martes, 19 de noviembre de 2013

SINCERAMENTE PREFIERO A AZNAR.

Todo artículo, toda opinión, hecha en público y en voz alta puede ser criticada por aquellos que piensan diferente a ti que gracias a Dios son muchos porque toda crítica o divergencia hecha desde el respeto y la pulcritud de no herir la honorabilidad de nadie es motivo de enriquecimiento en ideas y opiniones con las cuales se aprende y mucho. 

Dicen que en aras de mantener las buenas maneras hay temas que no deben tocar como son la política, la religión y el deporte aunque discrepo abiertamente porque, menos el deporte oficializado y derrochadores de tanto dinero ante tanta necesidad, a mí me gusta hablar de política y por supuesto de religión, de mis creencias. 

Cómo este blog creado con la sola intención de ofrecer mi opinión más personal de distintos temas y no mezclarlos con otros, de mi autoría, que llevan muy prefijada una clara línea religiosa y apologética, me da pie a escribir y decir en voz alta lo que pienso y lo que opino a pesar de lo que puedan opinar y pensar los demás. 

Ya va quedando menos para que cumpla los 44, edad de la que disfrutas de una cierta y necesaria madurez, y ya uno va teniendo recuerdos con los cuales puedes hacer una comparativa. Ahora todavía estamos a tiempo de decir, porque lo tenemos reciente, que tiempo ha sido o es mejor. 

Nací en 1969 y de Franco no tengo ningún recuerdo, de mi tierna infancia solamente recuerdo el día de la investidura de S. M. el Rey D. Juan Carlos I que junto a la Reina y sus hijos, muy pequeños por aquel entonces, presenciaban tan histórico e importante momento. 

También me acuerdo, aún con cierta nebulosa, de cuando el golpe de Estado, los Guardia Civiles entrando por el Congreso de los Diputados con Tejero al frente, escena que me parecía sacada de una película, y la dignidad de Suárez y Gutiérrez Mellado al enfrentarse a los “insurrectos”.  Me acuerdo de la imagen del Rey por Televisión Española llamando a la unidad de España y a los militares sublevados para que depusieran esta actitud. A partir de ese día en España se consolidó la democracia. 

Hago memoria y veo a Leopoldo Calvo Sotelo y esposa paseando a la orilla del mar cuando este era Presidente del Gobierno y la victoria absoluta de Felipe González y del PSOE la cual propició el temor de algunos, la esperanza de muchos y al final la decepción de todos. 

En lo difuso del tiempo observo a lo lejos a una frágil oposición con Manuel Fraga a la cabeza que le sucedería Antonio Hernández Mancha, un breve experimento de la derecha española,  hasta llegar al que sería el mejor jefe de la oposición que supo unir a pequeños partidos en uno grande, que luchó por ser alternancia y que, al final, consiguió alzarse con  las victorias en las urnas en 1996. Sí, les estoy hablando de José María Aznar. 

Aznar se encontró con una España destrozada económica y socialmente y supo poner las bases para que nuestra desaforada Nación se fuera recuperando, ganando prestigio internacional y sin los costes sociales que, por desgracia, en la actualidad estamos soportando. 

José María Aznar se supo reunir de unos gabinetes ministeriales de auténtico lujo, con personas de gran valía personal y profesional donde todos estaban a una en luchar en una única dirección: Sacar a España de la crisis económica y de valores, reforzar su papel internacional, plantar cara a los asesinos de Eta con una de las políticas antiterroristas más severas y eficaces conocidas, dar a todos los españoles un clima de bienestar y, por qué no decirlo, de alegría fruto de una buena planificación en lo económico. No olvidemos que el bolsillo quita y pone presidentes, hacen caer gobiernos y es lo que crea marcados estados de ánimos. 

Fallos, también tuvo, y algunos considerables aunque en el cómputo general, a mí personalmente, me prevalecen sus incuestionables éxitos antes que los fracasos. 

Yo, puedo decir, que con José María Aznar como Presidente del Gobierno vivía mucho mejor que ahora que está en el Gobierno el que fuera su delfín, Mariano Rajoy. 

Pienso, es mi modesta opinión, que si no se hubiera producido el atroz atentado del 11-M no hubiera gobernado ese engendro político llamado José Luis Rodríguez Zapatero de tan denostado recuerdo. 

El atentado alteró, como no podía ser de otra forma, la cotidianidad de toda una Nación. 200 muertos en los andenes del tren, miles de heridos y víctimas es para que así sea. Esta acción terrorista que nos trajo el terror está juzgado y sentenciado aunque, para la inmensa mayoría de ciudadanos, no está clara ni mucho menos. Este hecho que heló tantos corazónes y la manipulación de los mismos para conseguir otros fines hizo que, al final, pasara lo que pasó. 

