Cuando nació su padre que era
de la izquierda más radical que los radicales de izquierdas le dijo a su
compañera sentimental Eufrasia que el niño se llamaría Lenín a lo que la buena
señora se opuso, también radicalmente, porque no consentía que su pequeñín, que
en vez pijama al uso llevaba una camiseta del Ché, se le pusiera el nombre de
una momia. ¡Y así quedó el asunto!
Después de negociarlo lo registraron
con el nombre de Raúl, como el menor de los Castro, y por lo tanto llevaría un
nombre revolucionario y comunista como la URSS manda.
Garcilaso, que así se llamaba
el padre de tan comunista criatura, era afiliado del partido comunista y líder
sindical en su empresa de sidra y acorchados. Siempre fue de izquierda ya que
su padre y abuelo pertenecieron al movimiento anarquista desde siempre.
Cuando conoció a Eufrasia no
se casaron por la iglesia porque él era ateo y por lo tanto solo creía en Lenín
y lo que dispusiera el politburó.
Siendo más joven visitó Rusia
más de una vez en los comités de enlace comunistas donde respiraron el aire
puro de marxismo-leninismo según mandan los laicos cánones. Eran recogidos en
el avión, llevados a un céntrico hotel donde le esperaban altos mandatarios
soviéticos, reunión va, viene, comida, cena y al final se lo llevaban de putas.
Vamos lo que tenían la suerte de vivir los rusos de todo estamento y clase cada
día de sus vidas.
Después eran puesto en la
puerta del avión que lo llevaban a la capital de España para seguir trabajando
por la causa y por la instauración de la III República marxista y comunista
soviética.
Los años fueron pasando y
Garcilaso se convirtió en un líder de masas obreras con la llegada de la
democracia. Se presentó a las cortes por el partido comunista sección radical e
igualitaria y consiguió su escaño en el gallinero.
Eufrasia de ser una mujer
humilde dedicada a su marido e hijo se convirtió en la mujer del “deputado” que
así era conocido en la localidad donde vivían.
Raulito fue creciendo en
cuerpo y también en inteligencia pues había sacado la sesera del abuelo
Remigio, que era comerciante y por lo tanto explotador.
Con los años y los devaneos de
la política Garcilaso abandonó sus cargos públicos y se quedó con los privados
pues era consejero de una caja de ahorros con sueldo alto y mejores derechos.
Cuando fue nombrado dijo para sí: ¡Ya era hora que el proletariado democratizara los bancos!
Garcilaso llegó por esas
carambolas del destino a la vicepresidencia ejecutiva de la caja de ahorros que
la verdad sea dicha ahorraba bien poco pues entre tarjetas y demás dispendios
los clientes tenían cada vez más comisiones para pagar los lujos a sus
directivos.
¿Qué ha sido de ese comunista
que todo era de todos? Le preguntaba el viejo Egidio, histórico marxista que un
día lo reclutó para la causa obrera.
¡Por favor no tergiveses
querido camarada! Yo lucho por el bien del pueblo pero eso necesita dedicación
exclusiva, viajar muchos, invertir tu tiempo en conocer el poder que mueve el
mundo para después destruirlo por dentro.
Esa demagogia de la que hacía
gala no contentaba al viejo Egidio que conocía bien el percal del que estaba
hecho Garcilaso pero ya este es un caso perdido como todos los nuevos
dirigentes de esta izquierda tan capitalista que existe no solo en España sino
en el mundo.
Y se iba Egidio a su casa
donde todavía tenía una foto dedicada de la Pasionaria mientras se decía para
él: “Eran otros tiempos….”.
Garcilaso mandó a estudiar a
su Raulito al mejor colegio privado, a la más prestigiosa universidad privada
internacional, estudió un prestigioso máster y se codeó con la crema
capitalista, financiera y empresarial del mundo mundial.
Eufrasia que se hacía llamar
Eufri, por ser más in, le decía que tendrían que casarse por lo civil ahora que
tenía amigos poderosos y de luna de miel le gustaría un viaje por el mundo en
en quinmeri ese que vale tan caro. ¡Será por dinero!
