho y derecho yo me voy a meter en su vida”…

“Le aconsejaría que usted tampoco lo hiciera y se dedicara a gestionar su fortuna. ¿Por cierto esas obras en el ala derecha de la casa tienen permiso?” y así terminó la conversación que no el interés de Don Máximo por destruir esta relación.

Cuando se enteró del casorio se aisló en su palacio y dejó de hablar a su hija María de los Ángeles a la cual desheredó y defenestró en una muestra palpable de lo que puede hacer el orgullo malsano.

Nicanor y María de los Ángeles, por consejo del Padre Don Eufrasio y del Teniente Peláez, se trasladaron a vivir lejos, en un pueblo muy de campo y  montaña, en un pueblo muy sencillo y humilde donde todos estaban para todos y donde las alegrías y tristezas se comparten en cada hogar.

Allí llevaría la jefatura del puesto y tendría a su mando a los guardias Javier, llamado por todos Javierín, Adolfo y el viejo Nicecio que según decían llevaba más tiempo en la Guardia Civil que el mismo Duque de Ahumada.

En ese pueblo que en poco tiempo se sentían en casa nacieron sus cuatro hijos: Serafina, Pepón, Marcelino y Blanca, que murió siendo demasiado niña víctima de unas malas fiebres. Después de la muerte de la pequeña Blanca a Nicanor se le aguó el carácter y pasaba muchas noches de guardia porque quería aislarse de todo.

Ejemplar servidor de España y de sus conciudadanos siempre estuvo para todos e incluso los cacos le querían porque siempre le daba una segunda oportunidad de ser buenas y decentes personas. Solo Rodolfo, que robaba por vaso de vino, pisó el calabozo más de una vez aunque era más bien para que no durmiera en el banco de la plaza ya que vivía solo.

Uno de esos días de largas noches por culpa de su insomnio le avisaron que había furtivos en el bosque, que se escuchaban disparos, y sin pensarlo cogió su tricornio y su capa y le dijo al viejo Nicecio que lo acompañara pues se fiaba de él por sus amplios conocimientos de aquél lugar.

Muchas veces el cansancio hace que bajes la guardia y eso le pasó a nuestro Nicanor, acompañado que ya tampoco era un jovenzuelo, que no vio que tenía delante a ese siniestro furtivo apuntando a un ciervo, le dio la voz de alto, que se entregara, y lo que recibió fue un tiro que le destrozó la rodilla y otro muy cerquita del pecho. Nicasio dejó de rastrear y se fue de inmediato hacia su jefe que temblaba en el suelo envuelto en su propia sangre. Lo cogió y lo echó al  hombro hasta llegar al pueblo donde el médico le hizo una operación a vida o muerte de la que salió bien parado.

Bueno, bien parado no del todo pues se quedó cojo de la pierna izquierda de por vida y tuvo que retirarse de su amada Guardia Civil por acto de servicio recibiendo una medalla muy bonita y brillante con la emoción de todos sus compañeros.

Ahí empezó una nueva vida para Nicanor, que se compró ese terruño donde se trasladó su familia. Poco a poco con la ayuda de sus hijos fue haciéndose con las labores del campo que sería su vida a partir de ese instante.

Y Nicanor se hizo demasiado viejo arando la tierra de sol a sol…

Ahora Pepón ha dicho a todos que quiere seguir con la herencia familiar de ser Guardia Civil aunque con ayudas de la Benemérita y de sus compañeros podría pagar algo para trasladarse a la Academia pero necesitaba más dinero. Hablaba de trabajar y ahorrar para ser Guardia Civil.

María de los Ángeles que también había envejecido viendo crecer a sus hijos cogió el autobús un día y se fue a ver a su padre que pese a la extrema vejez mantenía ese genio del mil demonios.

Cuando lo vio todo él decrépito sentado en el viejo sillón de piel en su frío y solo mausoleo que se había convertido ese palacio que tanto quería y que tanto poder había detentado. Lo vio y parecía demasiado triste, demasiado enfadado consigo mismo y por eso culpaba al mundo de sus desgracias.

La vio aun teniendo los ojos pegados, cerrados de tanto mirar a ese mundo que se había caído ha pedazos gracias a su falta de humildad y su inmensa soberbia. Desde que el viejo párroco D. Eufrasio muriera no permitió que entrara nadie de la Iglesia, los sirvientes se iban jubilando y él quedándose cada vez más solo.

La vio y abrió los ojos, ojos sin vida, y miró a su hija, a la que perdió por culpa de su maldita soberbia y que ahora estaba allí más mayor, más desaliñada, pero igual de bonita. Se acercó y besó la mano de su padre Don Máximo y pareció que las décadas de separación se habían desvanecido. A los pocos días moría en paz y con una inmensa sonrisa en su cara pues esos días habían servido para reconciliarse con su querida hija, sentir admiración por su yerno, querer a unos nietos que no vería en vida más que en las fotos que compartía con él su amada hija.

Murió y no se enterró en los jardines palaciegos sino en el antiguo cementerio junto a su mujer Remedios y sus padres Antonio y Pilar.

Dejó su fortuna, ya empezaba a escasear, y su palacio a su hija que antes había desheredado y sobre todo le dejó toda la gratitud hacia el Amor y el Perdón que ella le ofreció.

Gracias al abuelo Máximo hoy Pepón jura bandera con su verde uniforme de Guardia Civil, gracias al abuelo Máximo su Nicanor se pudo jubilar del campo y descansar de una vez por todas, hacer las paces consigo mismo, vivir juntos el resto de sus vidas.

Marcelino estudió veterinaria gracias a la venta del palacio del abuelo y Serafina, nuestra Serafina, se sigue levantando temprano, mirando como el sol se dibuja en el cielo mientras amanece, esperando que Marcelino su hermano regrese de otra mañana de trabajo para almorzar en la casa de siempre ya que después volvería a su casa pues se casó con Mercedes, la hija de Juan el panadero, y tenía dos retoños…

Serafina era muy feliz al ver a su hermano Pepón vestido de verde con su brillante tricornio, era como un doble de su padre antes de encontrarse con ese  furtivo que lo mal hirió, era feliz viendo a sus padres viviendo como dos jovenzuelos enamorados en la casona del pueblo, era feliz siendo feliz en su casa en medio del campo y pensaba que un nuevo invierno llegaría porque allá en el horizonte montañoso se vislumbraba un suave velo en la cima.

Y Serafina de un tiempo para acá era aún más feliz a pesar de que ya no era una niña ni siquiera una jovenzuela porque ella y Anselmo se habían hecho novios, se lo presentó su hermano Pepón, y es que él luce los galones que tuviera su padre y ese verde uniforme que ella ama con su misma vida…

Jesús Rodríguez Arias