sábado, 24 de marzo de 2018

CARTA DE DON ARDILLÓN.




Mi siempre respetado e ínclito Manu, suegro querido del pelele que pretende a la tonta de mi hija Ardi:

Hace un tiempo, no sé cuando porque me pesa mucho la testuz, que le escribí una carta en la cual abría mi corazón al cual quité todo forro de pelo añadido y le transmití mis deseos, afanes e ilusorias ilusiones.

Sé que usted, que es hombre justo y escurridizo, ha hecho llegar mis sanas intenciones a la mujer de su yerno y que esta ha quedado algo extrañada pues no creía que yo, Don Ardillón, estuviera rendido ante la elegancia de una gran mujer que soporta con paciencia las pamplinas del incauto de su marido que ha perdido el juicio, espero que no haya abogados de por medio, por mi hija Ardi que más que ardilla parece una bellota con pelos.

Tengo constancia de que Ardi sale a su tataratía-bisabuela Ardillita del Bellotil que era tonta hasta decir si.

De mis 55 vástagos tengo serias dudas de que Ardillete sea hijo mío pues es gracioso, zalamero, tiene unos simpáticos ricitos que le sale por el pescuezo y además es de esa época en la que mi despreciable Doña Ardillona estuvo tan entretenida allá por el Canadá.

No sé si usted podrá darme razón sobre este asunto ya que usted estuvo por esa tierra en sus mozos años de Policía Montada. Toda información es buena porque no quiero dejar en herencia nada a nadie que no sea mío.

Desde que el lirón llegó a la cabecera de mi lecho, Doña Ardillona ya no yace ni pace conmigo pues todo el día está en ese árbol de la infidelidad, del escarnio, de la traición, donde los cuernos no caben ni de dos en dos. Mi hija Adi me ha dicho con su fina vocecilla que como tiene herido su corazoncito y hasta las bellotas le sientan mal pues después de comerse 10 kilillos de nada dice, muy ruborizada ella, que le da flato. Mi Ardi ha decidido dedicarse a la vida contemplativa y se va a ir un tiempo sin definir a la Casa del Maestro Lechuza para hacer yoga de esa que dicen viene bien a la espina dorsal. Le he dado mi permiso y a ver si alejándose del tontolaba de su yerno ella encuentra la paz y nosotros también.

Ardillete me ha dicho que si usted no le concede una entrevista en "radio castor" compondrá una nueva canción de jirjol en el que dirá lo que sabe y de lo que no…

Doña Ardillona me ha pedido el divorcio y el caso lo lleva el caro abogado Mofeta que ya le ha prometido dejarme hasta sin cuernos. Parece ser que también se ha cansado de ese lirón que duerme mucho pero de lo otro tampoco es para tirar cohetes. Dicen que ha conocido a Burrete, que es grande, poderoso y fortachón y que tiene un “membrete” acorde a la relación.

Y ahora mi hijo, el más mayor, Ardillesco, que es muy mucho del dartañán, dice que le gusta Encarna y que le va a enviar una carta con su escudo de armas: Una bellota con una espada. Ardillesco. Se cree el Rochelié de las Ardillas.

Mi hija Ardicándidez, que es buena y socorrida, quiere enviarle una carta a Gema porque la quiere como amiga, que paseen por el parque, se coman las bellotitas mirando el lindo estanque que le ha dicho su dietista que media bellota no engorda más que una hoja de lechuga admirando la bahía.

Mi otro hijo, tengo 55 y hay donde escoger, que tiene por llama Ardillero quiere hacerse amigo de Antonio pues así los dos hablan de lo que les de la gana.

A Manel todos lo quieren conocer pues le han hablado muy bien la Familia que tenemos en Soria.

Yo, en cambio, camino encorvado pues el peso que me corona y me siento sobrepasado. ¿Manu, por favor, no puede hacer nada por empezar una relación con la mujer de su yerno que es mi enamorada?

El pelanas no la merece, yo en cambio conmigo gana, tengo unos ahorrillos en un banco suizo que llegan más de un millón, no es mucho pero la cuestión es que tengo dinerillo que gané trabajando en un circo cantando esta canción:

“Soy Ardillón y me gusta,
que me aplaudan y rían,
y las hojas de lechuga,
que se las coma tu tía”.

Se hizo muy famosa y estuvo en el "jitparade" ese unos meses.

Después me contrataron en la serie “El hombre y la tierra” hasta que un águila imperial un día me cazó y por eso ando cojo de una pierna…

Más tarde fui la mascota de unos ecologetas y pacifistas llamados “Fumata negra, fumata blanca, viva la hierva, no veo nada”. Me pagaban por ser esa ardilla que era desahuciada de su rama del árbol que el constructor asesino quería talar para construir un hotel que daría de comer a toda la ciudad.

En el último trabajo fue tan duro que me dejé la piel y hasta el escroto me tuvieron que cortar y por eso digo con amargor que ya no puedo procrear.

