jueves, 26 de abril de 2018

LA VOCACIÓN DE MARÍA.




María era la primera que llegaba a la academia donde se estaba preparando para hacer realidad la ilusión de su vida y en verdad era la última en irse pues todo tiempo era poco para seguir formándose. Hasta Antonia, la mujer de Paco que era el gerente, le decía con la luz en el interruptor: ¡Anda chiquilla que te dejo a oscuras!

María, una joven físicamente muy preparada, lo llevaba en los genes toda vez que su padre había sido participado en varias maratones llegando incluso a New York, cuando terminaba con el estudio se iba a correr un poco por el cercano parque donde se desfogaba y quemaba energías. Bueno, energía y esa clase de tensión que te entra cuando te estás preparando para intentar ese objetivo que has fijado como primordial en la vida.

La fecha del examen se acercaba y los nervios junto con las dudas que aparecen siempre en el último momento se hacían más presentes. María y los demás alumnos apuraban horas en la máxima concentración, ya se les notaban las ojeras y ese cansancio acumulado del que lleva muchos meses sin tener vida.

Llegó en día D y la hora H. Colas con miles de personas para intentar la primera prueba. Caras circunspectas ya que aunque te digan que son miles los opositores no eres consciente hasta ese momento en concreto. Todos tienen miedo, todos tienen recelos, todos tienen Esperanza.

La formación y la actitud de María se notó en la primera como en las sucesivas pruebas y para alegría suya y de su familia aprobó con muy buena nota. Ahora tendría que pasar un largo tiempo formándose para ser lo que en su vida quiso ser desde siempre. Antes estudiaba para hacer lo que estaba haciendo.

María salía en carácter a Pepa, su madre, siempre locuaz, divertida, sonriente, predispuesta a ayudar a los demás y muy concienzuda en sus cosas. De su padre Juan sacó ese sentido de ser reservado, de guardar las formas, de sacrificarse hasta el extremo, de ser un corredor de fondo en la misma vida.

María se hizo enseguida popular y muy conocida no por ser popular y conocida sino por buena gente, por su entrega, por su predisposición, porque se veía que amaba el lugar al cual serviría hasta más allá de la muerte.

Y María vio como el anhelado día llegaba y estaba a tan solo unas horas realizar un compromiso a modo de beso. Su familia ya había llegado así como las familias de tantos compañeros suyos que también harían lo mismo tan solo unas horas después.

El acto fue cuidado al detalle, discurrió como estaba previsto, fue solemne como nos tienen acostumbrados y las lágrimas de emoción saltaron sin pedir permiso cuando María besó la bandera de España con su verde uniforme y el tricornio en la mano. ¡Ya era Guardia Civil! ¡Ya se había cumplido su ilusión que no ha sido flor de un día sino la de años y años preparándose!

Por nota y sus méritos ganados a pulso con sangre, sudor y alguna que otra lágrima su destino no fue a la otra punta de España sino que le tocó una Cuartel en la misma provincia donde vivían sus padres. Podría haber hecho el viaje de ida y vuelta a su casa todos los días pero prefirió vivir en la Casa Cuartel porque allí, tras esas paredes, se impregna de la vida, del día a día, de lo que es esta Benemérita Institución.

Por su formación académica le propusieron entrar en la Brigada Judicial que llevaba el Sargento Pérez, algo cascarrabias al principio pero en verdad un maestros de maestros, un auténtico referente en la Guardia Civil.

Y allí lleva dos años y medio junto al Sargento Pérez y dos agentes más. Ahora está llevando un caso algo escabroso, de los que le gusta a un buen policía, de los que te preparan para esa vida que está en el exterior donde abunda lo bueno pero que también hay mucho malo y también malos de los de verdad.

Sí, María lleva ya dos año y medio y se puede decir que ya su vida es la Guardia Civil.

Jesús Rodríguez Arias

Foto de la web: guardiacivil.es

sábado, 21 de abril de 2018

MANOLO: AYER PROGRE, HOY SORAYO Y TAMBIÉN ROPASUELTA...




Manolo siempre fue un niño simpático, extrovertido, locuaz y algo gamberrete. Cada vez que había una trifulca en la pandilla era el primero que daba y el que casi nunca recibía. Se las sabía todas el jodío, decía su madre a la vecina del primero izquierda.

El padre de Manolo, Manolete porque era un gran seguidor de la eterna figura del toreo, nunca se había distinguido por tener ideas políticas pues se dedicaba a trabajar para sacar a su familia hacia adelante, su tertulia taurina, y su bono en las Ventas donde su opinión era especialmente respetada.

Siempre lo podías ver con su paquete de “Fetén” leyendo el Marca en el Bar Eustaquio mientras decía que mucho Real Madrid pero nadie hace referencia a aquella faena antológica de Antonio Bienvenida que con una sola verónica puso la plaza boca arriba.

Eusebia era la madre de Manolo y era esa clase de mujer escamondá, con su delantal blanco impoluto que siempre la veías barrer o trajinar en la cocina donde siempre salía un olor delicioso.

Manolo estudió en el colegio público y lo hizo a trancas y barrancas, después pasó al bachillerato que no terminó pues empezó a trabajar en el Taller de Eufrasio como aprendiz hasta que con los años y los conocimientos pasó a ser mecánico.

