Vienes a viernes nos vamos dando
cuenta de cómo pasan los días, los meses, los años... Sí, viernes a viernes el
espejo de la vida nos va indicando que nos vamos haciendo mayores aunque no por
eso tenemos que estar más cansados, tristes o lleno de apatía. Todas las etapas
que vivamos son sumamente interesantes y todas además muy necesarias.
Y cómo todos los viernes vuelvo
abrir mi particular ventana para escribir que es mi forma de rendir un sincero
y humilde homenaje a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, a las
Fuerzas Armadas y a todos lo que dedican su vida a protegernos.
Hoy 15 de abril quiero dedicar mi
artículo a esas personas de las que nunca se habla, nunca hacemos referencia a
su complicada labor, las que nunca nos acordamos y que prestan un servicio de
innegable valía: ¡Los Funcionarios de Prisiones!
Funcionario de prisiones
En España, los cuerpos de funcionarios de instituciones penitenciarias dependen de la
Secretaría General de Instituciones Penitenciarias que acualmente se integra en
el organigrama del Ministerio del Interior (anteriormente se integraba en el
Ministerio de Justicia).
Las prisiones militares, que están integradas en
el organigrama del Ministerio de Defensa dentro de la Subdsecretaria de
Defensa, son instituciones penitenciarias que se rigen, además de por las
mismas leyes que las prisiones civiles (Ley orgánica
General Penitenciaria y Reglamento
Penitenciario) por otro específico de la Jurisdicción Militar, el Reglamento
Penitenciario militar. El servicio de vigililancia interior de estas
prisiones está encomendado a los Celadores de Prisiones Militares. Que a
diferencia de las prisiones civiles no son fucionarios sino personal laboral
(Técnicos Superiores)
Entre las funciones del funcionario de prisiones
así como de los Celadores de Prisiones Militares, figuran la vigilancia y el
cuidado de los presos, apostándose en lugares estratégicos del recinto como
accesos o puestos de vigilancia o a través de los monitores de las cámaras de
vigilancia. El funcionario se encarga de encerrar a los presos en sus celdas y permitir
que salgan en los tiempos de ocio previstos. Registra las celdas en busca de drogas o armas.
Puede requerir ayuda médica para alguno de los
encarcelados, o proporcionarla. También realizan labores dentro de las
instalaciones del centro penitenciario: biblioteca, talleres,
etc. Interviene en el registro de los internos a su llegada a la cárcel, su
identificación así como la tramitación de sus expediententes peniteniarios y
judiciales. El funcionario de prisiones puede ocuparse de distribuir algunos de
los bienes comprados por los presos, como tabaco o chocolatinas.[1] Del mismo modo, participan el las tareas de tratamiento
penitenciario, reeducación y reinserción social, y en todo tipo de tareas
administrativas y burocráticas en el ámbito penitenciario.
El puesto de funcionario de prisiones o de Celador
de prisiones, en el ámbito militar, puede constituir una actividad peligrosa.
En concreto, en España los funcionarios, no sólo los que han estado a cargo de
presos de ETA, han recibido amenazas y han sufrido atentados a
cargo de la banda terrorista. A partir de 1989, los
funcionarios se convirtieron en objetivo específico de ETA a través de un comunicado
emitido por la banda. A partir de ese año, han sido asesinados en España seis
funcionarios y secuestrado uno de ellos. El secuestro de Ortega Lara en 1996 fue
especialmente dramático y llegó a conmocionar el país. Ortega estuvo en poder
de la banda durante 532 días. Los terroristas lo tuvieron encerrado en un zulo insalubre y
sin luz hasta que fue rescatado por la guardia civil.[2]
En la actualidad, dentro del colectivo
"Funcionarios de Instituciones Penitenciarias" se pueden englobar
varios Cuerpos, con diferentes especialidades cada uno.
·
Cuerpo Especial de IIPP[5] .
·
Cuerpo Superior de Técnicos de IIPP, con 3 areas:
Ciencias jurídicas, Ciencias de la conducta y Gerencia.