Manu, suegro querido también para mí, usted cree que esta "ausencia" perturbará tan bella relación amorosa porque a lo mejor mi pretendida se ha hecho ilusiones de tener descendencia conmigo…

Dígale que tengo más de 6 millones de eurillos de esos, un bosque de mi propiedad, ramas a todo lujo, y cientos de miles de buenas bellotas, que soy educado, fino, fiel, me lavo una vez cada seis meses y que todavía puedo yacer pues le garantizo intensa vida marital pero entre el invierno y el verano ná de ná...

Dígale que ella no tiene que preocuparse de nada sino de cuidar y dar de comer a mis 54 hijos, mi Ardi se ha ido con el Maestro Lechuza, mis nietos, bisnietos y el pobre lirón que también tiene cuernos como yo..

Una vida dedicada por entero a mi como yo lo estaré para ella, la dejaré de vacaciones ir al parque de las nutrias o al de las panteras donde ponen el mejor zumo de frutas pero no más de una hora que hay muchas orangután suelto...

Le prometo que no se aburrirá, que no tendrá tiempo, que será una bonita relación cogida por los pelos.

Por favor, Manu mi suegro querido también, y usted, si se trae gorro de fieltro, sus pantalones bombachos y su casaca de medio cuerpo puede ser el policía montada pero no del Canadá sino el que gobierne en la charca de ese mentidero donde pelan a las pavas y cantan los jilgueros.

Quiero a la familia junta menos al pelele de su yerno, que a ese no lo quiero.

Suyo afectísimo y afectado por esos cuernos que hacen caminar de lado.

Don Ardillón.



jueves, 22 de marzo de 2018

COMO CADA VIERNES DE DOLORES.





Como cada Viernes de Dolores, Lola se afanaba en preparar junto a su madre, que también celebraba onomástica, todo lo relativo a la comida pues era tradición familiar el almorzar juntos ese potaje de alcauciles, alcachofas, con guisantes, aceite, sal y ajo que había pasado de generación en generación.

Sí, si hacían memoria tanto la abuela como la bisabuela hasta donde se perdía la memoria se llamaban Dolores como el Viernes que era el preludio a una nueva Semana Santa.

Este viernes no se bebía nada de vino en casa y solo un café o infusión servía como digestivo postre al final del frugal aunque apetitoso almuerzo.

Lola era una mujer de su tiempo, hacía tiempo que ya incluso no vivía en la casa familiar pues trabajaba y estaba destinada fuera pero hacía todo lo posible e imposible para pasar el Viernes de Dolores con su familia. Su padre ya retirado se dedicaba a dar largos paseos matinales y ayudar en el archivo de la Iglesia, su hermano Juan que se había quedado en el pueblo trabajaba en el ayuntamiento tras superar unas oposiciones y hace poco que ha salido elegido hermano mayor de la Cofradía del Nazareno, la más antigua, la más populosa, la que más devoción genera aquí en lugares a la redonda.

Ella, la mayor de cinco hermanos, decidió seguir los pasos de su padre más tarde lo haría Evaristo que era y será por siempre el benjamín de la familia. Ya hacía unos años que se dedica en cuerpo y alma a la profesión y ahora ejerce un puesto de responsabilidad en el norte de España donde lleva temas muy sensibles con gran discreción.

Pero hoy es Viernes de Dolores, día Familiar por excelencia, día en el que está prohibido hablar del trabajo, día en los que están fuera se ponen al día de los que permanecen y a la inversa, día para reír, recordar, convivir…

Ya Lola sabe el truquillo que hace tan apetecible ese rico potaje y cuando pasen los años será ella la que convoque a todos a la casa familiar para comer en este día y estar juntos como siempre.

Lola este año no viene sola pues ha presentado a su novio, José Manuel, que la verdad ha caído muy bien. Al contrario de sus padres ella se dedica a la profesión paterna y José Manuel el profesor de instituto. Según han comentado están pensando en casarse para el próximo año y que le gustaría tener niños no sé cuantos, pero querer, queremos, decían sin titubear.

Evaristo también a una compañera de promoción que según le ha confiado a Lola le hace un tilín y le gustaría que la conociera su hermana mayor que siempre ha estado ahí, que siempre le ha aconsejado bien.

Ya están todos en la mesa, el padre la bendice con esa jaculatoria que han escuchado de siempre en casa los Viernes Santo y se ponen a degustar ese potaje que les trae tantos y tantos recuerdos. Los padres sus años mozos, sus padres, abuelos, los hijos esa infancia perdida, esa Semana Santa de hace años donde Don Cosme los confesaba con paciencia y bondad, esos Vía Crucis, esa misa de las Palmas cada Domingo de Ramos mucho antes de que saliera la Borriquilla, que es la procesión que ahora atrae a todos los niños del pueblo en torno a Jesús entrando en la eterna Jerusalén, esos oficios, esa procesión de Jesús Nazareno, siempre tan luenga, siempre tan concurrida, siempre con ese sabor a Fe popular… Y también recordaban la Vigilia Pascual donde todos sentían resucitar la Alegría de Jesús que vence a la muerte después de día de luto y dolor. Una tristeza que envolvía a todo el pueblo y que solo conocieron en primera persona cuando su abuela Lola murió hace ya varios años.