Manolo, el mecánico, así le llamaban en todo el barrio de Lavapiés donde era conocido por su locuacidad, su simpatía y su profesionalidad. Al poco el bueno de Eufrasio se jubiló para irse a Benidorm, que era su eterno sueño, con su Puri. Y nuestro Manolo compró el negocio aunque no le cambió de nombre porque el Taller de Eufrasio era fiable calidad.

Manolo muy de toros no era pero le gustaba, menos que a su padre Manolote, él era más de fútbol, más del Atlético de Madrid. Como empresario y trabajador nunca se afilió a ningún sindicato a los que consideraban una partida de flojos que excusan la excusa para no dar ni golpe.

Recuerda que un día Carlete, delegado del “sendicato”, le vino a ver para pedir un considerable aumento para él y nada para la plantilla. Lo echó de una patada mientras subía los honorarios de sus trabajadores y Carlete era “liberado” de venir más al taller.

Pero un día que estaba hablando con Sixto, su amigo de siempre y el que se llevaba todos los cates, fue convencido para entrar en política, en el partido de izquierdas reunidas jamás serán vencidas y lo propusieron para encabezar lista en las municipales de la Capital obteniendo los suficientes votos para conseguir dos ediles claves suficientes para hacer un gran pacto de izquierda que tenían como fin el defender los intereses del proletariado, es decir, de ellos mismos.

Manolo, muy a disgusto de sus padres Manolete y Eufrasia, accedió a una Tenencia de Alcaldía y lo primero que hizo, con el consenso pertinente, fue una campaña contra el tabaco negro, el rubio era más “in”, y contra la tauromaquia bajando mucho la subvención municipal para dársela a los defensores de los marsupiales amazónicos cuya organización llevaba Miguel, Maikel le llamaban todos, que era compañero del partido.

Manolete, en calidad de presidente de la Tertulia Taurina “Vuelta al ruedo”, le pidió una audiencia a su propio hijo pero en calidad de Teniente de Alcalde para que les explicara las razones de esa sin razón. No fue recibido con la excusa de que podían creer que por ser su padre podrían pensar que tenían trato de favor.

Manolete rompió relación con el menesteroso de su hijo que cada día vestía mejor y gustaba gastar mucho dinero, público por supuesto, en locales de mucho nivel donde podía desahogarse después de tanto estrés.

El Taller Mecánico fue cerrado y con él se puso en la calle a los 7 empleados sin percibir indemnización alguna, nunca los había asegurado, con las correspondientes protestas en la puerta de su delegación municipal.

Manolo le decía a Sixto mientras se calaba un buen habano: “A los que trabajamos por el proletariado no nos comprenden”…

Manolo con el paso del tiempo pasó de este partido de izquierdas entre izquierdas a la moderada socialdemocracia. Nunca dejó ya de vivir de lo público que él hacía privado en menos de un santiamén. De concejal pasó a parlamentario y después senador hasta que por las cuitas políticas tuvo que dejar partido, cartera, escaño que no sueldo pues antes ya se las había arreglado para entrar como consejero vitalicio en una importante compañía telefónica.

Manolo no pudo despedirse de su padre Manolete pues cuando murió estaba en el Caribe haciendo de las suyas, es decir, trabajando para que los clientes no pagaran más después del anuncio de subida en los recibos de más del 200%. Margol se llamaba quién le hacía los favores para que el estrés no le tuviera tan encendido.

“Amol, si  tu papacito ha muelto deberías ir”, le dijo Margol mientras le tocaba el orondo ombliguito a modo de consolar sus penar.

No, cariño, mi padre no era hombre progresista sino un racista que le gustaba los toros. Qué los astros le sean beneficiosos…

Eufrasia, su madre, después del desplante se fue a vivir a su pueblo y no quiso ver más a ese engendro que decía el libro de familia, y la cicatriz que tenía en el abdomen, era su hijo.

Un día se encontró con Sixto, su antiguo camarada en tantas cosas, en un resort de gran lujo y dándose un abrazo se dijeron a la vez: ¡Menos mal que los proletarios también podemos gozar de estas cosas!

“Oye Manolo, me gustaría que te incorporaras a un nuevo proyecto político en el cual estoy imbuido.” “Nosotros que somos de la izquierda de verdad, de la de toda la vida, tenemos que revisar nuestros planteamientos”. “Si quieres te concierto una cita con Soraya y en menos de un mes están en el staff del partido”.

“Sixto, esto es una constelación de astros que se unen para mí”. “Estoy a tu entera disposición y a la del Partido Popular por supuesto...”

A los seis meses ya se consideraba un “sorayo” de toda la vida  y estaba como asesor de máxima confianza de la presidencia del gobierno. Tenía un sueldo más holgado que la de consejero telefónico y su protagonismo en alza para presentarse como firme candidato en la autonómicas.

Soraya junto con Sixto se reunieron con nuestro Manolo y le dijeron que con este currículo no se podía ir a ningún lado. Llama a … y verás como dentro de una semana eres lo que en verdad eres.

Manuel De López y Pérez, natural de Madrid. Estudió en Colegio San Patricio obteniendo las más altas calificaciones académicas después lo haría en la Complutense donde se Licenció en Económicas doctorándose cum laude  con la tesis: “La Economía en el Sistema Penibético y su repercusión en el dólar”.

