El verde del que os hablo es el de la esperanza,
de la seguridad, de sentirse querido, de ecología y no ecologismo pues mientras
el primero es amar la naturaleza lo segundo es ideología que la pervierte
mirando también sus propios intereses.
El verde que yo os hablo hoy viernes cuando me he
acercado y me he puesto a mirar “desde mi ventana” es el verde del cariño y
también del respeto.
Mirad, a Dios gracias, estoy rodeado de verde pues
en mi pequeño pueblo de montaña ese es el color que predomina en las mismas
acentuando lo grisáceo de la roca también tienen este color, durante casi todo
el año, los prados y valles.
Me gusta gusta el verde porque siempre es y será
Esperanza.
Y el verde es el color de la GUARDIA CIVIL...
El artículo de este viernes se basa en la
fotografía que ilustra el mismo pues en esa imagen queda comprimido el mensaje
de todo un texto.
El pasado sábado 8 de agosto se celebró en mi
bendito pueblo de Villaluenga del Rosario una de las tradiciones más populares,
queridas y de gran proyección hacia fuera: El Toro de Cuerda. El pueblo se
llenó para disfrutar cada uno a su manera de esta fiesta donde tres astados, en
distintas horas, iban recorriendo el pueblo sujeto a una maroma que conducen
jóvenes y no tan jóvenes de este lugar tan privilegiado, tan inmenso y tan
bello.
Cuando se produce una actividad de estas
características donde se congrega tanta gente para que todos disfruten, para
que todos se lleven un inmejorable sabor de boca, para que el pueblo tengan una
envidiable promoción hacia el exterior que sirva también de oferta turística
generadora de riqueza no tanto a corto sino a medio plazo todos deben sentirse
tranquilos disfrutando cada uno de sus momentos y eso no sería posible si no
hubiera un contingente de personas dedicados expresamente a ellos, a todos como
son el personal sanitario, bomberos, nuestro Municipal en mil tareas a la vez
sin perder detalle de ninguna y como no la Guardia Civil que con solo su
presencia, su mirada vigilante,
controlando para que no suceda lo que no debe suceder tranquiliza a
todos los que gozamos de una fiesta de estas características y dimensiones.
Y todo coordinado por el personal del Ayuntamiento
con el alcalde, en este caso D. Alfonso Carlos Moscoso González, a la cabeza.
La verdad es que este tipo de coordinación existe
en todos los lugares pero se siente más en los pequeños pueblos donde puedes
ver, fui testigo presencial en primera persona, al alcalde incluso ayudando y
pringándose como uno más.
Estas, como otras, son las grandezas de nuestros
pueblos.
Y en medio de un gentío ávido a disfrutar con una
fiesta donde el toro es el principal protagonista al que se cuida, entre el
inmenso calor que ese día, ante tantas emociones, tantos nervios que incluso
podría desembocar en algo de crispación para quienes están sometidos a la
presión, a los nervios de la responsabilidad y del propio miedo aparece la
figura corpulenta vestida de verde donde a su espalda para que todos lo vean
llevan el nombre de la GUARDIA CIVIL.
Si, en medio de un gentío con ganas de disfrutar y
hacer disfrutar a base de emociones a flor de piel el ver y sentir que todo
está controlado, que la seguridad impera porque estos verdaderos ángeles de
verdes no se les escapa una al igual que nuestro Municipal que a fuerza de años
de servicio y de conocer a todos los del pueblo y muchos de sus visitantes controla también
ofreciendo la cara amable de la ley que se cumple de igual manera aunque con
más agrado.
Estaba justamente detrás de ellos, las
casualidades de la vida, y juntos comprobando que todo estuviera en orden
controlaban todo. Esta imagen representa lo que he querido manifestar con mis
torpes palabras: El pueblo, en la persona de su alcalde, y la Guardia Civil
trabajando y colaborando juntos para que todos viviésemos un día grande donde
la diversión, el disfrute, el saber que se ha vuelto hacer historia a base de
tradiciones tan nuestras, tan de España y que cada uno hemos vivido, según
nuestras circunstancias, con expectación, alegría y orgullo mucho orgullo de mi
bendito pueblo de Villaluenga del Rosario y como no de la insigne y benemérita
institución de la Guardia Civil.
Para todos mi admiración, mi gratitud, mi
tranquilidad y mis pensamientos junto a un fraternal abrazo,
Jesús Rodríguez Arias
Nota: Mañana sábado se repetirá la historia que
será la misma aunque con distintas personas y siempre nuestros particulares
ángeles de verde dando su vida para protegernos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario