Siempre lo veo erguido, vigilante,
atento, presto y con una mirada que a mi me puede parecer perdida pues no llego
alcanzar ver lo que él ve pero sé que abarca más de lo que podríamos
presuponer.
Educación llevada a gala no exenta
de firmeza es lo que le caracteriza y a la vez les caracteriza pues no tienen
una misión fácil, más bien demasiada complicada para el devenir de un mundo que
aspira solamente hacer lo que le da la gana.
Todos pedimos respeto aunque
transgredamos el del otro. Todos pedimos libertad y hacemos uso de ella caiga
quien caiga pues el respeto, la libertad termina cuando agredes al del otro.
Si los miembros de los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad del Estado lo tienen bien difícil no os podéis ni imaginar
todos los que ejercen sus funciones como vigilantes de seguridad.
En muchos casos vemos a ese señor o
señora uniformados con su particular placa ejerciendo la misión que tengan
encomendados con total seriedad, total disponibilidad, ofreciendo seguridad al
lugar o recinto donde se encuentren. Imponen respeto con solo mirarlos aunque
yo que los trato desde hace muchos años, que trabajan en el mismo lugar donde
ejerzo mi labor como funcionario sé el valor que tienen y que tiene su trabajo.
He hablado con muchos en profundidad
y sé de su entrega en las misiones donde tienen echar largas jornadas laborales
porque para llevar un sueldo mínimamente digno hace falta echar muchas horas de
trabajo al día.
Conozco a vigilantes jóvenes, llenos
de ilusiones y algunos pajaritos así como otros que están entrando o en la
madurez de la vida que están llenos de realidades y de las certidumbres que la
vida, que ellos vigilan constantemente, les va ofreciendo.
Conozco bien sus padeceres, sus
maratonianas jornadas, su labor siempre callada, siempre eficaz, sus
sinsabores, sus experiencias, sus alegrías...
Y sobre todo conozco y admiro más si
cabe a los que tienen por honrosa profesión la de vigilante de seguridad porque
uno de mis mejores amigos, un verdadero hermano del alma, lo es y además tengo
el inmenso honor de compartir muchas horas con él pues suele desempeñar sus
funciones donde yo trabajo llevando los dos los mismos años pues entramos casi
en la misma fecha.
Siempre está vigilante, comprende lo
que dice una mirada, una sonrisa, un gesto como si se lo dijera a diccionario
abierto pues de tantos años, de tanta experiencia acumulada, sabe bien a las
claras lo que está pasando sin que apenas se le note.
Tranquilidad, educación, saber estar
y actuar son los pilares en los cuales me fijo y me admiro siempre de mi
querido y buen hermano también y por traslación al resto de los que ejercen esta labor profesional demasiado
sacrificada y muy poco valorada en lo económico así como en la consideración
que le tienen muchos al ver a esos hombres y mujeres de uniforme vigilando para
que todo esté en orden y también ayudan, auxilian, para que nos encontremos
seguros.
Los verás en cualquier lugar: En
dependencias institucionales y administrativas, en los bancos, en aeropuertos o
estaciones de tren, autobús, metro, supermercados y grandes superficies, en
polígonos industriales, en obras y construcciones, hospitales y centros de
salud, bibliotecas y aularios... Sabes que en ellos te puedes apoyar pues están
ahí para ayudarnos, protegernos y solo aquél que tiene la mente sucia y
torcidas intenciones su presencia les inquietará.
Hoy, como todos los viernes, vuelvo
abrir mi ventana para que entre aire puro y también homenajear a los que velan
por nuestra seguridad y en este caso muy concreto ofrecer un sincero homenaje a todos y cada uno de los
vigilantes de seguridad que atesoran muchas horas de servicio, mucho trabajo,
demasiadas ingratitudes y muy pocos homenajes.
Con mi admiración personal hacia
todos ellos y en especial a mi querido amigo, buen hermano, que me ha enseñado
a valorar la labor del Vigilante de Seguridad: Leonardo López Carrasco.
Con un fuerte abrazo,
Jesús Rodríguez Arias
Nota: También extiendo este abrazo y este homenaje a mi querido y buen amigo Mateo Gutiérrez.
Nota: También extiendo este abrazo y este homenaje a mi querido y buen amigo Mateo Gutiérrez.
Yo he sido vigilante aunque ahora no lo soy y agradezco mucho este articulo donde me he sentido identificado y sólo en toda mi vida he visto como se defendia el nombre de vigilante de seguridad. Gracias por este apoyo a esta profesión.
ResponderEliminarGracias por tu sincera opinión. A todos los que ejercen esta profesión y siguen cumpliendo con un trabajo mal mirado por unos pocos y mal pagado en general.
ResponderEliminarGracias por tu sincera opinión. A todos los que ejercen esta profesión y siguen cumpliendo con su labor aunque unos pocos nos critiquen. Siempre alerta.
ResponderEliminarGracias por tu sincera opinión. A todos los que ejercen esta profesión y siguen cumpliendo con su labor aunque unos pocos nos critiquen. VS siempre alerta.
ResponderEliminarGracias por tu sincera opinión. A todos los que ejercen esta profesión y siguen cumpliendo con su labor aunque unos pocos nos critiquen. VS siempre alerta.
ResponderEliminarSimplemente una palabra: GRACIAS
ResponderEliminarSimplemente una palabra: GRACIAS
ResponderEliminarUn cordial saludo y mil gracias por ver la gran labor que desempeñan estos hombres en general.
ResponderEliminarGracias por estas palabras animan a seguir en la labor como el primer día.
ResponderEliminarGracias por las palabras de apoyo a esta desagradecida actividad.
ResponderEliminarMuchas gracias. Siempre por las personas.
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