José Manuel, Virginia, ¿Os vendréis al Vía Crucis esta tarde en la Iglesia? Padre va a leer una meditación y Lola otra pues es la continuadora junto a Evaristo de la larga tradición que une y reúne a nuestra Familia. Le dijeron que sí, que por supuesto, que estarían encantados.

Un nuevo almuerzo se ha celebrado en la casa familiar, donde el potaje ha servido de unión de toda la Familia que se reúne para celebrar la onomástica de madre y también de Lola. Después del café o la infusión algunos charlarán, otros darán una vuelta por el pueblo, otros se podrán a recordar menos Juan que tiene que irse para la Iglesia pues ha quedado con su junta de gobierno y el Padre Carlos, hombre afable donde los haya, para preparar lo concerniente al Vía Crucis así como ir acabando con las cosas de la procesión del Jueves Santo en el que Jesús Nazareno coge la cruz de este lugar y se la hecha a hombro para perdonarnos a todos.

Y es que en verdad una Semana Santa sin recuerdos ni momentos vividos en familia no es lo mismo, no es igual…

Lola, agarrada del brazo de José Manuel, se dirige a la Iglesia con su traje-pantalón negro impoluto y la medalla de la hermandad en el cuello. En el ojal un escudo de la Guardia Civil porque ella al igual que su padre, antes lo fue su abuelo, y su hermano Evaristo pertenece a la Benemérita Institución donde ostenta el cargo de Capitán y es la máxima responsable de violencia sobre la mujer. Ha visto de todo y cuando lee la meditación o acompaña a Jesús Nazareno ve los ojos de tantos reflejados en los de su Cristo Bueno.

¿Oye, Lola? Le dice en un momento determinado José Manuel.

¡Dime!

¿Cuál es el ingrediente secreto de tan delicioso potaje?

Te lo digo pero no se lo puede decir a nadie: ¡Un chorrito de vino de Jerez!!

¿Tan solo eso?

¡No, y el amor de una Familia que permanece unida y se quiere de verdad!

Le dijo al oído mientras entraban en la Iglesia para vivir un Vía Crucis distinto, el primero de sus vidas, al son de las campanas que anunciaban este acto penitencial al que iba todo el pueblo.

Jesús Rodríguez Arias

Con este relato dedicado a una familia en torno al Viernes de Dolores me despido de todos vosotros hasta que pase la Semana Santa que son día de mucho ir y venir, de retiro, espiritualidad, vivencias y Fe. Nos volvemos a reencontrar el próximo viernes 6 de abril. Hasta entonces os deseo una santa semana y que la viváis según vuestro corazón.


Este relato, por razones obvias, está dedicado a la eterna memoria de Conchita Collantes Aguilar, madre de mi mujer Hetepheres fallecida en la madrugada del jueves.

Os pido vuestras oraciones.

jueves, 15 de marzo de 2018

LÁGRIMAS POR GABRIEL, NUESTRO "PESCAÍTO".



Cuando abrieron el maletero y lo constataron dijeron: ¡Afirmativo! En ese momento se procedía a la detención de la pareja sentimental del padre de Gabriel, para siempre nuestro “Pescaíto”. Una vez hecho esto algunos miembros de la Guardia Civil y de la Policía que estaban cubriendo la búsqueda, la investigación, en este dispositivo se abrazaron y echaron a llorar...

Esa imagen demuestra el nivel de implicación de nuestros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado desde que comenzara la investigación y búsqueda del pequeño Gabriel. Esa imagen muestra el grado de sensibilización de toda España ante unos hechos que se les escapaban de las manos.

Es imagen de dolor, de impotencia, de tristeza e incluso de esa desesperanza que entra cuando ves el objetivo de encontrar con vida a este pequeñín se desvanecía, que la ilusión porque estuviera vivo y pudiera seguir adelante con sus sueños habían quedado malogrado, que nadie se merece morir y menos de esta manera, pero un niño, en un niño es la maldad hecha máxima crueldad.

Ahora con los primeros resultados de la autopsia que se han podido conocer ya sabemos que todos los esfuerzos por encontrarlo vivo se desvanecían porque a Gabriel lo mataron ese mismo día de la desaparición.

Este domingo me quedo con la inmensa tristeza que ha envuelto a toda España, a la gente de buen corazón que son inmensa mayoría, porque esos mensajes que se ven sobre todo en las redes a modo de justificación hacia la mente criminal que ha llevado a cabo este terrorífico acto para mí tienen la consideración de una boñiga de vaca o peor de una pestilente mierda que circula por las cloacas.