Máster en Algebra aplicada en los Países del Norte, Máster en aplicación de la Economía en las políticas medioambientales europeas y Máster en aplicación de las subvenciones y su gestión desde la Política financiera en Canadá.

Tiene pareja, Margol de Abunllá y dos hijos que viven con la madre en una sencilla residencia de 5000 metros cuadrados en Aravaca.

Con este perfil se presentó a las elecciones como número dos de la lista y experto en asuntos económicos consiguiendo la lista una mayoría significativa de votos. Nombrado Vicepresidente y consejero en Economía tenía un gran despacho y contrató a 50 asesores de nada expertos todos ellos en economía.

Un día se encontró en la sede del partido a Damián, otro de los amigos de la pandilla, que era afiliado y trabajaba en su empresa de aerosoles todo el santo día.

“¡Qué alegría verte Manolo!”

“¿Perdón, quién eres?” ¿Damián? ¡Qué alegría cojones!

Empezaron a charlar de sus vidas y como Damián llevaba más de 30 años militando y nunca había ostentado cargo ni nada de nada. “Es que yo, Manolo, no tengo más que Empresariales” le dijo.

“Si yo te contara querido compañero de fatigas populares...”, le dijo el bueno del jerarca “sorayo”.

“ Manolo, ¿te puedo hacer una preguntita de algo que no me cuadra?”

“¿Sobre mi “normal” evolución de la izquierda moderada a la socialdemocracia conservadora que es nuestro partido?”.

“No, yo me preguntaba cuanto tiempo te ha costado tener ese impresionante currículo pues que yo me acuerde no acabaste ni el bachillerato...”

“Damián, Damián, que listo eres...” “Esto es cosa de Sixto que después de hablar con Soraya me dijo que sobre ese tema me podría asesorar Cristina y mira… Vicepresidente económico de nuestra comunidad...”

Damián cuando su “amigo” se marchó hablando por el móvil de última generación sufragado por los impuestos de todos se entristeció y mucho porque este no era el partido que se afiliara cuando era demasiado joven y se dijo a sí mismo: “¡Es verdad, ropasueltas en todos los sitios, hasta aquí!

Al poco tiempo una noticia saltó a la prensa y nuestro Manolo se desdijo de sus másteres, fue cesado como vicepresidente y ahora lee todos los día la prensa en su escaño mientras piensa que Margol y los niños está de viaje y tiene toda la semana para sus “correrías”…

¡Cuántos ropasueltas, Mariano,  cuántos ropasueltas!

Jesús Rodríguez Arias


jueves, 19 de abril de 2018

A LOS VIGILANTES DE SEGURIDAD




Hace un tiempo escribí sobre vosotros y este artículo gustó mucho, fue muy leído y muchos se sintieron queridos. Es lógico cuando alguien todos los días que tiene el año presta un servicio y no solo no se le reconoce sino que es motivo de críticas pues sorprende gratamente que alguien, desde su ventana, les diga. ¡Gracias por tanto cuánto hacéis!

Reconozco que no siendo del sector lo conozco muy bien pues un amigo de la infancia, un hermano del alma que nos queremos como familia es Vigilante de Seguridad y por eso estoy al tanto de vuestras dificultades, vuestras cuitas, el trato que se os dispensa desde el ciudadano mal educado que no quiere que nadie le diga nada hasta muchas empresas que no saben estar a la altura de sus entregados empleados. No es la primera vez que tanto los uniformes como los útiles de defensa dejan mucho que desear, no es la primera vez que se retrasan en el pago pues tienen que afrontar "otros"  gastos dejando a familias enteras en precario, no es la primera vez que algún dueño de alguna que otra empresa de "malamuerte" en una actitud despótica y chulesca pisotea al trabajador hasta echarlo.

Y como sé lo que sentís, como sé que muchas veces os tragáis hasta las lágrimas para seguir adelante, como sé que estando siempre a la altura sois criticados, recibís mofas, insultos, desprecios, pues yo, Jesús Rodríguez Arias, vuelvo a abrir mi ventana para deciros que estoy orgulloso de todos vosotros, que Gracias por lo que hacéis a diario, por ser educados ante tanta mala educación, por ser corteses ante un mundo de extrema descortesía, por mantener el orden en un mundo demasiado desordenado, por ser unos grandisimos profesionales ante un mundo que impera la poca profesionalidad, por ser tan buenos trabajadores cuando a lo mejor, no hay que generalizar, vuestra empresa y sus dirigentes no valen para estar escondidos.

No hay que generalizar, también hay grandes empresas de seguridad que dan una cobertura a sus empleados, que los tratan como deben, pues saben que si ellos están contentos su servicio redunda en beneficio de todos y cada unos de nosotros.

Hoy mi artículo de los viernes en los que abro la ventana no es un relato, es una declaración de principios, la próxima semana será uno de esos relatos que tanto me gusta escribir, pero hoy por ser precisamente hoy quería hacer constar mi gratitud y mi reconocimiento por todos los que ejercen labores de seguridad privada, a todos los que ejercen la siempre difícil misión de la Vigilancia de Seguridad.

Con mi admiración,

Jesús Rodríguez Arias 

sábado, 14 de abril de 2018

ARDILLONA SE CONFIESA...





