Sábado Santo, Jesús ha muerto, no
suenan los clarines, para quien duerme sueño eterno.
Viernes Santo, luto negro, ojos
secos de lágrimas, todos los sentidos en su Santo Entierro.
Vienes de Gólgota, de Calvario, de
sueños rotos por lanzada, por clavos hundidos en el madero.
Viernes Santo de palabras ahogadas,
de tristes sentimientos, de consuelo en el mismo desconsuelo.
Viernes Santo de Jesús llamado el
Nazareno, el clavaíto en la cruz, el que temblando la tierra cuando con un
suspiro ha muerto.
Viernes de dolor, de injusticia,
sufrimiento, de vacío, desasosiego, de tristeza infinita, de preguntas sin
respuestas hechas al mismo viento, de Palabra de Vida, de testimonio por
entero, de valor en cobardía, de Fe en el que ha muerto.
Jesús yace en el madero con los
ojitos cerrados, su cara no expresa dolor, ni rencor, miedo o sufrimiento.
Cristo es toda Bondad que se entrega por entero dando inmensa Serenidad a sus
hijos que es su pueblo.
¿Qué quieres que haga?
Mi vida te la entrego
te la ofrezco de buena gana,
si doy vida a Tu Cuerpo.
No me cierres los ojos,
no me digan que ha muerto,
el que nos Amó a todos,
el que curó a los enfermos.
El que fue a los sencillos,
a los marginados a cada momento,
se acercó a los niños,
y acompañó a los más viejos.
El que hizo milagros con todos,
aún hoy los sigue haciendo,
el que trabajó codo con codo,
con los desterrados de todo tiempo.
El que se ofreció en vida,
el que acabó muriendo,
y la cruz hizo mía,
y queriéndola la llevo.
El que está en el Calvario,
la cruz es su descansadero,
de su cuerpo herido, flagelado,
de su cuerpo frío y muerto.
El que nos ofreció la Vida,
ofreciendo su corazón por el
nuestro,
parece que terminó la partida,
de Jesús en medio de su pueblo.
Dame Serenidad, Señor,
templanza y valor eterno,
para defender con valor,
cada letra del Evangelio.
La Guardia Civil te encomiendo,
que la protejas de lo malo,
cuida de sus miembros,
institución que tanto amo.
Y a los Policías te pido,
bendigas y cuides,
protejas con mimo,
desde la cruz bendices.
Serenidad te pido, Señor,
Serenidad y templanza,
que el madero no sea dolor,
sino signo de Esperanza.
Ya duermes, entre ángeles descansas
y no pueden causarte más dolor porque
han cumplido su venganza que es el odio y el rencor a tu Vida y Palabra.
Duerme mi Niño,
amor de mis entretelas,
Mamá te cuida cariño,
con lágrimas de cera.
Y la Serenidad se une a la Esperanza
para ver a Jesús Triunfar resucitando en clamor de alabanza. Clarines,
trompetas, que suenen al viento que Jesús Vive que no está muerto, que sus
promesas se cumplen, su Palabra es Evangelio porque Él, el Hijo de Dios hecho
Hombre, ha resucitado de entre los muertos.
Santísimo Cristo de la Serenidad:
¡¡Ruega por nosotros!!
Jesús Rodríguez Arias