La verdad es que a Garcilaso
no le hacía gracia el hacer un viaje tan largo y no por el dinero pues eso lo
paga la Caja de Ahorros sino por tantos meses junto a su mujer ya que como él
era un hombre de mundo tenía dos amantes una de aquí y otra de allá. Mantenía
tres familias. ¿Y después me dicen que no trabajo para el proletariado?
Pero un día cambió la tortilla
y tuvo que cesar de su cargo en la caja de ahorros, cosa que agradeció pues a
los nuevos mandatarios le tocarían justificar los gastos de estos últimos años.
Cuando menos se lo piensen tendrán a Hacienda y la Justicia detrás y pienso que
hasta puedan visitar la cárcel. ¡Es que estos capitalista son la monda!
Garcilaso se retiró a su finca
de más de 7000 hectáreas donde tenía diversas plantaciones que hacían otros. ¡Y
es que Garcilaso pasó de ser jornalero a ser “señorito”!
Un día recibió la llamada de
un chico joven que quería entrevistarse con él porque quería le aconsejara
sobre la economía mundial para un proyecto político y social revolucionario que
pondría patas arribas a la misma España.
Fue con su maletín de Loewes y
su corbata de cachemira a la reunión con cuatro hombres jóvenes pero listos
como el hambre: Pablo, que lucía un frondosa y cuidada coleta, Echenique, cuyo
motor era la cabeza, Monedero, un experto en relaciones democratizadoras de
países ejemplares y un tal Iñigo que casi no habló. Todos con camisas blancas
de lino o algodón y pantalón vaquero caído porque tienen escurridos el culo.
Solo Echenique llevaba un jersy con rombitos de los de toda la vida.
Camarada Garcilaso, se
levantaron y quisieron darle un piquito en la boca a modo de saludo a lo que él
hizo agrio gesto porque era, y bien que se sabía, muy machote.
Esperábamos ver a un defensor
del proletariado y no un alto ejecutivo, le espetó en la cara el que parecía
ser el líder. En nuestra organización no se llevan maletines, sino mochilas
negras, no usamos corbatas si no es para asistir a la gala de los Goya. Tienes
que cambiar de indumentaria si quieres ser ropasuelta.
Garcilaso demudó el gesto y le
dijo que él no creía en nada pues se pensaba que estaba ante una secta
religiosa de esas que te impiden vestir como te de la gana.
Hemos pensado camarada, en ese
momento el coletas le cogió la mano, que puedes asesorarnos en materia
económica y social pues estamos enterados de tu implicación con la causa
obreracomunistaleninista.
Queremos que seas el
secretario del consejo ciudadano en el ámbito financiero y empresarial de todos
los ropasueltas de este país. Tendrás que ingresar en las cuentas del partido
un millón de euros para sufragar la campaña y como premio te pondremos en 36 en
la lista electoral de Madrid.
Garcilaso en ese momento se
levantó de la mesa y mirándolos con asco les dijo: ¡Ustedes no sois comunistas
ni ná, sois unos mamarrachos! Y se fue sin pagar…
Ahora Raulito trabaja como
alto directivo de un banco internacional, se ha hecho del PP y va en lista al
congreso de los diputados. Tiene pareja y se llama Flor del Rastrojoseco y su
padre es uno de los magnates del petróleo.
Hoy tienen cena familiar pues
es la pedida de manos pues Raulito y Flor se van a casar por todo lo alto en la
Catedral de la Almudena. Tras el intercambio de regalos y lloros se empezó el
íntimo ágape de más de 700 personas del círculo íntimo de ambos.
Don Celso, padre de la novia y
consuegro de nuestro Garcilaso, le dijo: ¿Recibiste ya la llamada?
Sí, querido Celso, le dijo
Garcilaso, esta mañana me ha llamado Cristóbal porque quiere que mi
nombramiento como Secretario de Estado se produzca en el Consejo de Ministros
este próximo viernes y que Mariano está muy ilusionado.
¡Me alegro de tu nueva
designación! ¡Vuelves por la puerta grande!
Sí, Celso y lo hago sobre todo
para servir a España porque bien sabes que he sido de “derechas” de toda la
vida…
Jesús Rodríguez Arias
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