¡Estoy estrosá! ¡Burrete es mucho burrete!! Ya a mí el lirón ni plín ni plón…

Debo comunicaros a todos que ya me he separado del pelanas de Ardillón porque para tener una pedazo de ardilla como soy hay que tener todo muy bien puesto y él solo tiene los cuernos…

Sí, me confieso que soy muy promiscua, me acuso de escoger a melindrosos como Ardillón o apagafuegos como Lirón y ahorita Burrete. Debo decir que antes que ellos estuve muy unida a Don Liebre pero corría mucho y yo me ahogaba.

Soy algo alocada pero buena moza, ya vieja, pero la que nace moza muere moza que no mocita.

Una vez lo fui, me acuerdo de esos años de candidez, todo lo veía color bellota, hasta que llegó un rufián que me engatusó como una nutria en celo. Él bajito de cuerpo pero con buenas jechuras, fuerte como los monos del Tarzán ese, con unos risueños ricitos que hicieron latir mis paletas y sentir cosas inimagibles. Era Policía Montada del Canadá, con su gorro de fieltro, sus pantalones bombachos, su casaca roja a medio cuerpo y una pistola que en verdad era un pistolón.

Se fijó en mí, para no fijarse con la donusura que tenía, quiso intimar conmigo pero yo no me dejé hasta que pasó un mes. Me enamoró mientras me comía la bellota que él me daba cada vez y me cantaba piropos pintureros….

Una noche desperté y él se había ido, me había abandonado por un nuevo amore. Lo ví partir en un viejo vapor mientras con su gorro de fieltro se despedía de forma tan romántica que nunca olvidaré, que me hizo una ardilla nueva, la ardilla que soy…

¡Adiós, Ardillona que eres una -utona!

Soy una “utona” que me imagino que significará que soy la que valgo más del todo Canadá…


Nunca más volvió y yo raspé mis paletas pues había dibujado su cara en ellas. Sola, ultrajada y algo despechada me fui del Canadá y nunca más he vuelto. Ejercí un tiempo con Madama Nutria teniendo como protector al chulo castor y un día que fue a ese lupanar de vicio el bueno de Ardillón, que tenía una fortuna aunque era un poco huevón, le tiré los tejos y cayó rendido en mis pocos pelos. Nos casamos ante Don Cenutrio, que ofició de maestro de ceremonias. Me puso mucho de su patrimonio a su nombre pero ahora que me he separado he comprobado que lo mejor se lo guardó para él y que esa boda fue una pantomima. Estoy por llevarlo al juzgado pero para eso tengo que contratar al letrado jirafa que estira el cuello y luego se larga…

Reconozco que Ardillón que no tiene fuego en el cuerpo me hizo de una vez 55 hijos. En el tálamo, que es la rama donde se ve amanecer por la mañana, me dijo: Ardillona una y no más porque el gatillo se ha cerrado.

Con estas ya no hubo más roces y cada vez menos cariño por lo que mis amoríos con todos mis ligues no me los tuvo nunca en cuenta. Pero llegó ese día en el que el pusilánime del ex-pretendiente de mi Ardi, que era como era yo allá en el Canadá, puso mi vida patas abiertas pues tenía mujer y su suegro querido era, era, ¡¡El Policía Montada del Canadá de risitos risueños, pantalón bombacho, casaca roja de medio cuerpo y de fieltro sombrero!! ¡¡Me muero toa!! ¡¡Hasta los pelos del mimi se han caído!!

No sé si en indignación, despecho, celos o cariño porque aun me hallo enamorada.

Le escribí una misiva para que me dijera “ay loviu” y me comí un tejón. Le prohibí a mi hija Ardi volviera ver más a tan tonto yerno y me obedeció pues ella de buena es tonta y ahora marea con sus preguntas absurdas al Maestro Lechuza que de ella está hasta las lentillas.

Mi hijo Ardillete, que canta jirjol, me ha dicho si quiero lo denuncie a la interpol. Yo le he dicho que no vale la pena, que como voy a demostrar que la mocedad se me fuera con el Policía Montada del Canadá.

Veo al tontín llorar en busca de su Ardi, mirar las ocas y hablarle a los árboles. ¡Qué poco parecido con su suegro querido!

Ardillesco, que tiene un corazón noble y caballeresco, quiere entablar amistad y relación seria con Encarna que ya le ha dado calabazas pero él no se rinde y ha comprado un billete en “Pluming” para que lo lleve volando a donde ella vive. ¡Cuando me vea, insigne madre, seguro cae desmayada! ¡Y tanto, Ardillesco, y tanto..!

Ardicandidez está muy ilusionada porque Gema la ha llamado para charlar y no irse por las ramas. Le piensa regalar esa pezuña de zorro que por ser tan bueno se lo comieron las ovejas…

Gema es mi amiga, Gema es mi amiga dice entusiasmada esta joven ardilla…

Ardilocuaz quiere cartearse con Manel porque quiere buscar a su hermano gemelo, al que separaron al nacer, y que vive en Soria a mesa y mantel.

Y mi hijo Ardipío, que es muy boato, quiere entablar relaciones metafísicas y espirituales de lo tántrico con Hetepheres que según me ha dicho es la niña del suegro querido y tan solo por eso no la puedo ni ver.

Ardillón, que es un poco melifluo, quiere ennoviarse con la mujer del tontajo y dice que quiere comprar un anillo al orfebre Lombriz que hace todo muy cuidadosamente. Ella es la que es y suegro querido también va a ser mío.