Gabriel, ese pescadito que ya navega libre en el gran mar del Cielo, seguro que no ha perdido la sonrisa, esa mirada de inocente transparencia, pues él ya ha alcanzado el ver y estar con Dios y ahí todo se ve de manera diferente. Seguro que se entristece ante el dolor de los padres, su familia, amigos, personas que lo han querido incluso sin conocerlo y seguro que a quién le hizo daño no lo mira como nosotros sino con los ojos del mismo Dios y eso es muy grande.

Mi pesar, apoyo, y cariño a sus padres, a su Familia, a todo su pueblo, a todos en general que han sentido un pellizco en el mismo alma la desaparición y posterior muerte del niño Gabriel, nuestro eterno Pescadito.

Mi admiración, profunda y sincera, hacia su madre que ha demostrado en los peores momentos de dolor una gran entereza, lanzando mensajes alejados de lo vengativo, de lo que nos hace peores personas, de lo que tan alejado estaba su pequeño Gabriel, eterno Pescaíto.

Pero mi artículo que no es un relato tal y como os tengo acostumbrados cada viernes, ojalá lo hubiera sido, es una muestra de cariño y apoyo a los padres, familia, amigos  de Gabriel y también con él quiero mostrar mi Gratitud y de Apoyo a los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que ha colaborado en este caso tan sensible en todos los aspecto porque no han parado ni un segundo de investigar en todos los campos, en todos los escenarios, lo que le podía haber deparado a esta criatura e ir hilando pistas hasta encontrar con la mano en la masa a esa mujer, compañera sentimental del padre, que llevaba el coche con el cuerpecito de Gabriel cuando fue interceptada y detenida, cuando de sus gargantas tuvo que salir ese “afirmativo” que les llenaría y nos llenaría a todos de inmenso dolor.

Son muchos días, horas, mucha angustia, muchas ganas de servir siempre, lo que han demostrado estos verdaderos servidores de España y cada uno de los españoles. Aquí se ha puesto de nuevo de manifiesto que nuestra Guardia Civil, nuestra Policía, está para todos en todos los momentos de la vida.

Siguen investigando, tienen que hacerlo, para esclarecer un caso que ha conmovido a toda España y también gran parte del mundo, tienen que atar todos los cabos, todos los hilos, para que nadie se atreva a expresar un simple atenuante que distraiga la atención de lo que es único y verdadero: ¡El crimen de un pequeño llamado Gabriel!

Yo no voy a poner ni una coma más ni una menos a este escrito, con el que abro mi ventana este viernes, y solo decir y dar las GRACIAS A LA GUARDIA CIVIL, POLICÍA NACIONAL,LOCAL, a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y todos los que han participado en este dispositivo.

Sí, en momentos de tanto dolor sin lugar a dudas hay que dar las GRACIAS.

Y eso hago: ¡¡MUCHAS GRACIAS!!

Jesús Rodríguez Arias

Foto: Cogida del perfil de Amalia Bueno

sábado, 10 de marzo de 2018

RISCARDO EL ROPASUELTA.




Modoncio de todos es sabido que es más bruto que el “arao” aunque nadie sepa el por qué de esta apreciación. A lo mejor fue ese día que se acercó al campo donde estaba con la Rodolfa, su mula parda, ese inspector de agricultura que venía a inspeccionar como iba la cosecha de remolacha y se encontró que el bueno de Modoncio había plantado algodón pese a que hacía tiempo había cobrado la subvención. Esa anomalía hizo que este pulcro inspector se fuera con la camisa manchada de sangre, diez puntos de sutura en la frente gracias a la pedrada que recibió de la mula según afirmó el mismo para dejar zanjada la cuestión.

Modoncio se casó solo una vez y se separó las que pudo porque no había mujer que aguantara este cachobestia. De su relación con Libertaria, la hija de Fidel el anarquista, nació Riscardo, así lo inscribió, en honor al abuelo de Rodolfa su mula parda.

Riscardo estudió y se hizo un hombre de provecho, es decir entró en la política desde muy joven ostentado pronto la presidencia juvenil de la izquierda amoratada y después pasó a la secretaría general de los ropasueltas que así le llamaban al partido comunista leninista de Fidel, que nadie sabe si es por el abuelo de la mula parda.

Riscardo hizo caso omiso de los consejos de su padre Modoncio y así le fue. Tú, hijo, “arrecoge” por el pescuezo a quién te lleve la contraria y se la cortas de toas, toas…

En cambio, Riscardo, que era un hombre más moderado que su augusto padre fue pacifista y reivindicativo y vivía de gorra y mantel en el chalé del farmacéutico que ocupara cuando estaba malo en el hospital. Los más de 12.800 euros que cobra al mes por ostentar la alcaldía dice que no le dá para ná…

El círculo ropasuelta gobierna con tres concejales de los 9 que componen la corporación municipal. Algunas veces le ayudan el sociata Melquiades que tiene a su hija colocá como asesora para las cosas del género o el independiente de Marcelo, que es el maestro del pueblo, y que gracias al Ayuntamiento goza de una satisfactoria excedencia.

