No hace falta que os diga que me gusta mucho el
campo, la montaña, “perderme” en el buen sentido de la palabra por aquellos
caminos donde solo diviso los montes, la brisa chocar en las rocas con su
melodía característica, divisar a lo lejos el planear de los buitres y las
águilas, el respirar un aire tan puro limpia no solo mis pulmones
sino mi ser.
Soy de los que camino senderos y observo los
detalles que nos han dejado antiguos caminantes en ese lenguaje que tenemos los
que amamos la naturaleza y por tanto también nos cuida cuidarla y preservarla.
Si algo me exaspera es encontrarme con esa jauría
de “senderistas de andar por casa” a los que le importa todo un bledo. No hay peor
agresión que unos ineducados tirando bolsas, envoltorios en medio del campo,
preparando una barbacoa en cualquier lado sin temor a lo que pueda pasar o
gritar a voz en grito agrediendo al silencio y ahuyentando a los moradores del
hábitat donde estamos.
Por eso no suelo caminar por lugares concretos,
señalizados, artificiales o demasiado transitados, por eso mismo me gusta
“perderme” del mundanal ruido que llega hasta el campo, la montaña e invaden
los pueblos como si pertenecieran a su feudo sin respetar normas y habitantes,
haciéndolos suyos y dejando bien a las claras lo que son: ¡Catetos de ciudad!
No es la primera vez que caminando con mi mujer o
con mi querido hermano del alma Miguel Ángel que hemos escuchado a lo lejos el
ruido de una motocicleta. Imaginaros en medio de la soledad, en medio de la
montaña, en medio de la inmensidad y también de la nada donde hasta se puede
percibir el sonido del planear de los buitres escuchar a lo lejos como una moto
se acerca en pleno monte, en medio de la sierra firme y clara. No os extrañéis
de que eso suceda sino más bien estad tranquilos pues un miembro de la Guardia
Civil perteneciente al Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) está
vigilando para que nada anormal suceda.
Sí, nuestros ángeles de verde se llegan a
mimetizar proyectando un aspecto camaleónico con la misma naturaleza que
también aglutina el verde en distintas intensidades.
Gracia a su labor los ríos siguen siendo ríos, los
campos mantienen su virginidad y la fauna está protegida porque no sé que tiene
el ser humano que todo devasta si no tenemos normas, leyes que nos conduzcan y
también protejan.
Muchas veces creemos que la naturaleza y todo lo
que ella conlleva está a nuestra disposición y podemos hacer con ella lo que
queramos. Y no, no es así porque en ese particular ecosistema hay tanta vida,
tantas especies y tanta salud que somos nosotros los principales interesados en
mantenerla, preservarla y cuidarla.
La Guardia Civil siempre ha trabajado para garantizar el cumplimiento de las normas relativas a caza, pesca y conservación de bosques.
En 1876 mediante Real Orden de 7 de junio, el Cuerpo asume el desempeño del servicio de seguridad y policía rural y forestal. Esta nueva misión comprendía funciones de protección de montes públicos, prevención de incendios, impedir aprovechamientos clandestinos de recursos y otras.
La Ley Orgánica 2/1986 de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado encomienda a la Guardia Civil velar por la conservación de la naturaleza y el medio ambiente. En consecuencia, la Orden General nº 72 de 21 de junio de 1988 crea el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA), como respuesta especializada de la Guardia Civil al mandato constitucional de garantizar el derecho de los ciudadanos a disfrutar de un medio ambiente adecuado así como el deber de conservarlo.
Misión
La misión del SEPRONA es velar por el cumplimiento de las disposiciones que tiendan a la conservación de la naturaleza y al medio ambiente, de los recursos hidráulicos, así como de la riqueza cinegética, piscícola, forestal y cualquier otra relacionada con la naturaleza.
De este modo se encarga de la protección de suelo, agua y atmósfera, de la sanidad animal y de la conservación de especies de flora y fauna. El Servicio lucha además contra vertidos y contaminación del medio ambiente, el comercio ilegal de especies protegidas, actividades cinegéticas y de pesca irregulares, defensa de los espacios naturales, la prevención, investigación y extinción de incendios.
Organización y estructura
El Servicio de Protección de la Naturaleza cuenta en su Órgano Central con la Unidad Central Operativa Medioambiental (UCOMA), que apoya a las unidades territoriales en operaciones de especial importancia.
A nivel provincial el Servicio cuenta con:
• Oficina Técnica:
Coordina y apoya a las demás unidades provinciales.
• Equipos de Protección de la Naturaleza:
Son las unidades encargadas de la detección, cuantificación e investigación de las agresiones al medio ambiente.
• Patrullas de Protección de la Naturaleza:
Les corresponde la prevención, vigilancia y denuncia de cualquier agresión al medio ambiente. Constituyen las Unidades básicas de protección medioambiental, desarrollando su función tanto en el ámbito rural como urbano, les corresponde la prevención, vigilancia y denuncia de cualquier agresión al medio ambiente.
El despliegue territorial se complementa con los Destacamentos desplegados en los Parques Nacionales, y que en la actualidad corresponden con los de: Doñana, Cabañeros, Tablas de Daimiel, Ordesa y Monte Perdido, Sierra Nevada, Garajonay, Timanfaya, Caldera de Taburiente y Monfragüe.
En mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario
(Cádiz) he podido ver en muchas ocasiones a los miembros del SEPRONA tanto en
sus montes como en el pueblo y siempre ejerciendo su función.
Tenemos una querida vecina, que se llama Amalia, y
que es una enamorada de los animales y de la naturaleza en su máxima expresión.
A ella recurren todos los que se encuentran algún animalito abandonado y hasta
los miembros del SEPRONA le preguntan a ella de vez en cuando.
Porque una de las características de los miembros
de la Guardia Civil es precisamente su cercanía, su afabilidad, su integración
en el medio en el que están desarrollando su misión ya sea en el campo o en los
pueblos que los circundan.
No es raro entonces el verlos de verde con sus
motocicletas de montaña para hacer alguna comprobación, verlos en medio del
campo, rodeando los ríos, vigilantes de que los
elementos que interrumpimos el normal desarrollo de la vida en medio de
la naturaleza no hagan ninguna de las suyas.
Para muchos de esos “senderistas de andar por
casa” no son gratos porque les coarta ese “libertinaje” que quieren practicar
en el campo cuando salen de sus casas y ciudades. Una advertencia no nos gusta y menos una
multa pero tanto una como otra no son responsables la Guardia Civil sino
nosotros porque por mucho que nos digan que eso que pensamos no se puede hacer
no solo no nos echamos para atrás sino que lo hacemos con más “interés” porque
en nuestra España sobra la mala educación y falta el respeto.
Y respeto, educación, entrega y un don de servir a
los demás es lo que nos encontraremos a estos amantes de la naturaleza a la que
se dedican a proteger, a los miembros de la Guardia Civil pertenecientes al
Servicio de Protección de la Naturaleza a los que les doy las GRACIAS y les
muestro por medio de estas torpes palabras toda MI ADMIRACIÓN.
Hoy, desde mi ventana, veo la montaña donde se
mezcla el gris oscuro de la roca con una gran diversidad de tonalidades verdes
y aparecen ante mí en su mayor esplendor y lozanía que en parte es debido al
trabajo diario de esos ángeles de verde adscritos al SEPRONA.
Con un fraternal abrazo,
Jesús Rodríguez Arias
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