¡No le rindo las ganancias a la chiquilla porque ya es “impenitente” y le gusta decir que sabe más que el maestro Liendres!

Estoy por presentarme en casa de mi amado policía montada del Canadá y pedirle pensión por viudedad, porque con él murió mi mocedad, pero temo que el doctor ADN para hacerme las pruebas me penetre y rompa de nuevo mis flagelados sentimientos.

¡Borriquete, que ya voy! ¡Qué furor tienes! ¡Me tienes “estrosá!

Jesús Rodríguez Arias

viernes, 13 de abril de 2018

HOY, RAMÓN...



Hoy, Ramón está sentado en su mesa pues después de más de 35 años de servicio ni las fuerzas son las mismas, ni los mismos reflejos…


Ingresó siendo un chaval y supuso una enorme sorpresa para sus padres que habían sido de siempre labradores. Él fuerte, corpulento, moreno de pelo y piel aunque esto segundo se lo debe mucho al sol que ha ido bronceando su cara durante años y años.


Ramón vio que le gustaba esta profesión cuando estuvo hablando un día con Eustaquio el cual le contó que no era una vida de comodidades sino de sacrificios, alegrías muchas, decepciones, tristezas también…


Ramón sintió que una fila le pinchaba el alma cada vez que este viejo amigo, por edad si que lo era, le contaba sus “batallitas”, recordaba como prefirió quedarse “estancado” y no seguir ascendiendo cuando conoció a María Luisa de la que se enamoró perdidamente y con la que tuvo 5 chiquillos que ya son hombres y mujeres siendo precisamente el mayor y el benjamín de la familia los que han decidido seguir con esta tradición familiar. Su mayor, Paco se llamaba, ya lo había superado en graduación y cada vez que lo veía se ponía firme y le saludaba marcialmente. Su hijo correspondía al saludo y enseguida le daba un emocionado abrazo. Ojos impregnados en lágrimas de un hijo reverenciando a su padre.


Y Ramón sigue recordando cuando se los dejo a sus padres que al principio no le entendieron pero luego lo apoyaron sin fisuras.


Ingresó siendo demasiado joven y pronto se hizo viejo porque vio con sus ojos desde la bondad hasta la maldad más penetrante de muchos, de lo da de si en realidad el ser humano cuando baja a los bajos instintos.


Su primer destino por supuesto fue un pueblo donde aprendió el oficio y se pateó caminos, senderos, en medio del sol que quema, del frío que aletarga, de la lluvia que moja hasta los sentimientos… En estos años se rió mucho y lloró también, hubo de cumplir órdenes con personas le tenía afecto pero que habían descuidado su conducta o por necesidad habían hecho suyo lo que era de otro. En estos años también cogió una pulmonía que casi lo lleva al cementerio pero que gracias a Don Melquiades, el médico, lo curó sin quedarle secuela y ahora eso forma parte también de los recuerdos.


Su siguiente destino Tráfico donde estuvo muchos años en diversas partes de España, también escoltando y manteniendo seguridad de edificios, fue escolta de autoridades y llevó a cabo servicios contra el terrorismo que hizo que muchos asesinos duerman al día de hoy en las cárceles, viera a muchos compañeros morir destrozados, sintiera al día de hoy el calorcillo del cuerpo de esa pequeña que había muerto en esa explosión…


Sí, muchos asesinos murieron víctimas de sus tropelías, otros ven la vida tras los barrotes y ahí seguirían si no fuesen por los políticos que todo lo ensucian, todo lo negocian si es por su interés particular. Un día fue a uno de esos pueblos y se encontró con uno de esos asesinos que aterrorizaban a España entera caminar tranquilamente. Lo hacía en la cárcel pero estaba frente a él. Se reconocieron aunque los años no pasan en balde. Ramón lo miró a los ojos profundamente con desgarrado dolor y el asesino cuando pasó por su lado le escupió mientras le decía “txakurra de mierda”.


Sintió rabia y dolor, mucho dolor, pero se quedó mirándolo para que nunca se olvidara que en España hasta un sanguinario asesino puede salir de la cárcel simplemente porque al gobierno que corresponda le interese y punto…


Se casó con Ramona y tuvo tres hijos, todos varones, todos buenos chicos. Javier, el mediano, es el único que ha decidido seguir los pasos del padre. Los demás han decidido dedicarse a lo que han elegido ser en sus vidas: Farmaceutico o boticario como le gusta le llamen y enfermero teniendo este último una pequeña consulta abajo de su casa donde pone inyecciones, toma la tensión….


Hoy, cuando le queda ya poco para pasar a la reserva, está sentado en su desgastada mesa donde lleva la Brigada Judicial. Tiene a muchos buenos subordinados, todos compañeros, a su cargo y en él ven a ese tipo de institución de los Guardias Civiles de to da la vida.


Ramón no quiere pensar en la hora del retiro pero ya su mujer le prepara su azada, sus útiles porque siempre ha sido el hijo de Juan y Pepa que de siempre se han dedicado a labrar la tierra…


Jesús Rodríguez Arias

sábado, 7 de abril de 2018

CRIATURE...




