domingo, 1 de abril de 2018

EL MAESTRO LECHUZA HABLA...


La miro con mis sempiternos ojos de espanto mientras le digo a esta criaturita de tan poca energía y tantos flatos que me mira con pesaroso candor: ¡Karma, karma, Ardi que lo tántrico cuesta de principio!

Ella viene de un hogar desestructurado con poco cariño y mucho astado donde su padre Don Ardillón tiene cuernos a porrón de la ardilla de su mujer que se va con uno o con tres, su madre ahora quiere dejar al lirón y está detrás de burrete aunque ella dicen está enamorá de un gracioso policía montada del Canadá que llevaba pantalones bombachos, casaca de medio cuerpo, ricitos en lo alto y de fieltro un sombrero que le cogió una vez la mano pero no el cuerpo entero.

Tiene 54 hermanos más que son de padre y muy señor mío y uno que canta jirjol, otro que quiere entablar relación amistosa-afectiva con Encarna que de Hetepheres es amiga, otra quiere ser amiga desde la "niñez" de Gema que es hermana de la mujer del pretendiente de esta pava con la cual se le cae la baba.

Me ha dicho que Ardilocuaz quiere también conversar con Antonio, y Ardisoriano de Manel es casi hermano en tierras sorianas, que tiene una hermana muy modosa pero muy libertaria llama Ardipelusa que quiere que Paco, que es un progre de cuidado, le critique a la USA. 

Estoy un poco afectado y estos me están quitando la energía y me estoy quedando sin luz porque no compro ni una bombilla. Ya no duermo por las noches, sueño que Ardi me espera, Ardi come la bellota, Ardi me tienes harto con tanto flato que tan penetrante olor adormece los sentidos. ¡Karma, karma, maestro Lechuza, haz yoga con cazón en sobreusa!

El otro día recibí una misiva de Don Ardillón para que tuviera cuidado de no poner mi cuerpo alado en el bello cuerpecito de su ser amado que ya ha sufrido mucho con el tontajo del pretendiente para que venga un maestro de lo tántrico que la tiente. Que como se entere de tal bajeza, coge la canoa y le mete la cornamenta a Lechuza tan mona...

También recibí otra, oliendo a perfume de charca, de Doña Ardillona en la cual se me decía que si estaba de buen ver y  que si tengo "buen" Karma no le importaría a ella que la penetrara...

Ardillete jirjol, me dijo una cosa así: Ere maestro o eres lechuza, eres tántrico o eres medusa, eres sádico o un pelusa, me gusta la carne, no la lechuga... No entendí nada.

Y lo peor de todo es que en una botella con un barquito dentro me mandó una misiva el tonto, el lelo, el pretendiente de Ardi que llora en el desconsuelo. Me decía escuetamente en una carta de 50 folios, que dejara ver a su amada, a la niña de sus antojos, la que se comía la bellota mientras se ponía rojo, el que muere por sus pelos, por esos rasgados ojos, por dientes tan pequeños que embelesan a su corazón roto.

¡Qué de gente tóxica! ¡Karma, karma, que nadie te quite la luz y la energía!

Y ahora soy yo, Maestro Lechuza, el que me dirijo a usted, que parece tienen buen criterio, que es lo que tengo que hacer con esta ardillesca familia, que no me paga las rentas y me encasqueta a su hija, con el tonto del pretendiente que se dirige a mi con botellitas, con Don Ardillón reticente y Doña Ardillona caliente y más caliente, con Ardillete con ese jirjol que no lo entiendo ni yo...

Sí, Manu, suegro querido de quién sea, le pido su intercesión pues me voy a convertir en lechuza, en buho, en chopepó, menos en maestro de yoga me cago en tó...

No tengo ni Karma, la energía se me ha ido, la luz la tengo apagada porque no he pagado el recibo, lo tántrico no me tranquiliza, estoy por echar un voletío y que se quede con la ardilla su padre, su madre, su "prometido" o  con usted si quiere, Manu, suegro querido.

¡He dicho! ¡Sin ninguna Karma!

Jesús Rodríguez Arias 


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