Begoña hace ya un rato largo
que se levantó del mullido colchón que tuvo comprar su marido cuando tomó
posesión de su cargo siendo esta decisión la que más urgencia tenía pues le
preocupaba y mucho su descanso.
Ella es más de levantarse
temprano, ducha o baño según corresponda y desayunar ligeramente los manjares
que preparan en Palacio mientras lee la biografía de Soros escrita por él
mismo. Se dice que ya que su marido es tan amigo de aquél le gustaría conocer
algo del mismo aunque hasta lo que ha leído, va por la página 666, no ha
avanzado mucho…
Pedro, hay que reconocerlo, es
más remolón, le gusta quedarse en la cama más tiempo y más desde que duerme en
ese colchón tan bueno que tuvo a bien comprar patrimonio nacional. Entre el
duermevela y con los ojos aun cerrados pensaba para sí que bien se vive de
presidente del gobierno ya que desde que está no gasta ni un céntimo y que si
bueno era el colchón marital mejor era el que tenía en esa cuenta bancaria de
alta seguridad y confidencialidad en la que solo había ingresos y ningún gasto.
Pedro le gusta mucho mirarse
al espejo porque mantener ese guapo presidencial cuesta más de lo que los
obsoletos fachas creen. Se mira, remira, y vuelve a mirar. Todo tiene que estar
perfecto y no solo su atractiva faz, su herculino cuerpazo, su empaque natural, nadie como él se pone los pantalones pitillos de esa manera y con esa
insolente elegancia. Ahora muchos de su
partido los llevan y parecen enteramente unos flamencos, no esos que cantaban
en la bodeguilla de Felipe González, que decepción de presidente y socialista se
dice, sino los pájaros que anidan en los parques naturales de las bahías y que él avista con sus gafas de sol para no deslumbrarlas con su natural belleza…
Apenas levantarse no puede
mirarse al espejo porque tiene la cara como una babucha vieja pues duerme con
mascarilla antiedad, antiestrés, antiespañol, antitodo lo que no sea él y claro
asomarse así al único balcón que le gusta, osease su espejo, sería un delito de
lesa humanidad contra su propio narcisismo bien entendido.
Pedro duerme todas las noches
con una especial mascarilla que le recomendara su vicepresidenta y camarada
Carmen Calvo cuando un día esta le estaba hablando con Grande Marlaska del
mismo tema.
En la parte de la frente la
mascarilla está hecha con frutos rojos que oxigenan y rejuvenecen la piel.
En la parte de la nariz y
comienzo de la boca la mascarilla es a base de plátanos que estira y limpia.
En la parte inferior, es
decir, labios y mentón la mascarilla es de ciruelas moradas.
Si te pones a ver la
presidencial cara de Pedro cada noche desde arriba ves que esta mascarilla,
además de sus propiedades, es la tricolor republicana pues la franja roja, de
los frutos rojos, la amarilla, de los plátanos de Canarias, y la morada, de las
ciruelas, hacen ese efecto óptico que tanto gusta al presidente, a su mujer,
aunque ella reniega de ese emplaste pudiendo utilizar esa que le va tan bien
que es Re-Nutriv – Crème visage + Sérum nuit cuyo tarrito cuesta la ínfima
cantidad de 1089,00 euros que paga el Estado por supuesto.
Pedro está muy contento con su
mascarilla y dice que casi todo su gobierno la usa pero eso no es verdad porque
el otro día estuvo aquí Fernando y me preguntó, dice Begoña, que crema utilizaba y le di un
tarrito de los tengo y me ha dicho que le va mejor, que la fruta la prefiere en
el plato o donde se tercie… ¡Es muy gracioso Fernando, se le está pegando la
“grasia” de los gaditanos!
Pedro, no te hagas el remolón
que hoy tienes que hacer como el que trabaja "porestepaís", le dice su mujer con
dulzura mientras devora el libro del amigo de su esposo…
Pedro, se levanta enérgico, se
va al baño, se quita suavemente y con delicadeza los restos de la republicana
mascarilla, se mete en la bañera de hidromasajes, saca a su patito Pablo, y
empieza a jugar con él mientras sus poros se revitalizan.
Después de 45 minutos en el
agua, se mira por vez primera al espejo y no le gusta lo que ve aunque se
conforma diciendo: ¡Se ha arrugao por estar tanto tiempo en el agua! Aunque él
no se cree mucho tamaña mentira pues su tamaño no es para tirar cohetes como le
gusta decir a Pedro Duque…
Se viste, trajechaqueta con
pantalón pitillo, corbata estrella color
rojo oscuro, se peina, se acicala y se sienta en su despacho delante de su
espejo encantado y le pregunta:
¿Qué tal estoy hoy espejito?
