sábado, 28 de octubre de 2017

DE LUCIO, "LA HORTENSIA" Y EL TALLER DE FELACIÓN




Lucio nunca se lució mucho pues como estudiante era lo que hoy llamamos mediocre y antes era un zoquete, un burro de tomo y lomo. A eso salía a su padre Zenobio, que desde muy joven se dedicó a la política porque ser muy de izquierda era la clandestinidad pura y dura aunque ostentando el cargo que ostentaba nunca pisó la cárcel y menos una comisaría porque Zenobio nunca fue mucho de los de dar la cara pero si llevárselo calentito.

Cuando murió el dictador y la izquierda por fin ganó a ese centro en el que ellos no creían lo eligieron diputado provincial y estuvo de vicepresidente de la misma hasta que se jubiló por incapacidad pues el coche oficial donde viajaba tuvo un choque y quedó para el arrastre de las cervicales. Pensión máxima a los 48 años. Aunque no podía trabajar todavía se le veía en el campo cortando las ramas de los árboles pues de siempre fue muy ecológico.

Zenobio y Modesta tuvieron dos niños: Lucio y Zenón. El primero no llegó a nada en el tema académico y el segundo estudió en la uni y ahora es profesor en la complutense y según dicen las malas y buenas lenguas es muy amigo de Monedero.

Lucio quedó en el pueblo a cargo de las vaquerizas hasta pasar a la política ya que lo llevaba en su sangre roja y republicana. Se afilió al partido Comunismo y No Democracia y con sorpresa mayúscula consiguió la mayoría absoluta gracias a un concejal tránsfuga del “soe” que había abandonado sus filas por el mejor “postor”.

El alcalde socialista que llevaba más de 16 años en el cargo abandonó despacho y también cargo público y se fue a dar clases pues de siempre ha sido maestro.

Lucio se convirtió en el primer alcalde comunista del lugar y empezó a gobernar a base de bandos, bandazos y con su banda de mamarrachos.

Al poco visitó la casa familiar su hermano Zenón que llegó acompañado de un amigo suyo minusválido al que costaba un huevo transitar por las empinadas calles. Echenique se llamaba y mientras comían arroz con bogavante, que bien se sabe es comida de pobres, le decía a Lucio que tenía que hacer que las calles no fueran impedimentos para las personas con capacidad reducida, que debía en ellas habitar toda clase de diversidad, que era un espanto ver a un burro cargado trasladando bultos a las órdenes de su dueño porque el burro tenía derechos y el que debería cargarlo sobre las espaldas es ese explotador de los más desfavorecidos y que seguro es un fiel ejemplo del caduco heteropatriarcado.

Le ofreció que en su pueblo se unieran con los de su partido para ponerse morados cosa que le gustó sobremanera mientras se metía en la boca la cola del bogavante pues bien sabemos que los ropasueltas les gusta mucho el color rojo marisco del bueno.

Se unieron en coalición con la concejal ropasuelta y mandaron al carajo al tránsfuga que se quedó sin cargo, partido, prestigio y sueldazo. Así es como tratan los ropasueltas a los traidores como ellos.

La Hipólita, antes Sebastían, se había cambiado de sexo en el registro civil pues decía que no se operaba, que llevaba al chanito ese entre las piernas desde que nació y que ya le había cogido cariño. Esta ínclita concejala ropasuelta enseguida fue aupada al cargo de Tenienta de Alcalde de desarrollo urbanístico y asistencia social, plural, multicultural y asexuada. Ganaría según el boletín del estado más de 90.000 euros que eran 15 millones de pesetas de las de antes cada anualidad.

La Hipólita que de siempre había llevado bigote se lo dejó porque había que defender la diversidad y todos los días iba a su despacho con sus floreadas faldas, sus zapatillas de esparto, su mochila  a la espalda su melena al viento y su pedazo mostacho que es su herencia familiar aunque su padre Eulogio, como es un caduco ejemplar del heteropatriarcado no quiere saber nada de él desde que abandonara el hogar y se llevara los ahorros familiares porque siempre decía que lo de todos era suyo pero lo suyo no era de todos como buen ropasuelta que se precie.

