Vuelvo abrir mi ventana en este
viernes distinto, único, especial, íntimo como es el Viernes de Dolores y desde
aquí quiero felicitar a todas las Dolores y Lolas que celebren su día en el de
hoy.
Ya empiezan a sonar tambores y
cornetas, la gente en pie en la calle los espera, largas filas de nazarenos, de
hermanos con cirios y velas, de penitencia en la penitencia, el paso o trono
avanza con Jesús y María desperdigando Amor a espuerta, bendiciendo a sus
hijos, ofreciéndoles la vida eterna, ayudándonos con nuestra cruz que Él ya la
lleva a cuesta.
Sí, empieza una nueva Semana Santa
en nuestra bendita tierra.
Y en muchos cortejos procesionales
Cristo no es escoltado por la guardia pretoriana que lo lleva directamente al
patíbulo sino por hombres y mujeres que dan sus vidas por todos nosotros tal y
cómo Él hizo.
Escoltados por la Guardia Civil o la
Policía Nacional vigilando para que a Jesús Nazareno no le pase nada que le
tenga que pasar. Hombres y mujeres que participan de forma voluntaria en la que
es también su Estación de Penitencia.
Caminas con la Cruz,
la sangre te embebe,
resguardaíto estás Tú,
con ángeles de azul o verde.
Brillantes tricornios,
honorables en su sitio,
protegiendo con encomio,
a un reo llamado Cristo.
Azul es tu corazón,
de policía por entero,
bien sabes es un honor,
escoltar al que es Eterno.
Y María nos acompaña,
con dolores de muerte,
con los servidores de España,
los que viven en azul o verde.
No hay nada más grande que ver a
nuestros Policías o Guardia Civiles escoltando o en la presidencia de un
cortejo procesional porque ellos son los depositarios de una entrega absoluta a
los demás aunque muchos sanedrines lo juzguen y condenen a ese ostracismo que
tienen los valientes, los que se entregan por España y por todita su gente, los
que se encuentran en demasiadas ocasiones a tantos Poncio Pilato que se lavan
las manos y los dejan en la interperie, recibiendo azotes, escupitajos,
insultos, los que te entregan a la muerte.
Sí, no hay nada más grande que
contemplar a los miembros de la Guardia Civil o del Cuerpo Nacional de Policía
protegiendo al Protector, ofreciendo sus vidas por el que la dio por todos y
cada uno de nosotros.
Cada vez que los veo me siento seguro
porque Jesús y su Bendita Madre llevan la mejor protección que pueden llevar,
la de corazones entregados, los que nos ofrecen con sus vidas ley y seguridad,
las que se entregan cada día del año por nuestra bendita España.
Señor, debajo de la Cruz,
un tricornio deposito,
una gorra y uniforme azul,
y una oración por sus hijos.
Cada vez que veáis este año a la
Guardia Civil o Policía Nacional en cualquier cortejo procesional mirad al
Señor con amor y gratitud.
Jesús Rodríguez Arias
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