Trófimo
se sentía hundido y aun habiendo pasado las horas, sabiendo incluso que el
desarrapado de Iracundo se había marchado con la hija de Suplicio su madre, no
quería salir de su enclaustramiento en su biblioteca que por primera vez en los
últimos setenta años estaba cerrada a cal y canto.
.
¡Trófimo, no seas cabezota y sal! Le gritaba en silencio su esposa la cual
estaba cada vez más preocupada con la actitud huraña de su marido no solo hacia
“los niños” sino también hacia ella misma.
Dª
Suplicio reconocía exteriormente en su intimidad que la idea de invitar a
Iracundo y Suplicio a cenar sin saberlo D. Trófimo no había sido buena idea
pues aparte de lo desagradable que había sido todo el caradura del novio de su
hija se había comido toda la reserva de jamón, queso, marisco y buena carne de
aquí a tres meses por lo menos siendo muy desconsiderado en sus modos y formas.
También le producía cierto ahogo el que le pidiera un “fondito” de dinero que
tenía para las desgracias, Iracundo lo era sin duda, que le hubieran podido
permitirse viajar con su marido a las paradisíacas “Islas Salsi” donde habían
ido todas sus amigas para disfrutar de la arena, el mar, un calor de 58 grados
y unos mareos continuos del continuo sofoco.
.
¡Por favor, Trófimo, sal! ¡Donosura marital, te necesito junto a mi! Anda, sal
y ayúdame a recoger las migajas que ha dejado la visita pues Iracundo le dio
permiso a Filomena ya que decía algo así
que “elproletarionopuedeserviralproletario”. Yo no lo entendí aunque Filomena
si. Cuando se marchó me dijo: ¡Adiós señora gracias por las vacaciones nos
vemos dentro de tres meses! ¡¡Tres meses, Trófimo, sin Filomena!!
Por
la orilla del río paseaba la feliz pareja llena de rabia y dolor por la escena
vivida.
.Iracundo,
espesura marginal, eres mi hombre y no
voy a consentir que mi padre te ningunee como lo está haciendo. Me he dado
cuenta de que menudo bicho esss. Mi madre es otra cosa y se nota que somos
descendientes directos de Baltasar.
Iracundo
la miró fijamente distraído en ver pasar el tren delante del viejo castillo de
San Caprasio.
.¿Baltasar?
¿QuiénesBaltasar? ¿Tetocaalgo? ¿Esrico?
Porqueyobiensabesquesoyproletario,ácrata,contestatarioysihayquelucharparaquedarmecontodoeldinerosehaceypunto.
.Hayqueenseñaralospoderososquetambiénnosotrostenemoslanecesidaddesudinero.
.
No, cariño infundado. Baltasar es el origen de mi familia por parte materna
aunque nadie sabe quien es, que ha sido, donde está o de donde ha salido. Es un
secreto para nosotrassss.
.Bueno,pueshabráquebuscarlonovayaaserquetengapatrimonioounafortunayestemosaquímirandolaorilladelaaceradelacalleperdiendoeltiempo.
.¡Ay,
Iracundo contigo soy capaz de todo y massss!
.CuandolleguemosalachabolaquecompartimosenelhotelSanLaureanocincoestrellasgranlujonospondremosaelloaunqueanteshabráquecelebrarelreencuentrocontumadreyeldineroquenoshadesembolsadoyquedeseguirconesteritmodenecesariosgastostendremosqueirapedirlemásdentrodetresocuatrodíasnadamás.
.
¡Cariño, voy a preparar un baño de agua caliente con mucha espuma para los dos!
.¿Agua?
¡Noooooo! ¡Localocalocalocalocalocaloca!
¡Soyalérgicoalaguayaljabónyosoycomolosgatosquemelavosolo!
Cómo
diría D. Trófimo: ¡¡Un desarrapado!!
Trófimo
salió a altas horas de la madrugada cuando apenas habían dado las diez y media
de la noche. Lo acogió su mujer con una sonrisa llena de penar y le pasó el
trapo para que limpiara la mesa del comedor que había quedado hecha una
guarrada de las babas y salpicones que lanza Iracundo cuando come con la boca
abierta haciendo grandes ruídos, emitiendo enormes y soeces ruídos, para nada
flatos, y hablando de la manera que habla que no la entiende ni su hija.
¡¡Suplicio,
que has hecho!!
Cuando
hubieron terminado de limpiar la casa se sentaron en el sillón, que también
tenía algunas manchas de saliva del asqueroso del novio de su hija, y ella
cómplice le cogió la primera falange con un leve guiño de orejas.
.¡No,
Supli, hoy no estoy para “apoteosis”! Y ahí terminó la conversación.
No
había amanecido cuando D. Trófimo salió de casa a la una de la tarde con un
solo objetivo: Hablar con D. Demócrito para cargarse de la forma que fuera a
Iracundo.
Cogió
a D. Demócrito sentado en su despacho del club “El Dormitar” preparando la
presentación de la tertulia que se iba a celebrar tan solo tres horas más
tarde. Esta vez se había traído a un prestigioso ponente africano que nos
hablará de los rascacielos de Boston y su repercusión sobre los saltamones de
Orihuela. ¡¡Tema más que interesante!!
.
D. Demócrito, perdone le moleste de nuevo pero es que ya no puedo más, las
fuerzas me van faltando y hasta levantarme ha sido un suplicio.
.
¿Qué te pasa Trófimo? ¿Iracundo otra vez?
.
Sí, dijo contrito y con el pañuelo humedecido de tanto sudor.