Lucio con La Hipólita y el concejal de hacienda, El Macario tuvieron que pedir al banco un préstamo de 10 millones de euros para hacer obras en todas las calles y ponerlas “planitas” a pesar de que el pueblo estuviera erigido en las faldas de una montaña.

Cambiaron el acerado colocando adoquines con el color de la bandera de los orgullos, pusieron macetones morados, banderolas con la cara de Maduro y el eterno Fidel y hasta de unos moros que nadie conocían y habían visto en su puñetera vida. Se gastaron los millones en tonterías pero lo que no pudieron fue poner las calles más “planitas” porque para eso tenía que construir de nuevo el pueblo y antes derribar la montaña cosa que se estudió hasta última hora por los buenos contactos de la Hipólita con los extintos terroristas etarras.

Cuando Lucio se paseaba por la calle los vecinos miraban para otro lado o le decían de hijoputa para arriba pues había subido los impuestos un 500% para ir pagando las deudas de poner el pueblo en desarrollo y dentro del progreso y diversidad.

La Hipólita vivía con Mohamed que así se llamaba el loro que se compró en las Islas Caimán cuando fue a ingresar unos dinerillos a este paraíso fiscal donde figura como Don Sebastián.

El pueblo había retrocedido en años y sobre todo en tensión entre los vecinos pues no había uno, fuera del signo político que fuera, que pudieran ver a los sinvergüenzas que lo estaban gobernando.

Se estaba preparando un frente común democrático en el que figuraba el soe, la derecha de Don Evaristo y los centristas de Carlos el procurador. Había que plantar cara todos unidos para echar a los que se unieron para llevárselo tó.

Un día La Hipólita entra en el despacho de Lucio y le dice que va a organizar unas jornadas para todo tipo de orgullos, que costaría 250 mil euros los tres días y que ya estaba todo organizado.

Se celebraría en el Patio Cultural donde en esos días no habría clases de adultos, se suspendía el reparto de alimentos a los necesitados porque esto era muy importante, era poner al pueblo en la órbita de la más progresiva diversidad.


Primer día:

Entrega de credenciales, cada inscripción costará 669 euros de nada, y material didáctico.

Inauguración con palabras del alcalde con el representante comarcal de los orgullos. Puede ser que asista incluso algún representante de diversidad de género como puede ser el retal de tela aunque todavía está sin confirmar pues están liados con eso de la independencia.

Primera Ponencia-Coloquio con el activista Gran Gnabo que hablará de la dificultad de las moscas a la hora de manifestar su diversidad sexual.

Trabajos en grupo sobre el tema de la ponencia.

Almuerzo en catering contratado expresamente cuyo cubierto costará aproximadamente  300 euros por comensal vips y canapiés de chistorras o almejas, según los gustos, para el resto.

Recorrido por el itinerario urbano adecuado para la diversidad y el desarrollo de tantos orgullos.

Descubrir placa y aplausos con oficialidad.

Se alojarán en complejos turísticos de otras poblaciones ya que Salustiana la de la Pensión se negó porque según esta arcaica señora los del orgullo son gente con mucho parné y van a querer que se les cambie las sábanas cada día y que por eso ella no pasa. Las tradiciones hay que mantenerlas Sebastián, que no que soy la Hortensia, y que aquí siempre ha habido olor a hogar y eso se consigue dejando las sábanas más de una semana puestas y las toallas sin cambiar...

¡Qué mujer más obtusa! Dijo Lucio con toda razón mientras se tomaba su tapita de jamón del bueno con queso curado porque ser ropasuelta no quiere decir que pase hambre.

El segundo día estará dedicado a la diversidad de las almejas y algún que otro choco y la ponencia estará a cargo del prestigioso palomo cojo que ha pedido una invalidez y se la han reconocido.

Después de la charla vendrá lo más esperado y lo que más éxito está teniendo donde se han celebrado estas jornadas, dijo la Hortensia con embargada emoción, pues supone un hito histórico para el desarrollo de la diversidad dicho con orgullo.

