sábado, 26 de mayo de 2018

ANASTASIO COLINES.




Don Anastasio Colines de siempre fue panadero por herencia familiar y de genética harinero. Don Anastasio Colines se casó joven siendo mozuelo con Doña Serafina Dorados, hija de los pasteleros del pueblo de al lado, y fruto de ese nutrido matrimonio nacieron 9 hijos y la Fábrica: Colines Dorados Sociedad Familiar Limitada.

Don Anastasio trabajaba de noche, dormía, comía y yacia de día y Doña Serafina muy de mañana estaba al frente del despacho de colines y dulces hasta que su marido despertaba que se marchaba para darle de comer el almuerzo y otras cosas cuando se terciaba que era casi siempre pues es bien sabido que el horno de su panadería estaba a menos grados que el del panadero.

Fueron 9 las criaturitas que fueron invadiendo la casa familiar y con él también el horno. 7 chicos y dos mozas que crecieron en robutez y conocimientos panaderos y de basta repostería.

La historia de la Familia Colines ha sido muy dura pues dicen que en la famosa batalla del racimo seco el arquero Restituto del Gran Colinato cayó herido tras ser alcanzado en un muslo. Cuando le cosieron el costurón descubrieron que de Gran Colinato nada de nada más bien un colín pelao y mondao pues no alcanzaba la cifra ni la mitad de la media.

Así todos se extrañaban como Serafina quedaba preñá, como los bollos, con tal facilidad de Anastasio pero ese secreto es lo que llaman de “alcoba”.

El mayor era clavado a su padre hasta en “eso”, después hubo un salto de 6 hijos que no se parecían en nada y el colín podía bien ser Gran Colinato y las dos más chicas sacaron la misma cara de la madre con esa peca tan característica de todos los Colines debajo de la comisura de los párpados.

Anastasio los quiso a todos por igual aunque al mayor que también llevaba su nombre aunque le gustaba que le nombrasen por Anasta lo  nombraron director general cuando estaba a punto de espichar de la vida laboral.

Ni qué decir que Colines Dorados dio la vuelta al mundo cuando varios famosos contrataron tan ricos colines para el catering de sus actuaciones y hasta el mismo DJ Calamestesso se los comía de tres en tres.

Anasta cogió los bartulos de sus queridos progenitores y se puso al frente de la fábrica mientras sus hermanos eran apartados de la misma por la compra de su parte del accionariado. Con poder absoluto se podía permitir el lujo de vivir y pasarse todo por el colín que en él se hacía verdad tan asemejación.

Anasta nunca se casó porque pensaba que eso era cosa arcaica y que a él le gustaba convivir con su pareja del momento. Siempre decía que debía probarlo todo y por eso muchos dijeron que salía con el maestro obrador que hacía colines eróticos para las fiestas de despedidas de solteras.

Pero Anasta sorprendió a todos cuando se arrejuntó con Dalila Baguette Gordo, multimillonaría del sector de los club de carreteras comarcales, y cogió la dirección de ventas y derivados.

Ganaba un potosí y por eso mismo se compraron una mansión en Galapagar y otra masión de jeque árabe a su augusto padre, que ya se había separado de Serafina por infidelidad, al cogerlo esta última con la amiga de la mujer de la vecina de enfrente. ¡Ya es mala suerte, se decía Anastasio, 30 años poniéndome los cuernos y por una canita al j’aire yo soy el infiel que tengo que pagar una milloná para que se compre una casa en Teruel!

Anastasio, que seguía refulgente como cuando chiquillo, ya se había echado una novia mucho más joven que él pues rondaría la treintena cuando el ponderado panadero no cumplía los 80 ni en bromas.

Anastasio fue muy de derechas y por eso se afilió al partido de Mariano y Cristina aunque en verdad se sentía muy sorayo.

Invirtió grandes cantidades en campañas electorales y fue elegido como “paganini de honor” con carné especial y coche en la puerta cada vez que había un acto.

Anastasio le inculcó estas ideas a su hijo Anasta que siguiendo su senda se afilió y encumbró a varios líderes que después cayeron por quítame de allá unas cremas…

Dalila nunca consintió afilarse al gaviotero partido y estuvo en el círculo íntimo de los ropasueltas pues era muy amiga de siempre de Montero. Se las podía ver tomando un algo en ese sitio tan proletario y tan obrero como es el Palace todos los jueves.

Un día que estaban padre e hijo en la piscina de la mansión del primero porque su segunda suegra hacía folling en su coching con su entrenador personal pues le encantaba  el levantamiento de barras.

Anasta, querido Anastasio, tengo que daros una gran alegría que no os podéis ni imaginar, les inquirió Dalila.

Ellos se creyeron de inmediato que el primero había sido nombrado para un alto cargo en el Banco Europeo a propuesta de De Guindos pues el sieso de Montoro no lo podía ni ver después de la última putada de Hacienda a la que tuvo que pagar 56 euros de demora.

Anasta, se levantó y con la mirada le dijo a su padre: ¡Por fin nuestro antepasado para a ser restituido en su gloria!

Nada más lejo de la realidad: ¿Imaginad quién se van a instalar en la masión de nuestro lado a la izquierda?

¿Soraya, Arenas, Báñez? ¿No?

¿No serán Quim de Puigdemont? Dijo Don Anastasio con cara de espanto.

¡¡Mucho mejor!! Son una pareja muy guay, que están los dos embarazados pues pueden estarlo, pues ellos no se acogen a eso tan arcaico del heteropatriarcado, que él está emocionado con contarle y cantarle esa bella nana del lobo que es maltratado y acosado por los criminales corderos…

Los Colines se le metieron los idem para adentro y se tuvieron que apoyar el uno en el otro.

¿No será, no serán?

Sí, Pablo e Irene….

Don Anastasio se tuvo que sentar mientras se tomaba una reparadora copa de Don Periñon mientras Anasta le decía a su pareja: ¿El coletas y su pareja aquí? ¿Dónde vamos a llegar? ¡Ahora solo falta que dimita nuestro Mariano por la bagatela esa de la Gürtel!

Y la Familia Colines nunca llegó a ser la misma...

Jesús Rodríguez Arias 







jueves, 24 de mayo de 2018

EL ALMA DE LA VIEJA CASA CUARTEL




Dicen que existen lugares con alma y tiene que ser así…

Eso por lo menos es lo que le pasa a la vieja Casa Cuartel del viejo Pueblo donde ha estado abierta durante décadas. Ni ese director general que vino con mucho ímpetu renovador y con ganas de hacer esos edificios que serán muy prácticos pero para nada inteligentes pudo acabar con este viejo saco de ladrillos, piedras y buen cemento.

Ni sabe cuantas familias han pasado por allí e incluso ha perdido la cuenta de los miembros de la Guardia Civil que han hecho de ella su casa. Entre sus ya vencidas y agrietadas paredes ha visto llorar, sufrir, reír… Ha visto el valor del perdón, del servicio, del odio de esos que un día quisieron atentar contra ella y los que en ella habitaban causándoles a estos últimos pocas heridas y a ella destrozos que nunca fueron reparados. Sí, también nuestra vieja Casa Cuartel se puede decir que es una víctima, material, de los terroristas…

Ha visto como el Padre Damián, eterno capellán de esa vieja Casa Cuartel, ha celebrado bodas, bautizos y también entierros en la también vieja y coqueta capilla. Ha visto mucha oración en esa pequeña imagen de la Virgen del Pilar que le regalara el Arzobispo Castrense de por aquél entonces…

Ha visto como Don Santiago, Capitán de la Guardia Civil, que llegó muy joven y murió de viejo en las paredes de esta ajada Casa Cuartel. Más de 40 años estuvo y allí creó una Familia y la Familia también con sus hijos y nietos también estuvieron muchos años pues sus tres hijos y después un nieto también entraron a formar parte de la Benemérita Institución de la Guardia Civil.

Ha visto como Carlos que entraba todos los días para llevar la leche que su padre le daba de las vaquerizas al final se casó con Remedios, la hija del Cabo Pérez, y tuvieron tres hermosos zagales. Carlos heredó la Vaqueriza de Anselmo su padre y aunque no vivían aquí siempre estaban entre estas cuatro paredes que sostenían a su vez las paredes de cada casa que servía como esos soportales donde las Familia se alojaban y alejaban del peligro cuando lo había.