Por razones obvias él mismo se
contesta: ¡¡Guapo!! ¡Estás para comerte!! ¡¡Qué suerte tiene España de tenerte
como Presidente!!
Él, extrañado, le pregunta a
su encantado espejito que cómo sabe que él es el presidente… Lo mira fijamente
y sale sola la respuesta: ¿Y quién si no?
En su espejismo le pregunta al
espejo: ¿Quién ganará las elecciones? La contestación fue más inmediata que las
otras: ¡El que Tizanos decida!
Lo vuelve a mirar, haciéndose
el interesante, mientras le dice: ¡Mójate, no seas cobarde conmigo! Y el espejo
se mojó pues cuando le hablaba de esta manera Pedro escupía un poco para sí y
para otros…
¡Ganarás tú inefable
presidente, el mejor de todo el planeta, ya quisieran los annunakis tener un
ser superior como tenemos nosotros! Ganarás con mucha ventaja y los resultados
definitivos se harán públicos a las siete y media de la tarde del domingo 10 de noviembre…
¿Pero eso no puede ser
espejito, los colegios electorales cierran a las ocho?
Eso lo solucionas tú que eres
el magnánimo presidente ante tanto pusilánime demócrata que todavía creen en el
sistema y todos los espejos encantados sabemos que el sistema eres tú
presidentes que aunas todas las excelencias…
“Me pones en un compromiso,
espejito, pero intentaré estar a la altura”.
¿Qué piensas de los demás
líderes?
Y el espejito titubeó… Casado
sacará mejores resultados pero ná de ná, Rivera va a caer y le costará el
levantarse, Iglesias hay que dejarlo a su rollo, que se haga más rico y que nos
apoye, sin ministerios ni nada, para conseguir que los independentistas se
independicen de todo menos de apoyarte. Errejón lo tienes en la mano izquierda
y Abacal, Abascal…
Entonces pasó lo que Pedro no
esperaba, empezó a temblar el espejito encantado que a su mano estaba prendido
y le entró el miedo por si era cosa de Cuarto Milenio…
Pedro, verdaderamente
acojonado, soltó el espejo que se hizo trizas en el suelo mientras el guapo y
henchidos en la divinidad de nuestro presidente lo miraba con verdadero pavor…
Y recordó el maleficio de 7
años de mala suerte cuando se rompe un espejo.
¡Joder, se dijo, que mala
suerte! Ha sido nombrar al facha de Abascal y romperse el espejo que estaba en
mi mano… Voy a contárselo a Carmen Calvo para ver si tiene algún ungüento para
estos males porque a Begoña no me atrevo porque ella no cree en nada y menos en
estas populares supersticiones siendo nosotros tan de izquierdas y laicistas.
En ese momento suena el
teléfono, se pone blanco creyendo que es el imbécil de Torra al que le debe
tanto, lo coge con precaución y pregunta: Soy Pedro Sánchez, el presidente del
gobierno, con quién hablo?
Al otro lado su simpático
ministro del interior que le dice con ese desparpajo propio de los que se
piensan ya son gaditanos: Hola Presi, ¿nos vemos en media hora para tratar los
asuntos pendientes en Cataluña?
Pedro, que tras el incidente
del espejo le había salido dos arrugas y alguna que otra cana de preocupación,
le dijo serio: “Mira Fernando, hoy tómate el día libre, vete a almorzar a ese
sitio tan guay que me dijiste el otro día que fuiste en plena rebelión de los
independentistas y te tomas un mojito a mi salud y para mi mayor suerte porque
me hallo indispuesto y creo que me voy a volver a acostar”…
“Lo que sea mejor para ti,
Presi”. Le dijo Marlaska que tiene un corazón muy Grande para con los suyos,
los policías y guardias civiles no entran en este cupo de querencia. “Relájate
que hoy no hay nada que mañana no se pueda hacer, ponte tu frutal mascarilla
republicana y descansa, total ya hemos “vencido” a Franco”…
Pedro cerró los ojos y mirando
los trozos de su encantado espejito pensó: Yo sí que no voy a descansar en la vida y se fue para hacer de vientre...
Jesús Rodríguez Arias
* Se han pixelado las partes impúdicas de nuestro magnánimo presidente por eso mismo, porque son impúdicas...
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