El gentío
invadía cada metro cuadrado y todos esperaban la entrada de los novios. Aunque
había espacio para más de 1000 personas no llegaban a las 937.
El padrino
que llevaría de su brazo a la novia en nombre del difunto D. Trófimo era el
padre de Iracundo, Panciano Demenciano que iba vestido con sus galas de
abanderado de la gran orden del caballito de mar del cual era el único miembro
que se mantenía con vida pues todos los demás se habían ahogado.
La madrina,
Dª Suplicio madre de Suplicio la novia, iba vestida de luto con un esplendoroso
traje azúlvioleta.
Suplicio
estaba preciosa con el traje que especialmente le había diseñado Mariquilla la
sastra en tela de mantel de pobre con lazos de organdí en clara unión a la
condición del que será la unión entre su marido y la legítima descendiente de
Baltasar.
Iracundo
Demenciano llevaba el uniforme de Colocador Primero y Segundo Después al que
había sido ascendido ese mismo día. Dos medallas prendían su pecho: La del
mérito al mejor Recoge-caca con distintivo marrón caca y la de los Colocadores
con distintivo berenjena asada que el Cuerpo le había otorgado por casarse con
una mujer tan inapropiada.
Su Jefe le
había dicho con voz decrépitamente solemne: ¡Te la han colocado, Iracundo, te
la han colocado!
En la
primera fila de la larga bancada D. Demócrito que había regalado el convite que
se celebraría en el salón principal del club “El Dormitar” que nunca se había
abierto pues nunca estuvo cerrado.
A su lado
Osorio y a su derredor el busto de Crescencio General que representaba la
memoria póstuma de D. Trófimo y casi al final del banco Mpoca Ganga, D. Severo
Colega, Teca Moroles, Agileo Perneras, Fausta de Fausto Recuerdo, Caudal
Terrestre que había traído como regalo un cuadro pintado por su padre del mar de
sus recuerdos que en verdad es una montaña y Mani que seguía en la misma
postura que siempre.
Sonó la
marcha compuesta por el gran músico austriaco Leoncio Aleonado y que fue el
regalo que le hicieron la tribu de Hugo Basa que no pudo asistir porque perdió
el vuelo de una nutria.
Con emoción
contenida se acercó marcialmente el desarrapado Iracundo Demenciano del brazo
de Dª Suplicio que antes de iniciar los andares le preguntó: Por el bien de mi
hija, ¿Cómo estás de ganga?
Él le
contestó con voz trémula:
Yosolocomolosmejoresymáscarosalimentoscomobuencontestatario. Y la paz llegó a
los pómulos de su inmediata suegra.
Después
lentamente entró la novia que se iba parando a cada segundo pues Panciano tenía
movilidad reducida en el olfateo.
Los esperaba
el Padre Boniato Parra Seca para darle la bendición. Con voz sonora los casó y
echó porque tenía que ir a otra boda a cien metros de distancia.
La emoción
contenida estalló en un sonoro aplauso y hasta el busto de Crescencio General
dicen que se le cayó una lagrimita de pollo encima.
En la mesa
principal del ágape estaban sentados los novios, los padrinos y D. Demócrito
como presidente del club “El Dormitar”. Para esa ocasión se colocó de forma
expresa el cojín de D. Trófimo a los pies de su viuda.
Demócrito
con lágrimas en las uñas se dirigió a Panciano y le abrazó la pantorrilla
mientras le pedía perdón por haberlo echado cuando apenas eran unos niños de
veintiocho años.
Panciano, en
un gesto que le engrandece le arreó una bofetada en la rótula.
Menú preparado
por Agileo Perneras y Fausta de Fausto Recuerdo
Aperitivo de
sobras de aperitivos.
Primer plato
que no segundo: Costillas de babosa en su almeja por Fausta de Fausto Recuerdo.
Segundo
plato y ya está: Pez alfombra relleno de musgo con reducción de pipí de
cienpiés. Agileo Perneras en honor a D. Trófimo.
Postres:
Pastel de pienso de pájaro con sus cagaditas.
Para beber
vino oscuro y se fue moreno.
El honor de
brindar lo tenía D. Demócrito que con la copa en la mano elevó unas breves
palabras que duraron tres horas y media donde la emoción se unió con los
flatos.
El segundo
en brindar fue Panciano Demenciano que con lágrimas en las palmas de la mano
dijo: ¡Por los novios no, por los caballitos de mar! Mientras Iracundo lo
miraba apenado pues esos bichos le habían hecho mucho daño.
Dª Suplicio
le hizo entrega a su querida hija delante de todos del collar de alcachofas que
le distinguía como la última descendiente de Baltasar con un sonoro estornudo.
Iracundo
Demenciano tocó el vino y brindó por su amor secreto en secreto: Mani que lo
miraba con la misma mirada de siempre. Él que no perdía detalle comprobó que no
había comido nada invadida por los celos mientras Ganga le hablaba de la
obcecación del tuerto en la guerra de milundi.
Suplicio de
Demenciano y Baltasar brindó por su padre: Padre brindo por ti estéss, donde
estesss y gracias por vender las coleccionesss para que me hiciera hoy mujer.
Un largo
aplauso de cinco segundo fue el que inició el baile de los novios que
empezaron, como no podía ser de otro modo, Caudal Terrestre y D. Severo Colega
que habían intimado cuando se levantaron para estirar los antebrazos.
Después de
terminar todo los novios se fueron de viaje por el globo.
Desde la
tribu de Hugo Basa llegaron los ecos de sociedad de este acontecimiento que ha
dado la vuelta al mundo en menos que canta un pavo.
Trófimo le
dijo a Nimba con lágrimas en los codos: Querida estoy emocionado:el puchero de
arena te ha salido exquisito. Ella le miró conmovida mientras seguía con su vida de reina en basa.
Jesús
Rodríguez Arias
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