O cuando por aquél incendio, aquél año, tuvieron que abrir las puertas de par en para para socorrer a los heridos y proteger a todos los vecinos que horrorizados se asían a los decrépitos muros como modo de salvación mientras sus casas estaban siendo calcinadas.

Pero nuestra vieja Casa Cuartel sabía que la “jubilación” le vendría más pronto que tarde pues aunque sus paredes eran recias en ellas se notaba mucho frío, las ventanas no cerraban igual que esas tan modernas que se estropean en menos que canta el gallo del Francisco, el vecino de enfrente, y había hasta ascensor mientras aquí la Pobre de Eulalia, que desde hace mucho ronda los 90, sube la desgastada escalera muy poquito a poco.

Un día llegó un señor joven, con reluciente chaqueta, maletín que la estuvo mirando largo rato, se entrevistó con el Capitán Murialdo y le dio la mala buena nueva que en verdad todos, incluso ella misma, esperaban. La Casa Cuartel se trasladaba pues esta no se mantenía en pie y además el viejo pueblo que la cobijaba había venido a menos y quedaban unas 20 casas y 8 vecinos. Sí, a la vieja Casa Cuartel le daban el certificado de defunción y al pueblo en sí también lo condenaban a muerte.

Hoy se ha marchado la última familia junto al Capitán que cuando entraba en su coche la saludaba marcialmente pues había servido a España y la Guardia Civil siempre, cada día de sus propios días, hoy ya no hay nadie y se siente mucho más fría, más desangelada, más triste y también abandonada.

¿Qué una vieja Casa Cuartel como esta no tiene alma? Pues ahora, al mirarla, parece que llora, parece más vieja, más agrietada y hasta un teja se caído sin que haya podido pasar nada pues nuestra Casa ha envejecido de golpe, ha muerto y sido enterrada desde que hace cinco o seis semanas le dijeran que ya no servía a España, que gracias por los servicios prestados… Y muchos recuerdos se vienen, otros más se marchan, muchas lágrimas en el recuerdo que hoy humedecen el alma de nuestra vieja Casa Cuartel que hoy ha sido jubilada junto a su querido pueblo de casitas aledeñas que mueren a su vez pues a sus vecinos tampoco les han dado Esperanza.

Hoy ha amanecido como ayer y la vieja Casa aguarda mientras ve llegar a Sixto, el alcalde, que algo traía en la manga, era el escudo del Pueblo, que fue colocada en el frontal de la Casa pues los vecinos habían decidido que ella, nuestra vieja Casa, fuese nombrada Hija Predilecta de este lugar perdido en esta bendita España y si había que morir lo harían juntos el Pueblo y la Casa.

Con este relato me despido de estos artículo que publico cada viernes en apoyo de nuestra Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local, Bomberos, Vigilantes de Seguridad, Fuerzas Armadas… En este último viernes del mes de mayo hago un necesario descanso en cuanto a la publicación de los mismos hasta que pase el verano. Pienso que sobre final de septiembre u octubre esta ventana volverá a abrirse para seguir contando lo que tras ella se ve.

Os deseo a todos y cada uno de vosotros unas buenas vacaciones, que seáis muy felices, que disfrutéis de los seres queridos, de vuestras aficiones, de la vida en definitiva y también os doy las GRACIAS por vuestro cariño y apoyo siempre para mí es un honor escribir para realzar el valor y la valía de tantos y tantos que casi siempre pasan desapercibidos.

Que la Virgen del Rosario, auténtico Pilar de nuestras vidas, nos proteja y nos cuide siempre.

¡VIVA EL REY! ¡VIVA SIEMPRE ESPAÑA!

Jesús Rodríguez Arias

sábado, 12 de mayo de 2018

ARDIGITÓN, TRACATRÓN, TRÓN, TRON...




Tracatrón, trón, trón, aquí está Ardigitón de las ardillas el más rumbón, que le gusta más un meneo que al suegro querido un filetón, trón, trón.

Después del éxito que ha tenido mi hermano Ardillete con el jirjol, ya le han ofrecido una gira que llega a Sebastopol, he decidido presentarme al mundo mundial para con mis rumbas poder triunfar.

Ardillete me ha dicho que hable con el suegro querido del que quiso ser mi cuñado hasta que la Ardi se fue con el maestro Lechuza que me parece lo tiene loco perdido. Mi hermana es muy puñetera y las da a la chita callando. De buenas te has librado mushasho, le diría al ex-pretendiente.

Pues según parece el suegro querido es Manu que según me ha contado mi madre Ardillona, que se ha echado al alcohol de lombrices, lo conoce muy bien de sus tiempos de mocedad cuando el ínclito llevaba ricitos, sombrero de fieltro, pantalones bombachos y casaca roja allá por el Canadá.

Pues al parecer es muy rumboso y según las redes insociables se le ha podido tocar la guitarra y cantar de pena en una celebración de la que nadie se acuerda…

Yo soy rumboso y compongo letras, la música la cobro aparte, también versiono cantes. Soy cantautor pero no triste porque me gusta el tracatrón, trón, trón, trón y menos comer bellotas de tó.

Pero ya está dicho tó me tomo un poco de licor de maría y empiezo a rumbear que es lo que más me gusta en la vida.

Soy Ardigitón, soy Ardigitón
 pa llenar tu vida de ilusión,
 me gusta la yerba y el molletón,
 me gusta la rumba y el cebollón.

Sabes, suegro querido,
 soy tu Ardigitón,
 tu cantante preferido,
 el que mola un montón.

Ardillona mi madre es utona
 Ardillón, mi padre es abrón,
 Ardi es más bien glotona,
 y a mí me gusta el tracatrón.

Ardillete triunfa con sus letras
 dicen que le llaman jirjol
 Ardillesco con Encarna sueña
 Ardicandidez a Gema quiere un montón.

Sabes, suegro querido,
 soy tu Ardigitón,
 tu cantante preferido,
 el que mola un montón.

Mi también, suegro querido,
 soy tu Ardigitón,
 tu cantante preferido,
 el que te admira un montón.

La culpa de nuestro mal fario
 la tiene el ex-pretendiente
 que parecía un lunático
 con ese, ¿Ardi donde te metes?

Hasta la familia soriana
 está revoloteá 
 antes Manel los visitaba
 pero ahora ná de ná.

La niña del suegro
 no quiere a mi padre
 él la ama en secreto
 mientras cornea con arte.

Manu, suegro querido,
 soy tu Ardigitón,
 tu cantante preferido,
 el que mola un montón.

Manu, suegro querido,
 soy tu Ardigitón,
 tu cantante preferido,
 el que te admira por molón.

Mi familia está destrosá
 porque estos pasan de ella
 resuenan sus risotás
 en el charco de las feas.

Mi amiga nutria me ha dicho
 que le gusta Manu un montón,
 que le ofrece su charco y chiringuito
 si le canta una canción.

Esta es mi primera rumba
 espero una actuación
 a ver si nadie la tumba
 y voy a eurovisión.

Querido suegro querido,
 soy tu Ardigitón,
 tu cantante preferido,
 el que mola un montón.

Oye, suegro querido,
 soy tu Ardigitón,
 tu cantante preferido,
 el que te canta esta canción.

Necesito que alguien toque la guitarra
 mientras canto con salero
 no importa si alguna se escapa
 después viene el cuchareo.

Dame una gira por fiestas y televisiones,
 el contrato que se haga hará que sonría
 dime algo para hacer mis previsiones,
 que después no consigo la maría
 ni en las mejores condiciones.

Magno, suegro querido,
 soy tu Ardigitón,
 tu cantante preferido,
 el que mola un montón.

 Eres también suegro querido,
 soy tu Ardigitón,
 quiero una gira con giro
 en la televisión
 que estoy harto de tanto río
 y de mi padre D. Ardillón.
 Si después de esta letra no me sale una gala os canto otra…

¡¡Amenazo con volver!!

