jueves, 22 de octubre de 2015

EL PROFETA DEL ESTADO LAICO; POR RAFAEL SÁNCHEZ SAUS

Diario de Cádiz


ENVÍO

El profeta del estado laico

RAFAEL / SÁNCHEZ SAUS | ACTUALIZADO 22.10.2015 - 07:03
EN ciertos países la televisión se ha convertido en el medio más dinámico y aceptado para el proselitismo religioso. El fenómeno ha dado lugar a la figura del telepredicador, ausente en España por el auge avasallador de la telebasura, cuyo público objetivo no es muy distinto del que en otros meridianos hace la fortuna -en el sentido más amplio del término- de los pastores catódicos. Eso hasta hoy, pues sabida es la revelación de un joven telepredicador que desde Los Desayunos de TVE ha anunciado la buena nueva de la religión que los españoles hemos de profesar ahora mismo, a la vuelta de diciembre. La acogida que los restantes medios han proporcionado al anuncio, el inmediato aplauso cosechado entre quienes, como ovejas sin pastor, andan por nuestro tenebroso mundo en busca de algo en lo que creer, dan fe de cómo la propuesta se adapta al auténtico espíritu de los tiempos. A Pedro Sánchez le ha sido revelada su verdadera vocación, que no es la de político en un insatisfactorio Estado aconfesional, sino la de profeta del mucho más ferviente Estado laico, faro salvador que dará luz a nuestras vidas. Tan arrebatador le debe parecer eso del Estado laico que, ni corto ni perezoso, el telepredicador nos lo propone nada menos que como tarea y prioridad para toda una generación, la suya. Y es que sabemos que todos los dogmáticos laicistas, además de anunciar nuevas verdades, no tardan ni un minuto en poner deberes a los demás.

No se ha molestado el profeta Pedro en explicarnos un poco la doctrina que debe ocupar a tantos durante tanto tiempo. El profeta no pierde el tiempo y va directo al grano: hay que imponer su credo en las escuelas, en la vida pública, en la calle y en la plaza. Como a todo pontífice de una nueva religión, nada le molesta más que las manifestaciones de las anteriores. Todo lo público, lo comunitario, lo colectivo sólo puede ser bendecido por la presencia de su dios, el Estado. El por qué debiera ser así, eso no lo aclara Sánchez. No importa, ya lo clavó Toynbee: 'El culto al poder humano constituye un noventa por ciento de la religión de un noventa por ciento de la humanidad actual... ¿Adónde llegaremos si continuamos sometidos a ella?'. La verdad es sencilla y no hay más que repetirlo unas cuantas veces para apreciar su hondura: No hay más dios que el Estado laico y Pedro Sánchez es su profeta.

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