¡Estoy estrossá! ¡Estoy
estrossá! No, no ha tenido nada que ver borriquete, que se le ve hoy tan fino y
poniendo las orejas en todas las conversaciones.
¡Estoy estrossá y enfadá
porque otra vez el Sheriff me ha dejado plantá!
Yo que lo esperaba ver llegar
con sus pantalones bombachos, sus casaca roja, su sombrero de fieltro o de
cáñamo, luciendo medallas y placas y con esas botas cojoneras, por lo alta que
son, para ir de su brazo a la boda de mi niña Ardi…
Pues nada, no ha aparecido. En
cambio Ardillón ha venido con su nuevo amore, Libélula Salada, que es una China
de Moratalá. Me ha mirado con ojos de desdén y me ha dicho por bajini: ¡Qué te
den!
¡Ay, pero que desgraciadita
soy!
Peor está mi hijo Ardillesco
que ha sido plantado por su amada Encarna que ni unas letras le ha enviado en
carta con olor a rosas de enamorados. Tiene los lagrimales llenos de escama
pues esta noche ha querido quitarse la vida lanzándose a la cama varias veces.
Pero como es tan blandita y cálida quedó durmiente como lo vello que es él…
¡Cómo coja a la Encarna esa la
esplumo!
¿Qué os digo de mi hija
Ardicandidez? Pues que está llorando dolida y no es capaz de parar de comer croquetas
de alcanfor en su almíbar pues su “queridisima” “amiga” Gema la ha dejado
plantá..
Ella, que si que viene, que le
voy hacer un pastel de bellotas, que ella me ha dicho nos va a traer ensadilla
rusa con picos gordos y huevos cortados en rodajas con un hilo… Pues si tenemos
esperar que venga nos comemos las cacas de las gallinas…
Gema, no sé ni como eres, te
he tenido afecto pero como te vea te vas a acordar de Ardillona. No vas a tener
carretera ni manta cuando te encuentres con esta madre dolida y despechá…
En cambio mi Manel no me ha
defraudado, ha enviado una carta muy bonita con una poesía que llega a las
corvas y ha pagado el viaje de ida, sin vuelta porque no había combinación, de
nuestra familia soriana ardillesca.
He visto, pero como si no
existiera, al expretendiente tonto de mi niña Ardi, Viene con un ramito de
jaramago fresco y un paquetito de bellotas de pitiminí que dicen cuestan un ojo
de lechuza. Está como distraído, lloroso, saluda a todos y estoy por llamar a
la seguridad del entorno para que lo eche de allí pero no puedo porque respeta
la linde de la linda boda…
Su mujer y niña del suegro
querido que para colmo es el Sheriff, mi invitado de honor, que ha envejecido
con el tiempo y hasta el sombrero de cáñamo le queda chico, ni está ni se la
espera…
Ya está Don Lavativas que va a
presidir la ceremonia en su sitio y el coro de las morsas ya ha empezado a
tocar el famoso himno: La virginidad lo mismo que se tiene, se va…
Todos con las emociones a flor
de hiel y los pelos henchidos en emociones contrastadas.
Entra Oso Hormiguero con su
traje de general del Cuerpo de Subterráneo con la medalla de la Hormiga Reina
en la pernera del pantalón pues dicen se le ha roto la cremallera y se le podía
ver el pitolón…
Se abren las cortinas y
aparece mi niña Ardi con su carita de niña buena, de no haberse comido una
bellota de verdad en su vida, todita de blanco y como ramito uno de brocóli que
le regalo el Maestro Lechuza que no ha podido venir porque estar detenido por
abuso de confianzas con la rica jefa mujer del jefe rico.
El coro de las morsas alzan
sus vociferantes y guturales sonidos mientras que el tenor Tinno Braguetti hace
de las suyas.
Viene del brazo de su querido
padre Don Ardillón, que la mira con ojos de verdad, y se siente orgulloso de
entrar en una familia del generalato.
Entonces un miembro de la
seguridad del evento me llama a escondidas para darme una carta y enseñarme su
pistolita que me hace caer la baba…
La carta es una misiva con
letra inquieta:
Querida Ardillona:
Soy yo, tu Policía Montada del
Canadá, ese que con bellos ricitos y toques de guitarra te quitó la pubertad.
Hoy no he podido ir cogido de
tu brazo, como era mi intención primera y segunda después, porque no he querido
dar escándalo público porque sería reconocer delante de todos los que me tienen
en estima que fui un poco marrano con una frágil criatura que me abrió su
corazón y sobre todo su wii.
Cuando pase la boda nos vemos
y recordamos viejos tiempos. Estoy adelgazando a ver si me caben los bombachos
para que sea como la primera vez.
Me quito el sombrero de cáñamo
ante tanta donosura.
Tu “amore”…
He caído en medio desmayo y
ahora me están dando unas bolitas aroma de pie al queso que me está
reconfortando.
Ya mi niña se ha casado, ahora
es señora de Oso Hormiguero…
Me acerco para darle un beso y
me dice: Madre, has sido muy utona, no quiero verte más por aquí porque me ha
dicho mi suegro Oso de la Osa Mayor que el otro día le tiraste un tiesto en el
pernil de las boqueras. Eres muy lianta y mi augusto padre Don Ardillón tendrá
casa, rama, mesa y mantel en mi masión pero tú no…
Me tuve que sentar de nuevo…,
la miré a los ojos y vi que la “mocedad” era inventada, que ya está había
pasado por la piara…
¡Me has engañado Ardi! ¡Ya no
eres mocita! ¿A quién le has comido la bellota? Estoy mareada…
Madre, eso fue hace tanto
tiempo que ni me acuerdo pero ahora soy esposa del generalato Oso Hormiguero
que tiene todos piensan tienen potolón pero ni a pitilín llega pero es muy
bueno sorbiendo por la nariz lo que hay en la madriguera…
¡Otra vez despechada!
Qué sepas Ardi que a lo mejor
te sorprendes y ese que ser tan querido de que se honra de su paternidad para
contigo a lo mejor se queda sorprendido porque hubo algunos antes que él y tú
monada no te pareces a tus hermanos en nada y anda peinate los rizos que estás
muy fea, guapa…
Antes Ardi, mi niña
era inocencia pura,
ahora es una víbora,
la hija de la gran…
Ella que siempre me decía,
cuando todo su cariño dá,
que quería ser policía,
montada del Canadá.
Ella tiene ricitos,
y no se parece al tostón,
por eso no me fío,
de que su padre sea Ardillón.
Pero Ardi, yo soy tu mare,
saliste de mi peperete,
vete con quien dice ser tu
padre,
con el oso y to su gente…
¡Mi venganza será terrible!
Veréis cuando descubra las cartas y todos sepan quién es quién…
Soy Ardillonaaaaaa
No hay comentarios:
Publicar un comentario