Hoy Riscardo, recibe a la comisión internacional de los derechos de las pulgas en los países que se dicen desarrollados de la que es presidente de honor alguien apenas conocido.

Ha adornado el pueblo con banderitas de todo tipo de género, se han escrito en las impolutas paredes de la Iglesia: “Las pulgas desaparecen por culpa de la religión”, “No al maltrato machista de las pulgas comunistas”, “fuera la religión, más pulgas y menos tó”. Se ha decidido hacer un escrache de esos al Don Santiago, que es un amable sacerdote de cerca de 70 años que molesta mucho cuando dice verdades en la homilía de cada domingo. Varias jovenzuelas y jovenzuelos de los pueblos vecinos, de este no hay nadie que quiera hacerlo, van a enseñar sus desnudeces a la hora de la misa dominical.

Dicho y hecho, el día que se celebra la acogida y recepción contra el maltrato de las pulgas diez jovenes, amorfos y malencarados, se desnudaron con proclamas muy reales: Fuera monarquía y menos tu tía… ¡Nadie entendían bien lo que decían pues al parecer estaban un poco fumados!

Doña Encarnación, viuda de Don Críspulo, el médico del pueblo durante más de 50 años, se acercó a uno de ellos y con gesto compungido le inquirió: Joven, ¿no le da vergüenza? El melenudo, y ciertamente hasta apestoso, le contestó: Me desnudo contra el capitalismo, contra el heteropatriarcado, por los bocadillos y por los huevos escalfados…

Doña Encarnación, muy digna, le replicó: No, hijo, si no me refiero a eso. Le pregunto si no le da vergüenza enseñar tan poca cosa… Y se marchó con Doña Clotilde para dentro del templo.

Mientras en la plaza del consistorio, también llamado de Modoncio “el algodonero”, en honor a su padre que fue un gran luchador de clases a favor del género recibió a un joven melenudo que parecía suizo pero también podría ser escandinavo.

Hoy todas y todos, estamos congregados y congregadas, para recibir a esta comisión comisionada, protectora y protector de las pulgas con más o menos pulgadas. Mi pueblo o localidad, mis vecinos y vecinas, un abrazo os dan y pagan vuestra visita que cuesta 50.000 euros de ná.

Vecinos, vecinas, amigos, amigas, enemigos, enemigas, género en general, mulas pardas y burros, gatos y gatas, de pelo o escayola, escarabajos, hormiguillas, ratas algodonosas, beatas despreciables, cura inquisidor, derechona indeseable, todas y todos, todos y todas, os recibimos con alegría, para que vosotros y vosotras, os peguéis la vida padre, madre y no señora en estos días que estaréis viviendo a costa del costo que pagan todos y todas.

Y Riscardo en ese momento le entregó el premio de la libertad que tiene figura de falo cortado por la base y que es contestatario contra lo que supone el heteropatriarcado. El suizo, escandinavo o danés lo miró sorprendido. Después le entregó la bandera de los diversos géneros y un cheque con más de diez millones de las antiguas pesetas para colaborar con tan solidaria causa.

El melenudo rubio, blanquito y de pantalones y bulto apretado le hizo entrega de una caja metálica llena de pulgas para que fuesen puesta en libertad pues el pueblo de Riscardo era territorio pro-pulgas mientras ofrecía un breve discurso de solo dos palabras o una según se mire: Takarajotes.

Riscardo, que no entendió ni papa, se emocionó. Abrió la caja y saltaron todas las pulgas, todas y todos se disgregaron hacia las barras públicas donde comerían a costa del erario que pagan todos y todas a una.

Cuando todo hubo terminado Riscardo junto a su segundo “El Fermín” se fueron de putas, es que ellos son muy de defensa de todos y todas, y cuando estaban en plena faena, no se sabe si con todo o toda, le empezó a picar la entrepiernas con cierta saña hasta que al final que pudo coger lo que le tan inquietante escozor le daba: ¡Por fin te cogí pulga asquerosa, hija de la comisionada put…! ¡Qué de sacrificios es ser un alcalde democrático se decía mientras acababa en la “peonada” con todas y todos que para eso un buen ropasuelta es versátil de verdad…

jueves, 8 de marzo de 2018

DON OLEGARIO.





Siempre por Cuaresma Don Olegario hacía actos penitenciales en la pequeña Iglesia de nuestro pueblo. Que si los retiros, las Misas, los Vía Crucis… Él en sí siempre fue muy de Cuaresma, muy de conversión, muy de penitencia.

Don Olegario, que así lo llamaba todo el mundo, siempre nos pareció demasiado mayor aunque ahora con el paso de los años me imagino que también habrá sido joven. Será por su larga y raída sotana, será porque a todos nos parecía demasiado alto, con esa voz grave que te decía desde lo alto del campanario: ¡Hola niños! ¿Cómo estáis?

Don Olegario se puede decir que confesaba a todo el pueblo y hasta esos que decían no creer, como Marcial que dicen fue anarquista, le gustaba echar sus charlas con él metidos en la sacristía. Siempre que salía decía lo mismo: ¡Este Cura es mucho Cura!

Y es que a Don Olegario había que convencerle con argumentos sólidos no con un “me dijo, me dijo…”  Era un Cura muy ilustrado, de gran sapiencia y sabiduría, que son cosa distinta, que subía el nivel con quién tenía y mantenía buenas charlas coloquiales con cualquiera. Lo mismo opinaba de fútbol, que de toros, sabía las inquietudes que asolaban al pueblo, podía saber incluso cuando iba a llover con solo mirar el cielo…

Don Olegario, que ya rondaría los setenta era hijo de Melquiades, un labrador que de siempre fue ateo tan ateo que no creía en nada ni siquiera en si mismo. Melquiades tenía tres hijos más que Olegario y salvo el pequeño todos se casaron, tuvieron hijos y se dedicaron al campo.

Todos menos Olegario que Dios lo llamó para sembrar su Palabra en campos más áridos que la tierra seca. Ni que decir tiene que Melquiades no entendió esa decisión pero siempre la respeto e incluso a la hora de morir le pidió la bendición a su hijo “por si acaso”.

Don Olegario se ordenó Cura una mañana del Día del Pilar y con el tiempo ingresó como Castrense y más concretamente en la Guardia Civil. Estuvo en muchos acuartelamientos, sacando Capillas y Familias hacia adelante a las que solo la Fe le quedaba para seguir, fue ascendiendo en su escalafón aunque hay que decir que a él eso le importaba bien poco porque era un simple sacerdote de pueblo que se dedicaba trabajar para que cada alma fuese al Cielo. Dicen que cobraba su sueldo pero nunca se le notó pues comía muy poco y sus dos sotanas estaban que se caían a remiendos. Eso sí, cada vez que visitaba a las familias más pobres les llevaba una buena cesta con comida, les pagaba la luz o vestidos pues también hay que vestir al desnudo y dar de comer al hambriento.

Hace algunos años dejó de prestar servicios en la Benemérita y se instaló en su pueblo de siempre, donde su padre Melquiades muriera hace ya tantos años, donde sus tres hermanos hicieran cada uno una familia, donde era conocido desde pequeño.

Y aquí sigue con sus andares ligeros a pesar de los años que dicen tiene, con su sotana parduzca y con cien remiendos dando unas homilías que dejan el corazón con ganas de más, de conocer a Jesús del que se sabe perdidamente enamorado, el hijo de Dios que se hizo hombre por todos y cada uno de nosotros, charlando con quién se tercie de literatura, astronomía, fútbol e incluso de la última película que viera en sus años mozos, paseando por esos campos que labrara su querido padre hace ya tantos y tantos años o mirando esa nube que se conforma en el cielo y que predice que la lluvia está todavía por caer…

Tiene más de setenta, algún que otro achaque como esos restos de la pulmonía sin curar del pasado invierno, y todavía se le puede ver esos ojos de eterno niño pequeño, llenos de ilusión, de piedad y de Fe cuando reza cada tarde el rosario ante la pequeña Virgen del Pilar que está justo a la pila bautismal de la pequeña, antigua y vieja Iglesia de nuestro pueblo.

Jesús Rodríguez Arias

sábado, 3 de marzo de 2018

ARDILLETE "JIRJOL"






Mi penar me apena a pesar de mi pesar que apabulla con este lastimar tan lastimero porque unos por otros no hacen caso de sentimientos. Ardi, te has ido y no te logro encontrar porque mi suegro querido no quiere una carta a tu madre enviar ya que según dice no se acuerda de nada de cuando fue Policía Montada del Canadá y para colmo tu augusto padre Don Ardillón se ha pasado de ganadería y ahora quiere separarse de su mujer y ardilla mientras guiña su ojos hacia la mujer mía a la que le ha ofrecido bellotas, las que tú conmigo te comías, y tres ramas adosadas que no es ninguna fruslería con banquete en el estanque de las nutrias que el solo pensarlo me causa dolor de barriga.

¿Dónde estás Ardi? ¿Dónde estás peluda mía? ¿No ves que sufro demasiado y hasta la oca me esquiva? ¿Dónde estás Ardi? ¿Dónde está mi ardilla?

Sé que la casa de Don Ardillón y Doña Ardillona no es lo mismo desde que llegué yo con mis sanas pretensiones. Doña Ardillona enamorada todavía de mi suegro querido mientras anda liada con un lirón que da asquito.