Jesús Rodríguez Arias 

Si queréis podéis poner la música de "gitana hechicera" de un tal Peret.

jueves, 10 de mayo de 2018

HISTORIA DE UN PUEBLO.




En el pueblo de su niñez vivía con sus padres, hermanos, abuelos y sus tíos Nicasio y Hermenegildo también lo hacían en los meses que su trabajo con el ganado se lo permitía. Era una familia amplia en una casa de campo pequeña en la que nunca se sentía frío.

¿Hambre? No recordaba haberlo pasado pues entre lo que daba la tierra y los negocios entre vecinos siempre había algo que llevarse a la boca.

Vivían en un precioso pueblo en medio del campo donde las diferencias sociales la ponían Don Cosme, que era el señorito y alcalde perpetuo del cual se decía tenía muy malas pulgas hasta que iba al Casino para tomar una infusión que después siempre era una copa de lo que fuera. Cuando salía de este regio lugar donde la gente normal y corriente no se le permitía la entrada era algo más simpático aunque igual de roñoso para con sus trabajadores o cualquiera que se le acercaba a pedirle cualquier cosa.

Don Cosme estaba casado con Doña Eulalia, que era un alma caritativa y que ayudó al pueblo en casi todo lo que podía. Don Cosme tenía 16 hijos aunque la mayoría estaban estudiando internos en prestigiosos centros de enseñanzas tanto en el país como en el extranjero.

Pues sí, Don Cosme era el señorito que dejaba de serlo cuando entraba en su casa y se encontraba a su mujer que con una mirada le decía todo. Si, Don Cosme se desbarataba con Doña Eulalia también lo hacía con Don Rufo, el cura del pueblo, que tiene más de los 60 años y que lleva en la parroquia más de media vida.

“Mira Cosme, cuando tú tirabas piedras a las gallinas del bueno de Sixto, yo ya confesaba a tu padre que era bueno y bondadoso”. Don Cosme agachaba la cabeza y se iba por donde había venido.

Don Práxedes, el médico, y Don Hilario, el farmacéutico, le reían las gracias aunque no la tuviera pero Don Zenón, el maestro, que le decía con voz grave: ¡No ves Cosme que tanta maldad te hace daño! ¡No ves que nadie te quiere, vamos, ni tú mismo!

Don Cosme lo miraba con odio y le decía en voz alta: Zenón, cuando me hartes “te daré café”. Silencio en el Casino, caras pálidas menos la del buen profesor que le contestaba con rica sorna: ¿No puede ser más un té? Y entonces estallaba una balsámica carcajada.

En el pueblo de su infancia había de siempre una Casa Cuartel de la Guardia Civil que tenía jurisprudencia en una amplia comarca. Estaban destinado el Teniente Flores, el Sargento Mirandilla y el Cabo Luque amén de 18 agentes con sus respectivas familias. Algunos llevaban más tiempo allí que el mismo Cuartel y otros iban y venían cada año.

El Teniente Flores tendría unos cincuenta, piel morena de tanto sol, pelo cano y uniforme siempre impoluto. Viudo con tres hijos pues su Margarita marchó de una mala enfermedad hace ahora cinco años. Hombre bueno, leal, justo, piadoso y por tanto enemigo de Don Cosme. El señorito ya había hablado con Madrid para que lo destinaran a otros sitios, cuando más lejos mejor, pero tendría que estar muy bien posicionado ya que cada vez que lo pedía se acababa la conversación y amablemente le indicaban la puerta mientras desde dentro del despacho llamaban al agente que estaba de guardia para que acompañase a este ilustre señor a lo redondo de la calle.

El pueblo y sus habitantes se sentían seguros gracias al Teniente Flores y sus hombres, se sentían cómodos con sus Familias, se sentían amparados y protegidos pues sabían que tras esas paredes habían hombres buenos que estaban para defendernos a todos y no como ese Don Cosme, mal rayo le parta, que no hay día que no haga de las “suyas”…

El tiempo pasó y aunque Don Cosme envejecía sus mismas miserias lo mantenían joven, parecía que había hecho un pacto con el mismo diablo aunque en verdad y a pesar de todo el daño que había hecho en su vida se le podría considerar un “pobre diablo”.

