¡Qué difícil
es mi vida como RETAL DE TELA!
Antes cuando
era hombre, con cuerpo de hombre, con atributos de hombre, con pensamientos de
hombre y me gustaban las mujeres no tenía tantos problemas como ahora pues
vivía felizmente casado y todo era “normal”. ¡Todo por culpa del
heteropatriarcado!
Desde que
salí del costurero y me haya declarado como Género y dentro de este como RETAL
DE TELA he dejado de tener pensamientos de hombre aunque dicen, yo no me lo
creo, que todavía tengo el cuerpo y los atributos de hombre. ¿Qué harán los
ultraortodoxos para hacernos ver lo que en verdad no somos?
Yo cada día
me encuentro más vaporosa, me arrugo pero me levanto, tengo calor o frío según
el género de tela que sea como retal. Unos días estoy alegre y mi vida está
llena de colorines y otros todo lo veo negro como la moña de luto. Brillo como
la seda, soy cálido como la lana y lo que no me pueden decir es que soy más
falso que el poliéster.
Gracias a
que soy GÉNERO Y RETAL DE TELA se ha abierto un mundo tan diverso, tan amplio,
tan versátil, tan plural donde todos nos toleramos con la máxima empatía. Lo
mismo conoces a ese chico que ahora es chihuahua que a la señora que es
portaretrato, a ese hombre que dice que su vida es una mierda y ha decidido
hacerse inodoro, que los que son pétalos de azahar, ese hombre que ha decidido
hacerse gallina con huevos pues para ser capón siempre hay tiempo.
Ahora estoy
muy pendiente de esa criaturita que tiene que tiene problemas de sobrepeso y la
edad no se corresponde con la mental. Ahora como retal de tela soy amigo, amiga
o lo que sea de ese hombre que es un tierno bebé de 300 kilos que cuando te ve
te dice con voz ronca: ¡Ajó! Y cuando te vas se despide con una sonrisa
angelical: ¡Te vas al car...”ajó”!
Pero lo
mejor tenía que llegar cuando he conocido a ese género que son los que se
declaran “ecosexuales”.
El otro día
un matojo de hierbas me propuso que tuviéramos un devaneo entre las sábanas...
Es halagador
hasta el extremo este matojo de yerbajos:
¡Anda, retal
que te mueves mejor que un jaramago!
¡Quién fuera
césped para que extendiera tus telas!
¡Me gustaría
rozar mi arbusto por los pliegues de la seda de tu retal!
Yo, que soy
Género y retal de tela, que ya no soy ni hombre ni mujer me emociono y me animo
aunque esté más rígida que cuando veo la aguja venir para mí. La señora
portaretrato me dice que tenga cuidado que todos los matojos son mala hierba y
parecen que son puro jazmín y luego no llegan ni a cardo borriquero.
Hemos
quedado en vernos para conocernos mejor y si todo va bien acabaremos en el
lecho para que explore mis pliegues como si fuera la primera vez.
Nada más
vernos me ha dicho que le “pongo más que un aspersor” y que daría hasta la
última gota de savia por los poros de mis entretelas.
Como retal
me he ruborizado y el matojo se ha lanzado sobre mí...
¡No sé cómo
he salido del envite pero os puedo decir que lo veo y me dan arcadas, lo
recuerdo como una apestosa alga en medio de un charco puerco llenas de moñigas
de vacas que también son género pero apestosas, calentitas y blandas!
¡Con lo bien
que estaba cuando era hombre!
Chissss, que
no me oiga Pablo Iglesias, Cifuentes o Garzón porque me mandan al sastre y
entonces en vez de matojo me voy a comer un mojón...
Jesús
Rodríguez Arias
Apartado
“Piropos del perfecto ecosexual”:
¡Eres una
flor!
¡Te mueves
más armoniosamente que las hojas de una lechuga!
¡Perdería mi
mirada en el corcho que te tapa encina mía!
¡Recorrería
cada nudo de tu tronco!
¡Te quiero
roble!
¡Eres más triste
que un ciprés!
¡Te mueves
más que un acebuche!
Los más
explícitos los dejamos para otra ocasión.
Si al
lector, que no tiene por qué ser género, se le ocurre otra clase de piropos por
favor no dudad en escribirlo.
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