·
Cuerpo de Enfermeros de IIPP
·
Cuerpo Facultativo de IIPP
Sin lugar a dudas un recinto
carcelario es un “mundo aparte” que está enfocado a la rehabilitación y
regeneración del que ha delinquido. Entre esas paredes, puertas y rejas se
encuentra gente buena que no ha tenido, por las circunstancias que sean, otra
puerta que la delincuencia o esos con el corazón podridos de odio, rencor y
amargura que son capaces de llevarse por delante a quien sea por el solo hecho
de hacer el Mal.
Este es el hábitat laboral de
nuestros estos admirados profesionales
que ejercen durante toda su vida laboral su misión en cárceles y prisiones. Son
muchos los que han dado su vida por ello y otros, como el caso reseñado de
Ortega Lara, que fue secuestrado y mantenido en un zulo durante 532 días por
esas hienas de corazón empozoñado como son los asesinos terroristas de ETA.
Ahí en esa inmensa ciudad que son
las cárceles donde la rutina es cumplir las normas de convivencias entre todos,
en los que se les da oportunidades a todos los reclusos para que se formen,
amplíen miras, se reformen para reintegrarse de nuevo en la sociedad y llevar
una vida digna donde la justicia, la ley y el orden formen parte de su quehacer
diario. Allí son muchos los que trabajan, los que prestan servicios
garantizando la seguridad de todos: Los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de
Seguridad del Estado así como los Funcionarios de Prisiones.
Quiero dedicarle este humilde
artículo a mi querido y admirado Emilio Batlles Campos que hasta hace poco ha
ejercido esta honrosa y necesaria profesión hasta que le ha llegado la merecida
jubilación. Con él quiero hacerlo extensivo a todos los Funcionarios de
Prisiones que están en activo en la actualidad, los jubilados, los fallecidos
así como a sus familias y amigos porque ellos también han sufrido y vivido, cada
uno a su manera, esta profesión de la que no se habla en los grandes medios,
los que no tienen voz, los eternamente olvidados.
Con mi admiración y respeto.
Jesús Rodríguez Arias
Querido amigo Jesús.
ResponderEliminarMenuda sorpresa me acabas de dar, sorpresa que te agradezco infinitamente y de todo corazón.
Como muy bien dices, los Funcionarios de Instituciones Penitenciarias o simplemente Funcionarios de Prisiones, somos los grandes olvidados en el entorno de los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado. Anteriormente, encuadrados en el Ministerio de Justicia, que es nuestro sitio natural, teníamos un peso específico como colectivo que perdimos totalmente al encuadrarnos en el Ministerio del Interior, junto a colectivos muy superiores en número como el Cuerpo Nacional de Policía o la Guadia Civil.
Las prisiones son un mundo aparte del que las autoridades no son muy dadas a facilitar información y, ante las situaciones de violencia, drogas, etc.,pocas veces nuestros mandos supremos salen a dar la cara por nosotros, esa labor recae directamente en nosotros mismos a nivel particular o a través de nuestros sindicatos más representativos.
El tema del las Instituciones Penitenciarias es tan importante como que la primera Ley Orgánica que se dictó en la democracia fue la Ley Orgánica 1/1979, de 26 de Septiembre, General Penitenciaria, publicada en el BOE de 05 de Octubre del mismo año.
Es de las leyes penitenciarias más avanzadas del mundo, donde las condenas se orientan hacia la reeducación y la reinserción social de los condenados, labores que ejercemos los Funcionarios de Prisiones.
La masificación de nuestras prisiones, hacen que a veces tengamos que atender a una población reclusa de más del 200% de lo que nos correponde, lo que produce un incremento del trabajo, las tensiones entre internos y funcionarios, sube el índice de agresiones de los internos entre ellos y hacia y los funcionarios y un largo etc. que solamente la profesionalidad y espíritu de los sufridos funcionarios hacen seguir haciendo de nuestros centros penitenciarios unas instituciones seguras, al servicio de la Ley y del pueblo, donde se trabaja con un contingente humano muy variopinto, en ocasiones muy peligroso y sin apenas contar con el reconocimiento de una sociedad acostumbrada a conocer el mundo de la prisión a través de las equívocas películas donde tanto los internos como los funcionarios son verdaderas mafias, nada que ver con la realidad.
En nombre de mis compañeros y en el mío propio quiero agradecerte este artículo que supone un gran estímulo para todas y todos,las mujeres y hombres que trabajamos en las Instituciones Penitenciarias en España.
Un fuerte abrazo con todo mi agradecimiento y admiración.