Lucio, la miraba expectante pues él en verdad desconocía los tejes y manejes de tanta diversidad y después es lo mismo de siempre...

Alcalde, se va a celebrar en el pueblo durante un día y medio en prestigioso y conocidísimo “Taller de Felación”. ¿Qué te parece? Un hito histórico, ¿verdad?

A Lucio se le cambió el semblante pues como sus estudios y conocimientos eran mínimos en el léxico se creyó que eran unas jornadas gastronómicas, vamos de comer, y a él le encantaba el buen comer. ¡No iba muy desencaminado!

La primera sesión estará impartida por el prestigioso Gran Gnabo que enseñará las técnicas de manejo tal y como se manda.

Te diré que el primero que acceder a estas prácticas tienes que ser tú como alcalde, después iré yo y después los que se apunten por el módico precio de 500 eurillos de nada pues no todos los días puede degustar tan buen producto.

Por la tarde lo dará la rusa Vajinâ Pârratodâs que será dirigido a un público más versatil. Ahí Lucio no te voy a obligar a que vayas siquiera.

Y el tercer taller lo haremos nosotros porque podemos...

El alcalde se levantó de la terraza de Curro el muletero, porque había sido figura del toreo de salón, y se fue al despacho para firmar todos los pagos para que se realizase tan egregio evento.

Os diré que el primer día de las jornadas históricas fueron un éxito pues vinieron congresistas de todos los lados menos del pueblo que no se apuntó ni uno, de hecho se encerraron en casa en señal de protesta por la abusiva medida de incrementar los impuestos para pagarlo. Hasta las tiendas y los bares cerraron haciendo que pareciera un lugar fantasma.

El pobre Lucio no sabía que el principio del fin se estaba acercando.

Segundo día charla y taller donde comería de lo lindo pensaba Lucio mientras se ponía el yersi ajustaito que era el que más pegaba aunque marcaba barriga ya que desde que es alcalde ha engordado en kilos y en cuentas.

La Hipólita emocionada presentó el Taller aunque Lucio no vio sino al Gnabo ese y por mucho que miró no advertía la presencia de chef ni camareros. No entendía nada aunque esperaba que llegaran pronto pues la hora del aperitivo había pasado y tenía gusanillo. Hortensia me ha dicho que hoy iba a comer de lo lindo...

Entonces Gran Gnabo se baja los ajustados pantalones con la ropa interior incluida y muestra al mundo el por qué de su nombre. Un sonoro aplauso brotó en el Patio que hizo que se despertara Lucio que se había quedado un poco mamado por la falta de sueño mientras La Hipólita lo llamaba a voz en grito pues a él le correspondía el honor de abrir el taller y de probar la “exquisitez” que mostraba el susodicho que medía más de la media, pero mucho más...

Lucio, con ojos espantados, dijo que no con la mano y La Hipólita que si, que no fuera antiguo, que parecía del heteropatriarcado. El alcalde debería hacer los honores a este “alimento” tan sano.

Lucio entonces no se pudo reprimir y le salió todo lo primitivo que era en verdad gritando desgarradoramente que hizo incluso demudar el color del  Gnabo.

¿Yo? Jajajajaja ¡Y un carajo!

Y se marchó...

Terminaron las jornadas, elecciones que fueron ganadas por Carlos el procurador con el frente por la Libertad y la Democracia que unía a todos a una aunque dicen que de Lucio no se supo más pues desde el día del Taller de Felación dejó el cargo y marchó lejos de allí donde su tío Eustaquio tenía un campito y allí trabaja la mar de a gusto mientras decía siempre que podía: “En esto de la política hay que comerse algunos sapos pero de lo otro, de lo otro..., vamos a dejarlo”.

Y así acabo todo mientras la Hortensia vive de puta madre en las Islas Caimán donde todos lo conocen como Don Sebastián...

Y es que hasta para ser ropasuelta hay que servir.


Jesús Rodríguez Arias

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