Tres decisiones encolerizaron el pueblo que estuvo a punto de estallar: La primera esa caída “accidental” del burro que llevaba a Don Zenón a esos colegios que rodeaban el pueblo donde los niños crecían en sabiduría y buen hacer. Una caída, una noche infernal sin poderse mover, al otro día lo encontraron muy mal y murió a las pocas horas….

Don Cosme le decía a quienes quisiera escuchar: Zenón, ha tomado su propia taza de café… Y se reía, se reía, hasta que se ahogaba con la tos.

El pueblo quería “vengar” la memoria de un hombre justo y sabio y fueron precisamente Don Rufo y el Teniente Flores quienes apaciguaron a las ovejas porque esa no era forma de honrar la memoria de un sabio con un corazón de oro.

Doña Eulalia, en cuanto se enteró del grotesco comentario de su marido, le dijo que se marchaba a la casa familiar de donde era, que ella era la que ponía dinero y patrimonio en este falso y dañino matrimonio que me has dado, que ahora se las tendrá que aviar.

Don Cosme, hundido en la miseria personal más que financiera, fue a ver a un amigo del ministro de entonces para que accediera a su petición de cambio de este Guardia Civil “tocacojones” que solo sabe decir que él está para servir a España y los españoles y en esos entramos todos y no unos cuantos como debiera ser…

Ya Don Cosme era un hombre influyente y su deseo se hizo realidad. Fue destinado a la Capital con el empleo de Capitán donde se retiró a los pocos meses.

Don Cosme al poco tiempo con el viento a favor de los gobernantes hizo uso de la cesión del suelo que hace tanto ofrecían ese terreno para hacer el Cuartel de la Guardia Civil, que aprovechando que estaban terminando uno más moderno en el pueblo de más allá, ese edificio pasaría a manos municipales y se construiría un hotel de la cadena de un amigo muy íntimo cercano a todo movimiento tanto ideológico como de cartera.

Sucedió que el día que se fue la Guardia Civil todo el pueblo lo despidió por todas las calles con el grito de ¡¡Gracias!! ¡¡No os olvidaremos!! ¡¡No os vayáis!!

Con el único que no pudo fue con Don Rufo que cada domingo lo señalaba en Misa y le preguntaba que estaba haciendo con su pueblo y sobre todo con su alma. Él se levantaba y le decía: ¡Algún día cura usted también se irá a “tomar café”!

Es verdad que el pueblo contaba con un hotel de categoría que traían a clientes “importantes” pero el pueblo no era el mismo, no podía serlo, porque ya no tenían a la Guardia Civil, a los que velaban por sus desvelos, a los que los protegían de ese poder que solo vive por el dinero…

Un día llegó al pueblo un joven distinguido, de porte severo, y se presentaba como Lorenzo. El primogénito de Don Cosme que había estudiado en el extranjero y se fue a verlo directamente a su casa-despacho de la alcaldía. Se lo encontró decrépito y con los ojos llenos de sangre y hedor.

“Hola padre, soy Lorenzo, su hijo el mayor. Me he licenciado en Economía y ejerzo en una multinacional americana que tiene sede en París”. “Allí está madre que no hay un día que no se acuerde de usted, que rece por salvar lo que ella piensa que es insalvable”.

“Vengo a rogarle que deje de hacer tanto daño, que la buena gente de aquí no tiene culpa de sus miedos y sus odios, que la vida no debe ser así”.

Don Cosme no podía hablar mientras su hijo continuaba…

“vengo a decirle que he pedido excedencia en el trabajo, vengo a decirle que he estado hablando con un buen amigo que es Secretario del Ministerio, que ya ha cambiado de titular, para hacerme cargo del pueblo como alcalde, que como soy de aquí he hecho dos gestiones para que vuelva la Guardia Civil al pueblo, a la Casa Cuartel que se le va a construir expresamente”. “Padre, le ruego, coja todos sus recuerdos y márchese porque usted nunca ha querido a nadie en su desgraciada vida”.

“Y.., yo…, que voy hacer….¿donde voy?”

“Vaya a ver a Don Rufo, que lo está esperando”.

