miércoles, 8 de enero de 2014

¡ME GUSTA LEER EN EL TREN!

Después de unos días de mucha "inspiración" me encuentro algo remolón para la "cosa" de escribir. No obstante quiero hacerlo hoy desde un prisma distinto, desde una visión muy particular e íntima que a partir de ahora pierde esa "intimidad".
 
Soy de esos que me gusta ir aprovechando el tiempo y disfrutar de lo que hago. Puede ser que me pueda hallar embebido mirando un solitario árbol que corona la cima de una montaña durante largos minutos sin mirar el reloj, sin prisas y sin pausas aunque ese tiempo para muchos pueda tener la apreciación de perdido, para mí es ganado: Lo gana mi espíritu que se nutre de las pequeñas cosas, de los diminutos momentos, de eso que nadie se fija porque es minúsculo y ya sabemos que lo que apenas se ve carece de importancia para este mundo tan grandioso y tan pequeño a la vez.
 
No conduzco, no tengo carnet de conducir, porque me da pavor solo pensar que tengo que conducir un coche aunque he dado lecciones para aprender y me he examinado dos veces cuando me ponía enfrente de un volante creía que se me salía el corazón. Si llego aprobar me da un infarto. ¡Seguro!
 
Resido en Villaluenga del Rosario, duermo entre semana en Jerez y trabajo todos los días en San Fernando. ¡Así es mi vida!
 
Cada día, como todos sabéis, cojo el tren que me lleva de Jerez a San Fernando y viceversa y en esos cuarenta minutos, entre que sale el tren y el trayecto, son aprovechados hasta el último minuto.
 
Que si mis rezos, reflexiones y la buena lectura. ¡Me gusta leer en el tren!
 
Soy y me considero un romántico y por eso, todavía, no utilizo el libro electrónico sino el de papel. Puede ser más chico, más grande, más o menos voluminoso, pero siempre impregnado en un olor que solo da el papel que cuando más tiempo pasa mejor huele.
 
Me empapo en la historia, aprendo con los conocimientos que me aporta y me enriquezco con solo pasar la hoja.
 
Leo mientras otros duermen, mira fijamente el móvil, escuchan música por los auriculares que los aíslan del mundo, hablan. ¡Me gusta leer en el tren!
 
En lo que dura el trayecto, que es un tiempo que debe ser bien aprovechado, he podido preparar conferencias, preparar temas para artículos e incluso he podido disfrutar de una buena tertulia con amigos-viajeros aunque como el placer que me da el escribir mis reflexiones y leer pocas.
 
Os animo a que aprovechéis el tiempo, que no lo malgastéis porque es un bien escaso que no dura mucho y que puede aportar más de lo que pensamos en nuestras vidas.
 
Jesús Rodríguez Arias

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo, el tiempo es mejor aprovecharlo lo mejor posible, buscando ante todo la gloria de Dios.

    También un servidor, hace años que escribía en papel, cuadernos, tomaba notas de las Sagradas Escrituras, de lo que leía y volvía a releer repetidamente. No tenía máquina de escribir, y después de un tiempo de ahorro, me compré una Olivetti electrónica que habían puesto de oferta en Erosky, pero han pasado años, y ahora me entretengo en escribir en el ordenador. Cuando tuve mi primer ordenador, ni siquiera pensaba en Internet, más aún lo rechazaba por todo lo que había oído, las cosas malas, y cuando una persona fiel a la Iglesia católica, que colabora con Radio María, me aconsejó que contratase Internet, y descubrí, la de cosas buenas y útiles, en que muchos buenos cristianos trabajan por la gloria de Dios y la salvación de las almas, con sus reflexiones y doctrinas.

    Los viajes en tren son mucho más cómodo que yendo en autobús, y creo más seguro, pero en ningún caso puede haber seguridad, si no aprovechamos esos momentos, horas de viajes, ya orando, ya leyendo y meditando la Palabra de Dios.

    Hace años que alguien se ofreció en pagarme las clases de conducir, y tener un coche, pero yo no pude aceptar, porque no puedo fiarme de mí mismo, sino de Jesucristo. Tener un coche implica un sin fin de problemas, que aunque no sea uno que lo busque, por ejemplo, en la carretera, alguien puede provocar un accidente mortal, como se sabe que ha sucedido, que mueren gentes inocentes, por causa de los que no hacen caso las señales de tráfico.

    Más aún, aunque voy a cruzar un paso cebra cuando voy caminando, hay que mirar bien, porque hay coches que es capaz de atropellar, como al menos un par de veces me ha sucedido, no todos respetan las señales.

    Los viajes que hacía hace años, recorriendo kilómetros, a pie por la carretera, pero el día se echa encima, y yendo por la carretera de noche, no es aconsejable, cuando el pueblo más cercano está a cientos de kilómetros, por aquello que hice una escapada a Santiago de Compostela por la década de los noventa desde esta provincia alicantina. Y no es tampoco acertado, ir en autostop, otra locura que cometí. Pero claro, es que no tenía demasiado dinero,

    Desde hace un tiempo más o menos largo, la salud ya no es la misma, y mejor viajar en tren o en autobús, que yendo a pie, y nada de autoestop.

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