.
¡Se acabó hay que quitarlo del medio!
.
¿Pero como? ¡Yo me ofrezco para encarcelarme en un balneario para lo que resta
de semana si hiciese falta!
.
No, Trófimo. Es más sencillo. Viendo el cariz de la cara del jeta del que
quiere ser tu yerno he decidido escribir al subsecretario del secretario del
ayudante del subsecretario del secretario del auxiliar del aprendiz que sirve
en la casa del secretario de estado colocando los cuadros de esa luenga familia
por orden de llegada. ¡No te preocupes, todo está en marcha!
Trófimo
hondamente emocionado besó la rótula de D. Demócrito mientras su pierna
presionaba, sin querer, el juanete del cacique que no se quejó ni un instante
aunque dos lágrimas asomaron por la comisura de los labios al recordar a
Panciano cuando de jovenzuelo le cortaba las uñas y al principio también algo
de carne. ¡Fuiste mi único amigo Panciano, recordó con verdadero dolor en el
ombligo! Nunca me perdonaré el haberte echado de casa por cogerle el tocino a
la Ricarda.
Los
dos se miraron como si fuesen unos extraños y D. Trófimo salió con esperanza
denodada.
.¡Por
fin me voy a quitar del medio a Iracundo!
Pasaron
tan solo tres meses cuando la feliz pareja de Iracundo y Suplicio salían del
hotel donde había instalado sus cuerpos cuando se encontraron con un agente de
la ley que los miró con cara de pocos amigos y les dijo:
.
¿Iracundo Demenciano? Omitió el don porque vio a la legua que era un asqueroso
desarrapado, ¿Quién de los dos es?
.
Ggggnnnnmmmmggg...¡Yo! Contestó Iracundo amedrentado por el agente de la ley
cosa que es muy normal en los contestatarios y desarrapados como él pues dicen
hacer mucho y después el líquido con olor al sitio donde trabaja le recorre las
canillas cuando tienen delante a la Ley.
.
¡Tome! Le tendió una carta. Me tiene que firmar este documento.
.Noseescribirporquesoyuncontestatariolevaleconlahuelladelamanodemicompañeraesquenomegustacomprometerme.
.¡Ande
y váyase a freír espárragos asqueroso desarrapado!
Iracundo
bajó la cabeza con mucho odio y también cagado de miedo porque el vozarrón del
agente imponía.
.¿Qué
dice la carta compañero sentimental de mi vida? ¿Serán noticias de Baltasar?
Ábrela deprisa y dime pronto que essssss.
A
Iracundo se le cambió el testuz y se tuvo que apoyar para no caerse.
La
comunicación era muy exigua:
Sr
Iracundo Demenciano, aprendiz del suboficial de contenedores de “Estercoleros y
Derivados”.
Se
le hace saber que ha sido cesado de su actual cargo ya que por su gran
responsabilidad y porque hace más de tres años que no aparece por el trabajo se
ha decidido trasladarlo al “Servicio de Carruajes y Postas” con la función de
recoge-caca de caballo. Es una labor que seguro está familiarizado y podrá
desarrollar con pleno agrado de la superioridad si se digna a aparecer por
allí.
Su
nuevo destino está a 400 kilómetros de distancia de su lugar de residencia y
tendrá que incorporarse de inmediato pues si no supondría abandono de baño y
servicio penado con trabajo forzoso durante los próximos tres meses.
.¡¡Suplicio,porrazonesdetrabajometengoquemarchara400kilómetrosdeaquí!!
.¿Qué
dices Iracundo? ¿Cómo va a ser eso? Que te vayas no me importa pues tienes que
hacer tu carrera profesional. Pero, ¿Qué dice la carta de Baltasar? Y lo miró
con furia y dolor llena de paz.
Irancundo
se dio cuenta en ese momento que la que quería ser su novia además de
antipática y lela también era una mema de cuidado.
Se
despidieron llorando para sus adentros y mientras él abandonaba la vida padre
que se estaba pegando gracias a D. Trófimo y Dª Suplicio su ex se dirigía a
casa con cara de pocos amigos, de hecho no tenía ninguno, para decirles a sus
padres la decisión que había tomado ante los nuevos acontecimientos.
Cuando
llegó a su casa sus padres estaban en el salón conversando a soslayo, se puso
delante de ellos y les espetó: ¡Padresss, no quiero ejercer como historiadora
de la genealogía!!
Sus
padres mudaron el rostro demudados totalmente.
.¡Quiero
que me paguéis un curso con la afamada, prestigiosa y carísima cheff Fausta de
Fausto Recuerdo en su academia “Dudoso cocinar” que tienes en las afueras!
.
D. Trófimo le dijo: ¡Hecho hija de Fausto Recuerdo! Estoy dispuesto a vender si
hace falta la colección de chicles pegados en la banca de mi
tatarabisabuelosobrino D. Gayo que fue profesor de nobles.
Mientras
Iracundo caminaba hacia el carruaje que lo llevaría a su nuevo destino pensando
los buenos momentos que había pasado con Suplicio, le costaba recordar alguno,
mientras pensaba el último consejo de su querido padre Panciano: Iracundo, hijo
ingrato, si alguna vez tienes una mujer que sus pies huelan a queso ya sabes lo
que tienes que hacer: ¡¡Cógele el tocino!!
¡Quégranrazóntienespadre!
Y
siguió caminando en busca de nuevos horizontes que para todos, menos para él,
serían una auténtica mierda.
Jesús
Rodríguez Arias
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