Unos son concebidos en hogares, otros en tribus, otros en comuna, otros en España, en Europa, en África, Venezuela, Cuba o las Islas Feroe…

Unos son concebidos dentro de familias que están sometidas al heteropatriarcado puro y duro, otros en otras y yo en la mía…

Sí, soy Criature, sin género conocido, mi mami, aunque a ella todas la llaman La Chori, se dirige a mí cuando está reunida con la tribu de mamis que le aconsejan cuantos porros tiene que tomar al día para que yo salga según especie. Mi papi, que todos llaman Benito “El Genitales”, me canta una nana muy triste de una hiena buena que sonríe cuando despedaza a una familia que se han perdido por la selva.

Al parecer La Choni y El Genitales son mis progenitores y aunque soy género neutro todavía no me llaman con ningún nombre. Mi abuela Ernestina me dice al oído mientras mi mami está fumada que ojalá fueras niña y te llamaras Crescencia como la abuela Salustiana y llora quedamente mientras se toma un poco de licor de finas hiervas con 98 grados con el que dicen se coge el sueño muy rapidamente.

Mi otra abuela nos visita más bien poco porque vive en una comuna jipi y todos los días está “farfullando” con algunos o algunas. Es muy liberal pese a ya pasar de los 70 largos.

Un día mami, mi progenitora La Chori, me dijo que podría ser lo que quisiera… Si naces hombre puedes ser mujer o viceversa, si mañana quieres ser mono pues a ello, que si quieres ser lagarto estoy dispuesta, que si quieren ser búcaro mejor que mejor pero lo único que no puedes ser criature es maría, sí la yerba, porque esa, esa me la fumaría.

En la tribu tiene que pasarse muy bien porque todes se desnudan, ululan, fuman, beben y yacen y aunque algunes como yo esté de todo eso hasta el napio, que para eso dicen soy vegano, no me puedo quejar ya que por ahora no tengo voz, voto, ni nada de nada. Eso sí, la maría tiene que ser buena porque cojo unos “morazos”...

Mi progenitor “El Genitales” dicen que todo el día se están rascando los mismos, que no trabaja pues es comunero, que ha ocupado las tierras de unos labriegos, capitalistas del montón, que las heredaron de sus padres y la trabajaban para dar de comer a sus familias. Eso tiene ser un señorito que se le debe expropiar sus tierras y echarlos para mandarlos a la mierda. Ellos, “El Genitales” y su panda son víctimas de este heteropatriarcado que ha destrozado mentes haciéndonos ser lo que no queremos. La próxima víctima quiere que sea Don Alberto, el cura, cuya casa parroquial quieren ocupar para meter allí a dos moros que lo están pasando muy mal después de haber estado en la cárcel por pegar a una niña cristiana. Si para eso hay que poner en la calle a esa familia de acogida que fueron despedidos por el gobierno del pueblo ropasuelta pues que se jodan, para que son católicos, para que son como son.

Genitales, le dice su amigo “El Huevo”, dicen que el otro lo perdió en una alambrada cuando ocupaba una finca al Estado, bien sabes lo que pienso: ¡Qué asco me dan los católicos! ¡Qué asco me da España! ¡Qué asco me da el heteropatriarcado! ¡Qué asco me da los que no respetan el libre sangrado! ¡Qué asco me dan los que se lavan todos los días! ¡Qué buena está la maría!

Es verdá, Huevo, para vivir esta vida llena de frustraciones hay que estar fumao…

Oye, “La Chori” está ya muy avanzá para cuando viene la criature? ¡No lo sabemos! Yo le he dicho que quiero lo tenga en la charca de las lombrices en memoria del camarada Manuel que murió electrocutado mientras veía en la televisión la gloriosa acampada en la puerta del sol.

El otro día supe que nuestros amados líderes también iban a tener otra criature, que seguramente será género neutro” y que le cantan esa bella nana del lindo zorro al que maltratan las ovejas… ¡Siento emoción intríseca!

Dicen que entre todos le van a enviar una camiseta pequeñita  colorá con el careto de Andrés Bódalo, el nuevo Miguel Hernández, y según dicen en la tribu destacado pacifista. Se han emocionado mucho cuando el camarada Diego la remitido a cobro revertido de 1000 euros para el proceso que proceda.

Mami o progenitora “La Chori” me dice con voz pastosa de los porros que lleva que seguro que Pablo le regala una mochila de esas para llevar las gasas cagá cuando yo nazca o cuando a ella le salga del mismo mismamente…

Mis dos abuelitos no han venido todavía a verme. El primero porque está en cárcel por haber pegado a un policía y haber empujado a la cajera del supermercado del pueblo de al lado cuando fueron a decomisar alimentos para ellos, estas cosas nada destacables se condenan en un estado dictatorial como el nuestro, y el segundo hay duda si es uno, otro o vayaustedasaber…

Mami le ha dicho a abueli que ya ha roto aguas aunque huela a ginebra. Que la ayuden a llevarla a la charca de las lombrices donde quiere parir a la criature. Que llame a Iluminada que con su habitual karma le va a dar mucha energía para ese momento, que llame a Constelación para que le proporcione esos buenos porros que hagan más fácil el tránsito y que no llamen a su chulo, “El Genitales”, porque es su hora de rascarse los mismos tántricamente hablando…

Ululando todos, todas y todes alrededor de La Chori mientras Iluminada grita: ¡Karma, coño! Y todos callan y por fin empieza a nacer cuando llega pesarosamente “El Genitales”.

“El Huevo” se vuelve a su querido camarada de fatigas, porros y redadas y le dice: ¡Es niño y sale a su padre, mirándole lo generosamente que estaba dotado, pero también puede ser niña, gato de escayola o lo que quiera que para eso es neutro.

