Lo han tenido que retirar, dicen que ha sido un error informático que es la excusa más usada y menos creíble de todas, dicen que no era su intención. ¡Y yo me lo creo!
El resentimiento del nacionalismo vasco, que llega al fundamentalismo, contra la Guardia Civil, contra el Cuerpo Nacional de Policía e incluso con las Fuerzas Armadas es un síntoma patológico de los que en pleno siglo XXI no han llegado a salir de las cavernas.
Considero, a esta altura de la película, que el pueblo es una cosa y los fantoches radicales que imponen su criterio a la fuerza, por el miedo, ya sea por medio de destrozos, agresiones verbales y físicas, hostigamiento, persecución, secuestro o el tiro en la nuca.
¡Cobardes, hijos de puta! Son todos los que han asesinado a tantas buenas personas por un “ideal” que no se sostiene si no es con una interesada tergiversación de la propia historia.
Asesinar es matar y matar se puede hacer con bombas, tiros, secuestros, palabras, obras, omisiones o mirando simplemente para el otro lado.
Y de “mirar para el otro lado” saben más de la cuenta muchos de los nacionalistas “moderados” que pululan por ese terruño noble y admirable como es el vasco.
Me acuerdo, ya uno va teniendo una edad de recordar hasta lo que no quiere, de antiguos presidentes del gobierno autonómico vasco que tenían claras preferencias hacia los execrables asesinos de mierda de la organización terrorista ETA y como no tenían esa misma “consideración” con las víctimas aunque eso también sucedía, en los peores años del terrorismo etarra en España, con parte de la Iglesia vasca que comandaba Monseñor Setién que pienso que no le gustaba ser un pastor con olor a ovejas porque se dedicaba a cuidar de los lobos.
Los años han pasado, la vida y la sociedad ha ido evolucionando, los terroristas, que no olvidemos que no han sido vencidos sino que se mantienen en una posición alejada de las armas que no del crimen y de la delincuencia, parecen cosa de un pasado felizmente superado aunque no podemos dejar de estar en alerta, por muchos presos que hayan sido injustamente excarcelados, porque estas hienas pueden volver en cualquier momento pues saben como nadie jugar sus tiempos para conseguir sus afanes.
España y sus territorios se han ido haciendo más europeos en formas, en los modos e inclusive en los pensamientos. Toda sociedad que no avanza no solo retrocede sino que camina hacia la perdición.
La Iglesia vasca ha cambiado gracias a Dios con prelados de la talla de Monseñor Munilla que como buen pastor ha alejado a los lobos para proteger al rebaño de ovejas.
Los nacionalistas se han convertido en “moderados” y “radicales” manteniendo los primeros la forma aunque mantengan un fondo común de rabiosa animadversión con todo lo que tenga que ver con España y más concretamente con los miembros de las Fuerzas Armadas así como los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y más concretamente con la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía.
Qué difícil es ver ondeando una bandera española en cualquier institución vasca y catalana. Qué difícil es declararse abiertamente español, y no “españolistas” como vomitan los “listos” nacionalistas, en la profundidad de sus pueblos. Qué difícil es ser Guardia Civil, Policía o militar en esta parte de España que en parte se avergüenza de serlo.
¿Cuánta sangre derramada por los mismos a manos de los de siempre? ¿Cuánto dolor por metro cuadrado ha causado la “causa vasca” o lo que es lo mismo la intransigencia hecha radicalidad de ideas que nunca pensamiento?
Es verdad, ha sido un “error informático”, pero en el fondo son muchos los que piensan que la Guardia Civil como la Policía son “organizaciones terroristas” que han combatido, poniendo siempre la sangre y las víctimas, a tantos gudaris, salvadores de la “patria” vasca que han luchado por la libertad de su pueblo. ¡Y un mojón!
Ahora me explico que los radicales vascos, amigos de las bondades del terrorismo, hayan prohibido las corridas de toros. Ellos mismos me han respondido a esta eterna pregunta que mantenía en mi particular pensamiento: Han erradicado las tradicionales corridas de toros porque todos ellos son unos verdaderos cabestros.
Me siento orgulloso de vosotros, hoy más que nunca me siento miembro de la Guardia Civil, del Cuerpo Nacional de Policía, de las Fuerzas Armadas y de todos los que han luchado pagando el alto precio de sus propias vidas contra unos menestorosos asesinos, auténticos hijos de la gran puta, que han disparado sus balas contra todos los pensaban de diferente manera.
Honor y Gloria a mi bendita España.
Jesús Rodríguez Arias
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