Don Ardillón, que lleva con dignidad unas buenas cornamentas, también es un truhan y quiere conquistar a mi esposa con ofrecimientos vistosos y poniéndome a parir. Bueno, a parir también me pone Doña Ardillona, los 55 hermanos, el lirón y hasta mi suegro querido, Gema, Encarna, Manel, Hetepheres, Alfonso, Paco…

¿Qué he hecho yo? ¿Es tan difícil comprender que amo a una ardilla?

Me llegan rumores de que entre la ardillesca descendencia también hay ardillas negras que han salido muy graciosillas.

El otro día paseando por el parque con unos prismáticos que me regalara en su momento mi suegro querido para ver si veía a esa ardilla de primorosafigura cuando en el banco donde me sentaba con ella y frente al estanque de las ocas, la de las nutrias queda un poco más lejos, encontré un rollito de papel sujeto por una lustrosa bellota.

Firmaba la misiva no Doña Ardillona, no Don Ardillón, ni tampoco mi eterna enamorada…

Estaba escrita a pata y pelo por un hermano de Ardi, el que si todo hubiera ido para adelante sería mi cuñado, en el cual me pone de tonto, de lelo, que me hace falta un buen soplamocos y que él si no fuera un pacifista me echaría a la cueva de los osos.

¡Qué simpático es la criatura!

Y en la página siguiente ha aparecido esta letra que solo el leerla la sangre me hierve, me hierve y exaspera pues se ríe de mis sentimientos y los de mi esfera pues dice es cantante de “jirjol” y en su peluda cabeza lleva una gorra ardillesca.

Ardillete se hace llamar ese malage, ese lenguaraz…

Estribillo: “Te lo diré, te lo diré, que eres más feo que un almirez”.

Mi hermana Ardi es una ardilla

que tiene la cara de una colilla,

su mente es la de un pisapapeles,

¡mira que enamorarse de un pelele!

Esta family está fatá,

creo que nadie la puede igualar,

mi madre más que ardilla es un putón,

pues se ha liado con el chulo lirón,

que duerme un montón,

que verá en este roedor,

que duerme mucho y f… un montón.

Mi padre el pobre nunca ha sido ná,

le gusta estar sentado mirando el mar,

pero que mar ni mar si el estanque no tiene sal,

que las ocas molestan cantidubi, cantidá,

y las nutrias tienen mucha maldá.

Mi padre el pobre en vez de cuernón,

nos ha salido orgulloso por su posición,

y quiere separarse de nuestra mamá,

porque dice está jarto de torear,

enfadado y mucho después del notición,

de que Ardillona estuvo ·”liada” con un poli guapetón,

risueño y con ricitos que le salían de la casaca,

con pantalones bombachos y botas altas,

y un gorro de fieltro que casi no le entraba,

gracioso y risueño y también cantarín,

que se aprovechó de su mocedad y después..

tararí que te vi.

Mira por donde el Policía del Canadá,

es el suegro querido del pretendiente,

y Ardi esto ni lo sabe ni lo entiende,

pero esta familia está fatal.

“Te lo diré, te lo diré, que eres más feo que un almirez”

Ahora mi padre, Don Ardillón,

ha decidido cambiar de posición,

se quiere quitar a la novia del lirón,

porque se ha enamorado de un joyón,

que se llama Hetepheres y es la mujer,

del totobaba que mi cuñado quiere ser,

yo ya no sé que pensá,

lo único que sé que mi familia está fatal.

Mis hermanos están divididos,

entre el Atlético ardillil y el Sporting Bellotas,

ellos no quieren entrar en cuestiones heroicas,

de criticar u opinar sobre los amoríos que nos deshoran

que madre quiere al suegro querido,

que padre a la mujer de su yerno,

el yerno es tonto perdido,

y mi hermana Ardi ni os cuento

las ocas han desaparecido,

y las nutrias que sus cuentas hagan.

Soy Ardillete, disyei y amante de “jirjol”

y seguro con esta canción tan molona,

me hago rico y tó porque gente hay mucha

pero como vosotros, por suerte, no…

Jirjol, jirjol, jirjol es música molona que me gusta un montón.

Autor: Ardillete DJ

¿Después de esto que hago, que digo, que pienso?

Por favor suegro querido, Encarna, Gema, Paco, Manel, Alfonso, Hetepheres, ayudadme a salir de este embrollo que me veo comprando el disco yo solo.

Y todo por Ardi, mi Ardi…

Jesús Rodríguez Arias

jueves, 1 de marzo de 2018

ENGRACIA...




Cuando nací ya estaba Engracia con su blanco delantal, siempre limpio, siempre planchado. Crecí en torno a su cariño, sus croquetas de bechamel o esa sopa donde cabía de todo, crecí también con sus regañinas y con ese: “¡Ay Julito, que me vas a matar!, crecí mientras ella iba envejeciendo.