Pero eso es un tema de estudio e investigación para lo eruditos en esta materia y a ellos se lo dejo pues, en mi caso personal, hablo desde mi opinión más personal. 

De Rodríguez Zapatero, de su gobierno de clara tendencia pro-masónica, de todo cuanto hizo y lo que dejo de hacer, de su implicación para que la ruina en España nos haya llegado a todos y con ello hayamos perdido todos los avances sociales y económicos que se habían ido consolidándo a lo largo del tiempo y de la historia. Es decir, y que quede claro, que de José Luis Rodríguez Zapatero no quiero ni oír hablar porque con su conducta, con su gestión ha materializado la mayor traición a España que se conoce hasta el momento. 

Toda comparación es odiosa, aún así la voy a realizar. No hay color entre José María Aznar y Mariano Rajoy, aunque fuera el primero quien lo eligiera para estar donde está, el primero es uno de los estadistas más importantes de España y del mundo, una prodigiosa mente preclara en lo económico que gobernaba con mano dura contra el terrorismo, del cual es una víctima más, y contra la delicuencia, dando a España uno de los periodos económicos y sociales más importantes y avanzados que se recuerdan. Sus diferentes equipos han sido sobresalientes, políticos de raza por convicción, que hicieron grandes sus respectivos Ministerios así como muy apreciable y apreciada su gestión. 

Mariano Rajoy es otra cosa y no porque sea gallego sino porque por su carácter, por su forma de ser, por las personas que lo cirncundan y por la apreciación de su gestión puedo decir, sin temor a engañar y engañarme, que entre uno y otros no hay comparación. Es como buscar parecido entre el jamón ibérico de bellota y el jamón de recebo que no tiene el mismo sabor ni se espera encontrarlo. Así, por lo menos, es como yo lo veo. 

Gracias a Dios parece que el tema económico-financiero va retomando el camino de la estabilidad, ¿Pero a costa de qué? De millones de parados, de un hambre atroz, de la carestía de lo más necesario para vivir, incluído una vivienda digna, así como haber acabado de un plumazo con todos los derechos económicos, sociales que garantizan el bienestar de millones de españoles. Somos nosotros, los ciudadanos de a pie, quienes soportamos todos los esfuerzos y todas las medidas que ha aplicado el Gobierno de Rajoy. 

Salvo el tema educativo que ha sido retomado con una nueva ley que tendrá que pasar un tiempo para ver si es efectiva aunque peor que la del “gobierno” ZP no puede ser. En lo demás, en la fina ingeniería social de los gabinetes pro-masónicos de José Luis Rodríguez Zapatero, todo sigue igual que en este caso concreto es peor porque los que votamos al PP lo hicimos para que cambiara el modelo de gobernar que hasta entonces había. No se puede estar discutiendo todavía si derogar o no la Ley Aído porque por minuto que pasa se acaban con muchos seres humanos. ¡Con la Vida no se juega! 

Con el terrorismo tanto de lo mismo, con los independentistas; igual y así... 

Digno ejemplo de político es Jaime Mayor Oreja que en las pasadas Elecciones al Parlamento Europeo hizo ganar al PP en contra de una izquiera imperante y de su propio partido. Si las cabezas pensantes del otrora partido conservador, ahora no sé donde adscribirlo, deciden quitarlo del medio ya saben, de antemano, que mi voto también desaparecerá y con el mío el de mi familia más cercana. 

En días pasados José María Aznar presentó el segundo volúmen de sus memorias, las cuales ya tengo en mi biblioteca esperando ser leídas, al acto acudieron ingente cantidad de personalidades, muchos de sus compañeros en sus respectivos gobiernos, sindicalistas de los de antes, pero no asistieron ningún miembro del actual gobierno de Mariano Rajoy en lo que constituye un desprecio absoluto hacia la referencia, por autonomasia, del centro-derecha español de de finales del Siglo XX y lo que llevamos del XXI así como el mejor Presidente del Gobierno desde que se instauró la democracia. ¡Hasta para mantener las formas hay que saber! 

Este multitudinario acto no resultó un fracaso o fue deslucido por la inasistencia del gabinete Rajoy sino, y por esta causa concreta, todo lo contrario. 

Sinceramente, visto lo visto, oído lo oído, escuchado lo escuchado y leído lo leído, prefiero mil quinientas veces a José María Aznar,  por lo menos sabíamos a dónde íbamos.

Jesús Rodríguez Arias

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