martes, 1 de abril de 2014

MONTORO.

Tiene Montoro "un sí que sé que no me gusta".
 
Mientras sus compañeros del Gobierno liderado por un auténtico "anti-líder" como es Rajoy acusan en mayor o menor proporción un severo desgaste tras dos años y pico de gobierno en España, Montoro desde el principio se veía bien a las claras que no iba a engañar a nadie.
 
Con esa cara de "repelente niño Vicente", de "empollón resabiao", como diciendo no confiad mucho en mí que os la voy a dar con queso. ¡Y así ha sido! Él, desde luego, no ha engañado a nadie porque su cara dice más de lo que quiere ocultar, que dicho sea de paso es casi todo.
 
Debo reconocer que aprobaría a Morenés y a Fernández Díaz. De Arias Cañete no tengo opinión pues aparece y desaparece más que el Guadiana y así es imposible valorar su gestión a la luz del día. Estamos ante un auténtico caso de malabarista de la política. De los demás mejor me callo pues, como las películas de tres rombos, puedo herir la sensibilidad.
 
Pero de Montoro no puedo emitir mi opinión. Un Ministro que con todas las subidas de impuestos, recortes habidos y por haber ha hecho de nuestra España más pobre, desolada y desesperanzada. Cómo diría Clinton: "¡Es la economía, idiota!". De economía se trata, de fríos números y estadísticas que es, lo que en definitiva, nos hemos acabado por convertir todos los españolitos de a pie.
 
Montoro con su nefasta política socio-económica ha destrozado lo que Aznar siempre protegió: La clase media.
 
La clase media es el motor de cualquier país y eso hasta un inepto lo sabe y acaba entendiendo. Todos, menos Montoro que con la connivencia de Rajoy y su equipo, hasta del que aparece y desaparece, han hecho todo lo posible por cargar los pesados fardos de recortes y más recortes, impuestos y más impuestos hasta llegar a ahogarnos en todos los sentidos.
 
Ahora D. Cristóbal, que no se amilana con nada y con nadie, critica a Cáritas, que es una institución de la Iglesia Católica que está aguantando el velamen de la crisis, dando de comer al hambriento y posada al peregrino y que sabe mejor que nadie como está la situación que nos metieron los socialistas y acabaron por acabarla los populares.
 
Sr. Montoro: ¿Qué hubiera sido de la clase política y de España sin la contribución de la Iglesia? ¡Piénselo!
 
Si la Iglesia Católica y las instituciones que la conforman no hubieran quitado tanta hambre, no se hubieran hecho cargo de tantos pagos, de asistir a los necesitados esto hubiera estallado y España se hubiera ido a pique y os puedo asegurar que ni a Montoro ni a ninguno de estos personajillos que nos gobiernan o participan de este circo en la oposición les hubiera importado una higa.
 
¡Ande yo caliente, ríase la gente! Parecen decir los aforados.
 
Para conseguir mi voto van a tener que sudar la camiseta y bien sabemos que "estos" nunca lo han hecho.
 
Jesús Rodríguez Arias

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