¿Cómo le vamos a poner ahora que la luna está llena y exhala energía?

Pitolín se va a llamar Pitilín, por el caramelo que chupaba siempre su padre, dice la madre o progenitora para disgusto de las abus y del padre o progenitor que lo veía un diminutivo siendo tan desmesurado.

Luna amada, que energía exhalas, danos karma, danos ganas, para fumar maría, cuida a este chiquitín, que no es él ni ella, que es lo que quiera, que es ropasuelta y por tu luz llena de positividad se llamará desde ahora “Pitolín” y auguro no sin certeza que de Iglesias será un buen delfín.

Y Criature creció en cuerpo que no en sabiduría...

¡Cosas de los ropasueltas!

Jesús Rodríguez Arias 

viernes, 6 de abril de 2018

MARTA...




Hoy se había puesto frente a esa cuartilla en blanco, se había dicho a sí misma que de este momento no pasaba, que tenía que expresar lo que sentía en el alma a modo de rasgar el papel con la pluma que él le regalara hace más de 35 años.

Tenía tanto que decir que pensaba que a lo mejor no tendría papel suficiente, tenía tanto que argumentar, tanto que reprocharse, tanto que llorar que ya sin pensarlo las lágrimas recorrían la cara impregnando la misma del inmenso dolor que sentía.

Recuerda que ese día, hace ya más de veinte años, le dijo a su padre que se iba a vivir con su novio mirándolo con esa clase de altivez que solo tienen los jóvenes cuando se creen en posesión de esa verdad tan absoluta que ahora se da cuenta ni era verdad y menos absoluta.

Recuerda que no dijo ni si ni no sino que la miró con ojos llenos de lágrimas pues no aprobaba nuestra relación, no podía hacerlo, pero se mantuvo firme, como él lo era, como siempre lo ha recordado, y en medio del silencio ella abandonó ese nido, esa casa donde todos habían crecido juntos, abandonaba también a su madre que lloraba con cierta desesperación, con tristeza profunda.

Marta, que así se llamaba, se marchaba a vivir una nueva vida con Iñigo, un joven que conociera hace cinco años que la llegó a encandilar entonces y engatusar después.

Marta se fue a un caserío en un pueblo vasco profundo de latentes ideas abertzales donde su pareja era concejal y hombre muy comprometido con apoyar desde las instituciones, desde labores comunicativas, desde un ingente ejercicio propagandístico, de la “causa vasca” donde los asesinos y terroristas eran considerados gudaris que pagaban con sus vidas el honor de luchar por su tierra, donde las víctimas matadas con tiros en la nuca o destrozados por coches bombas eran los atroces “enemigos”.

Marta nunca pudo demostrar que Iñigo perteneciera a ETA, que estuviera en su círculo, pero si que defendía sus premisas. Ella, hay que decirlo todo no pudo participar nunca de ninguna marcha, de nada de nada, porque no le salía y aunque no sabía apreciarlo la verdad es que todo ese “mundo” le repugnaba desde lo más recóndito de su alma. Ella había sido educada en la “parte contraria” y todos recelaban de la nueva novia, de la nueva aventura, de Iñigo que de siempre fue muy promiscuo en amoríos.

Marta quedó embarazada de Iñigo antes de pasar para casarse por el ayuntamiento donde Josu, el alcalde y entregado de la independencia vasca, le dijera que aunque Marta no fuera de los suyos, el gudari que llevaba dentro seguro que será un buen soldado.

Ella tembló nada más escucharlo y pensó que estaba haciendo allí, que ese no era el mejor lugar para educar a su niño, que ese odio resentido no hace libre a un pueblo sino que lo condena a la esclavitud para siempre.

El niño se llamó Iñaki y la niña que vino poco después Arantxa que era el orgullo patrio del padre porque veía en sus pequeños su gran triunfo contra España. Marta no entendía esto, ni lo compartía, ni quería entenderlo…

Iñigo había cambiado en estos doce años y ahora era más intolerante, más reacio a compartir cosas con ella, quería llevarse a los niños pero que ella no viniera pues no era bienvenida, pues nunca podría ocultar que es lo que es, que tanto ella como su padre y familia son unos asquerosos maquetos.

No pudo más y decidió dejarlo, pedirle el divorcio, nunca tendría que haberse casado con esta hiena sin el más mínimo escrúpulo. Es verdad que nunca apretó un gatillo pero si con sus palabras mataba y hería a quienes se pusieran por delante.

Lo único bueno de esta relación sus hijos que pese a los intentos del padre y amigos de meterlos en las ikastolas consiguió que se educaran en el colegio de monjas que había a las afueras donde crecieron alejados de tanta impiedad, de tanta locura, de tanto miedo…

Fue tan virulenta la reacción de Iñigo cuando su amigo Josu le dijo que su mujer quería divorciarse y llevarse a los niños que tuvo que pedir ayuda a la Guardia Civil donde los acogieron enseguida. El proceso fue más largo del deseado y al final, una vez libre de vínculo legal, se cambiaron de domicilio, fuera de la región, donde empezarían de nuevo. Sus hijos le confesaron que sentían miedo de su padre y de los amigos de su padre pues tenían esa clase de mirada perdida en eterno rencor.