Y Dos Cosme entró en la pequeña Iglesia que tanto había menospreciado y vio al viejo Don Rufo que se acercó mientras le cogía del hombre: “Cosme, Cosme, todo el mal que hagas lo pagas aquí en vida...”

“¿Y donde voy a ir Cura?

“¡Conmigo!”. Soy mucho mayor que tu y el próximo mes me retiro. Tú estás más decrépito y torpe que yo pues la ruindad tiene efectos secundarios para el que la imparte. Vivirás en la Casa Parroquial y en unas semanas nos iremos a la residencia que tenemos los curas en lo alto de la montaña, ya está todo solucionado, y allí vivirá hasta morir, espero que en paz con Dios y contigo mismo, podrás sentirte solo pero en verdad nunca lo estarás… Eso es lo que diferencia a los que practican el Bien y la Bondad del Amor y los que han destruido sus vidas dañando a los demás.

Y el pueblo siguió adelante con un buen alcalde, con un joven cura lleno de fuerza apostólica, con Doña Sarmientos que impartía clases y el Cuartel de la Guardia Civil que mantenía la ley, el orden y sobre todo esa protección que tantos echaron en falta cuando se tuvieron que marchar…

Jesús Rodríguez Arias



sábado, 5 de mayo de 2018

EL "JIRJOL" DE ARDILLETE





Estoy hasta las trancas
del tronco este
de este bocachanclas
de este mequetrefe
que de Ardi se enamorara
y mi family ha hecho heces
por culpa de un policia montada
que a mi madre Ardillona no quiere
pero en sus años mozos engañara
a una ardilla que lo quiere 
con ricitos, bombachos y casacas
que la mira como no merece
porque Ardillona es muy de cama
pero antes era de memeces
 como Ardi mi hermana
 como Ardillón los cuernos embellece
 como Ardillesco con Encarna
 como Ardicandidez a Gema quiere
 como amiga del alma
 que su amistad no se ensombrece
 como Ardilocuaz con Manel quiere parla
 pero este no quiere ni verle
 y nuestra familia depauperada
 de tanto como con ella se meten
 Ardillona con el de Canadá
 Ardillón quiere a Hetepheres
 y yo quiero cantar
 mis letras lo merecen
 y nadie me gira ná de ná…
jirjol, jirjol.


Ni el suegro querido
ni el pelanas de su yerno,
ninguno ha querido
financiar el disco de mis sueños.

Jirjol, jirjol.
Jirjol, jirjol

Le he dicho a Ardillona
que se deje confesar
que ahora es una -utona
para toda la humanidad.

Jirjol, jirjol.
Jirjol, jirjol

Ardillón mi padre,
sabe mucho de tó,
de como afeitarse,
los cuernos sin dolor.

Jirjol, jirjol.
Jirjol, jirjol


Ahora Encarna no quiere
a Ardillesco mi hermano
porque dice le huele
la boca y el sobaco.

Jirjol, jirjol.
Jirjol, jirjol.


Gema no se aclara
con mi hermana bonita
y no quiere hablar
comiendo la bellotita.

Jirjol, jirjol.
 Jirjol, jirjol.


Hetepheres parece
que mi padre no le agrada
es tanta su testarudez
que me quedo sin agallas.

Jirjol, jirjol.
Jirjol, jirjol


Nuestras primas de Soria
nos dicen cada vez
que un chico las elogia,
y que se llama Manel.


Jirjol, jirjol.
Jirjol, jirjol

Hay un plumillas sin plumas
que es pájaro de mal agüero
dice que por una buena suma
se inventa un devaneo.


Jirjol, jirjol.
Jirjol, jirjol


Te aseguro Ardillete
que en mi tribuna puedo
poner un grillete
al malage del yerno.

Jirjol, jirjol.
Jirjol, jirjol

Y si te unes a mi tuna
de tunantes y de perros
tu disco toca la luna
aunque huela a estiercol.

Jirjol, jirjol.
Jirjol, jirjol

No me convence la propuesta
yo soy una ardilla legal
prefiero me pague la gira
esta familia tan anormal…

Jirjol, jirjol.
Jirjol, jirjol


Jesús Rodríguez Arias