domingo, 23 de noviembre de 2014

¡...Y EL TRANVÍA CIRCULÓ POR LA ISLA!



La noche que silencia todo en la oscuridad envolvente que la rodea nos invita al descanso, a la tranquilidad, al sosiego, a la lectura reposada, a echar un vistazo fugaz a la televisión rebuscando aquel programa menos lesivo para nuestra inteligencia.

La noche en cualquier parte del mundo, menos para los profesionales que la trabajan, está hecha para descansar...

Era sábado madrugada y en mi eterna Isla de León se plasmaba como si fuera un lienzo una notoria tranquilidad. El día que la había precedido se caracterizó por su multidiversidad de actos y actividades y la noche presagiaba buen y reparador descanso.

Pero no, no iba a ser así porque los mandatarios de la omnipotente Junta de Andalucía habían decidido que el hortera "cacharro" llamado tranvía iba a darse una vuelta porque se encontraba ciertamente entumecido de su larga parada cerca del antiguo Polígono Janer.

Los vecinos de la antigua gran avenida de la ciudad, la eterna calle Real, hoy hecha un pastiche donde se quiere conformar un todo aunque sin ton ni son, descansaban en sus camas mientras el aletargado sueño impregnaba sus sentidos.

Un repiqueteo, un ligero temblor, un sonido efímero y suave en ese horizonte perdido donde el cuerpo descansa con el permiso de la mente, hacía presagiar que algo raro, nunca histórico, estaba sucediendo.

Algunos dejaron el tiempo y sus sonidos correr y siguieron haciendo lo que mejor le podía convenir como es dormir plácidamente a pierna suelta y otros alarmados por un inquietante traqueteo se asomaron a sus ventanas para presenciar "in situ" y en primera persona como el tan cacareado tranvía se daba una vueltecita a ritmo muy lento, dicen que a tres kilómetros por hora, para no inquietar demasiado dadas las altas horas que eran y sobre todo para que la solería desprendida del suelo hace tanto tiempo no se lanzaran hacia los cristales del artilugio o hacia otros sitios que pudiesen ser más gravosos y a la vez menos favorecidos.

Algunos dirán: ¡Hoy, que no es hoy sino madrugada, es un día, aunque sea noche, histórico!

Otros dirán: ¡Viva, ha llegado el progreso a La Isla! (sic).

Y muchos podrán negro sobre blanco, aunque podría decirse verde sobre blanco que son sus colores, cuan orgullosos están de que ese esperpéntico trenezuelo haya cursado la histórica calle de la histórica Ciudad convirtiéndose todo en histórico aunque de esto tenga menos de lo que se podría considerar.

Por lo menos ha circulado, se ha dado un garbeo, se ha estrenado, ha circulado por el centro de San Fernando y la hundida Calle Real no se ha venido abajo convirtiendo el tren-engendro-tranvía en un metro puro y duro. Ha cumplido el expediente y ahora se irá a no sé donde hasta que vuelva definitivamente para recorrer la última vía que lo lleve al desguace.

Porque el tranvía es deficitario, millonariamente deficitario, porque antes de que sea un medio de transporte más tendrá que pedir permiso, y a ver si se lo dan, a RENFE, y sobre todo tendrán que arreglar la otrora céntrica calle Real para que el experimento no se venga abajo y en vez de observar los viajeros la belleza de mi bendita Isla lo harían por el subsuelo donde seguro se encontrarán con la caca de los diputados de  1810 que fueron grandes legisladores pero tenían sus necesidades como todo el mundo porque con levita o sin ella el retrete siempre se ha utilizado.

La madrugada de este sábado pasado fue histórica ciertamente y no porque pasara el tranvía sino porque cuando los isleños que viven en mi querida Calle Real la pudieron contemplar como está y no un gran socavón que es lo que se intuía.

¡Claro, es que iba a 3 kilómetros por hora!

Ya veo los carteles potenciando este medio de transporte: ¡¡Viaje en el Tranvía por un módico precio visitará Cádiz, San Fernando y Chiclana en tan sólo 5 horas!! ¡Seguimos trabajando por el "progreso" de Andalucía!

...Y las colas del paro más pobladas que las marquesinas del tranvía.

Jesús Rodríguez Arias


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