jueves, 17 de julio de 2014

LA LETRA PEQUEÑA.


Este post versa de la irrealidad de lo que supone y lo que entendemos como "letra pequeña".

Si tienes el infortunio de firmar un contrato con un banco, con una financiera, con un seguro, con cualquier cosa que te obligue hasta la muerte y más allá también tienes que dejar tu autógrafo en un montón de papeles donde predomina una minúscula letra que es precisamente la que te obliga a responder a los intereses de la entidad pues los tuyos están en letra grande y negrita, es decir, que conforman un amplio espacio en folio o folio y medio porque el resto de las siete u ocho páginas están compuesta por unas minúsculas letras que no es que no leas sino simplemente no puedes leer porque tu vista no llega a tanto. ¡Y así firmamos lo que firmamos!

Lo mismo pasa con las pruebas médicas con la antedicha letra pequeña pues en ellas están contenidas los posibles peligros que ellas conllevan. En este caso particular es mejor no leerlas porque si tienes que hacértelas de todas formas no vale la pena sufrir más de la cuenta.

Igual caso son los prospectos de los medicamentos que están escrito en un tamaño de fuente desconocida para nuestros ojos aunque en este caso si es muy recomendable el leerlos porque si no podemos sufrir algún efecto secundario o simplemente sea nocivo porque tengamos intolerancia a algunos componentes de los mismos que nos puede causar graves secuelas o lo que es peor, ¡la muerte!

En el mundo que nos movemos nos hemos acostumbrado a la letra pequeña y no creo que sea por ahorro de papel sino porque simplemente no estamos interesados que los demás sepan que casi todo lo que nos rodea es una absoluta engañifa.

Suele suceder que cuando somos jóvenes y no hemos estudiado lo suficiente, leído, ni pasado tanto tiempo delante de un ordenador nuestra vista está menos cansada y puede llegar a descifrar ese jeroglífico que supone esas inmensas parrafadas de letras minúsculas aunque en esa etapa de nuestra vida nos importa una higa lo que las mismas no puedan o no decir. Cuando cumplimos años y por "culpa" de la lectura, investigación, de nuestros trabajos o por nuestras legítimas aficiones nuestra vista está ya muy cansada cuando no sufrimos de miopía u otra secuela física que nos limite el leer con toda naturalidad y más si la letra que se utiliza tiene el tamaño de una hormiguita. El intentar descifrar lo que dice un folio escrito con letra pequeña puede resultar un suplicio que nos llega a marear y hacernos sentir impotentes porque no somos capaces de leer e interpretar el escrito, documento, prospecto en cuestión.

Pero para letra pequeña la de un folleto que nos anuncia una determinada Feria y que no cumple su misión de expandir, fomentar, divulgar las fiestas patronales porque la letra es tan chica y los colores tan inapropiados que hacen que rechaces de inmediato el solo echar una mirada a tan chocante publicación.

En los primeros casos que he expuesto todos tienen el interés claro de que no nos enteremos de lo que están obligados a informar aunque este último es más propio del enorme desconocimiento e incluso derroche con el que manejan el dinero de todos pues si no, la verdad, no tiene explicación alguna.

Siento decir que todo lo que escribo y pienso lo hago con letra perfectamente legible para que todos se enteren, escuchen y lean mi opinión.

Jesús Rodríguez Arias

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