Engracia servía en casa de mis padre pues se lo podían permitir. Llegó de su pueblo recomendada por el Padre Don Anselmo al cual mi padre y sobre todo madre veneraban. Era una mujer chica de cuerpo aunque fuerte y algo corpulenta. Venía sabiendo lo imprescindible para llevar una casa, para cocinar, para mantenerlo todo en orden y sobre todo con un buen carácter pues tenía que cuidar a madre que siempre estuvo enferme desde que nací y también aguantar el carácter algo agrio de padre que desde siempre ha sufrido mucho y más al ver a su mujer poco a poco apagarse.

Padre ocupaba un alto cargo que ha ido ganando a pulso desde que saliera Teniente hace ya muchos años. Se ha curtido en puestos y puestos, en pueblos y ciudades, entre gente y gente. Fue ascendiendo en el escalafón y ahora es Coronel de la Guardia Civil a la que se entrega sin descanso y donde sé es feliz. En casa también lo sería si su Margarita no se estuviera marchitando por culpa de una complicación cuando nací. Madre está muy apagada y casi no puede ni con su alma. Menos mal que está Engracia que son sus pies y manos, sus ojos, sus palabras…

Baldomero, que así se llama padre, pensaba que ahora que justamente estaban en lo mejor de la vida, donde casi todo estaba hecho, su mujer Margarita había empeorado tanto que Don Gregorio, el médico de la familia, le daba poca o ninguna esperanza.

Fue una tarde con el sol de primavera cuando en casa anocheció de pronto. Vi a Engracia muy preocupada y llena de tristeza y dolor. Vi a padre sentado en su despacho mirando una fotografía donde estaba madre y él mientras una lágrima recorría su mejilla, vi que las cortinas eran echadas y supe que madre había muerto.

Después de eso la casa nunca fue la misma pues aunque madre estaba enferma y sus fuerzas flaqueaban por momentos se notaba su dulce presencia y notaba esa clase de Amor que solo puede dar una madre.

Padre se resguardó en su trabajo y en su despacho donde se sentía feliz a base de tantos y tantos recuerdos y Engracia desde ese momento se convirtió en mis pies, manos, palabras y silencios.

Estuvo conmigo siempre, me acompañaba al colegio, intentaba ayudarme en los deberes, me aconsejaba sobre los amigos o cuando me vieron pasear un día con Rosario la hija de Ambrosio el Boticario.

Yo le preguntaba: ¿Engracia, como sabes tanto? Y ella me contestaba: ¡Anda, anda, que eres un rufián!

Yo iba creciendo en cuerpo y en años y Engracia envejeciendo aunque mantenía el cuerpo pero el cabello aparecía ya cano. Ya no se ocupaba de la casa porque padre viendo las limitaciones físicas contrató a dos nuevas empleadas para que se hicieran cargo del cuidado de su hogar mientras Engracia coordinaba todo, atendía a todo, y cocinaba pues era un ángel con esas croquetas de bechamel o esos guisos traídos del recetario de su pueblo.

Padre, que nunca fue el mismo desde que muriera madre, pasó a la reserva y ahora se entretiene en el Casino Literario, que tiene más de 150 años, y del que desde hace poco más de un año es presidente. Se dedica a estudiar, a escribir, a tertuliar. Se le ve más entretenido, se le ve un poco más feliz, mientras saluda a los socios que cada noche le despiden: ¡Hasta mañana mi Coronel!

Y Engracia sigue en casa, cuidando de cada cosa esté perfecta, que todos sepan cual es su cometido y en ese todos estamos padre y yo mismo porque ella se dedica a su cocina a la cual no deja trastear a nadie pues es feliz entre fogones, con su blanco y limpio delantal mientras fríe sus famosas croquetas.

Hoy es un día muy especial pues viene a casa Rosario, con la que si Dios lo quiere me casaré en la próxima primavera, Ambrosio y padre son amigos desde siempre y están encantados con la relación.

Y Engracia…, Engracia también pues ya se hace ilusiones de cuidar a mis hijos cuando los tenga.

Un día, en la intimidad de la cocina, cuando el sol se había puesto le pregunté el por qué me había cuidado de esa manera, porque me había dado tanto amor, tanto cariño, por qué estaba tan atenta a mí, por qué…

Ella me miró a los ojos con una inmensa sonrisa y me dijo: “Se lo prometí a tu madre justo antes de morir, le prometí que sería sus pies, sus manos, sus palabras, sus silencios y que nunca te faltara el cariño, la comprensión, el apoyo pues el Amor, ese Amor de madre, no podría dármelo pues ya lo tenía conmigo para siempre desde el día que naciera y agarradito a su mano mi madre se hizo Madre.

Hoy sentado en el butacón mientras veo a mi hija asomada al gran ventanal pienso en padre que fue un hombre recio, generoso y lleno de dolor y pienso en Engracia que sin ser mi madre me dio tanto y tanto Amor…

Jesús Rodríguez Arias