Han pasado tres años desde que todo eso sucediera y ahora tiene nueva vida. Trabajo en lo suyo, en lo que había estudiado, y sus hijos crecen felices sin tener noticias del padre ni de la gente que rodeaba al padre.

Ella sabe que tanto Iñigo y Josu fueron detenidos por colaboración con ETA y hoy cumplen prisión en Canarias. Ella sabía que su ex-marido no podía terminar bien con tanto odio que le hervía en el pecho aunque supiera a ciencia cierta que nunca había apretado un gatillo.

Hoy quiere escribirle a su padre, hoy quiere contarle lo que pasó, hoy quiere decirle que tenía razón, que ese chico no era buen trigo. Hoy quiere rasgar el papel como las lágrimas rasgan su corazón. Hoy quiere pedirle perdón y con él a su bendita madre, sus hermanos, familia y tantos a los que decepcionó cuando se fue con el tal Iñigo en un acto de insensata rebeldía.

Hoy necesita escribir a su padre para decirles que tiene dos nietos buenos de verdad, salen a él y a madre seguro, que decirles que lo quiere con locura y que nunca de sentirse orgullosa de ser la hija de quién es porque su padre, ese hombre firme, recto, correcto, amable y ahora anciano, ha sido y es por siempre Guardia Civil.

Jesús Rodríguez Arias

domingo, 1 de abril de 2018

EL MAESTRO LECHUZA HABLA...


La miro con mis sempiternos ojos de espanto mientras le digo a esta criaturita de tan poca energía y tantos flatos que me mira con pesaroso candor: ¡Karma, karma, Ardi que lo tántrico cuesta de principio!

Ella viene de un hogar desestructurado con poco cariño y mucho astado donde su padre Don Ardillón tiene cuernos a porrón de la ardilla de su mujer que se va con uno o con tres, su madre ahora quiere dejar al lirón y está detrás de burrete aunque ella dicen está enamorá de un gracioso policía montada del Canadá que llevaba pantalones bombachos, casaca de medio cuerpo, ricitos en lo alto y de fieltro un sombrero que le cogió una vez la mano pero no el cuerpo entero.

Tiene 54 hermanos más que son de padre y muy señor mío y uno que canta jirjol, otro que quiere entablar relación amistosa-afectiva con Encarna que de Hetepheres es amiga, otra quiere ser amiga desde la "niñez" de Gema que es hermana de la mujer del pretendiente de esta pava con la cual se le cae la baba.

Me ha dicho que Ardilocuaz quiere también conversar con Antonio, y Ardisoriano de Manel es casi hermano en tierras sorianas, que tiene una hermana muy modosa pero muy libertaria llama Ardipelusa que quiere que Paco, que es un progre de cuidado, le critique a la USA. 

Estoy un poco afectado y estos me están quitando la energía y me estoy quedando sin luz porque no compro ni una bombilla. Ya no duermo por las noches, sueño que Ardi me espera, Ardi come la bellota, Ardi me tienes harto con tanto flato que tan penetrante olor adormece los sentidos. ¡Karma, karma, maestro Lechuza, haz yoga con cazón en sobreusa!

El otro día recibí una misiva de Don Ardillón para que tuviera cuidado de no poner mi cuerpo alado en el bello cuerpecito de su ser amado que ya ha sufrido mucho con el tontajo del pretendiente para que venga un maestro de lo tántrico que la tiente. Que como se entere de tal bajeza, coge la canoa y le mete la cornamenta a Lechuza tan mona...

También recibí otra, oliendo a perfume de charca, de Doña Ardillona en la cual se me decía que si estaba de buen ver y  que si tengo "buen" Karma no le importaría a ella que la penetrara...

Ardillete jirjol, me dijo una cosa así: Ere maestro o eres lechuza, eres tántrico o eres medusa, eres sádico o un pelusa, me gusta la carne, no la lechuga... No entendí nada.

Y lo peor de todo es que en una botella con un barquito dentro me mandó una misiva el tonto, el lelo, el pretendiente de Ardi que llora en el desconsuelo. Me decía escuetamente en una carta de 50 folios, que dejara ver a su amada, a la niña de sus antojos, la que se comía la bellota mientras se ponía rojo, el que muere por sus pelos, por esos rasgados ojos, por dientes tan pequeños que embelesan a su corazón roto.

¡Qué de gente tóxica! ¡Karma, karma, que nadie te quite la luz y la energía!

Y ahora soy yo, Maestro Lechuza, el que me dirijo a usted, que parece tienen buen criterio, que es lo que tengo que hacer con esta ardillesca familia, que no me paga las rentas y me encasqueta a su hija, con el tonto del pretendiente que se dirige a mi con botellitas, con Don Ardillón reticente y Doña Ardillona caliente y más caliente, con Ardillete con ese jirjol que no lo entiendo ni yo...

Sí, Manu, suegro querido de quién sea, le pido su intercesión pues me voy a convertir en lechuza, en buho, en chopepó, menos en maestro de yoga me cago en tó...

No tengo ni Karma, la energía se me ha ido, la luz la tengo apagada porque no he pagado el recibo, lo tántrico no me tranquiliza, estoy por echar un voletío y que se quede con la ardilla su padre, su madre, su "prometido" o  con usted si quiere, Manu, suegro querido.

¡He dicho! ¡Sin ninguna Karma!

Jesús Rodríguez Arias