Cómo cada viernes abro mi ventana para escribir de cosas que verdaderamente importan y que en demasiadas ocasiones pasan por alto porque vivimos saturados en un mundo donde existen muchas más distracciones de las que podemos abarcar.
Hablando el otro día con Hetepheres, mi mujer, sobre el pasado artículo a los viejos cuarteles empezamos una interesante conversación para dislucidar de que trataría el artículo que hoy tienes ante tu mirada.
Salió el tema de “Héroes” y pensamos que podría destacarse algunos de los muchos que pueblos el Cuerpo Nacional de la Policía, la Guardia Civil, la Policía Local o los miembros de las Fuerzas Armadas que junto a los Bomberos exponen a diario sus vidas por salvar y salvaguardar la de los demás.
Empecé a ver nombres de hombres y mujeres, verdaderos héroes, que forman parte de los cuerpos citados así como los hechos que dictaminaron tales actos de heroicidad. Una lista que iba aumentando según pasaban los días de esta investigación. Nombres y apellidos, circunstancias e incluso condecoración concedida. Pero hubo un momento en el cual decidí que en verdad quería enfocar el artículo de otra forma distinta pues cuando se nombra explícitamente se suele caer en un grave error: El de la omisión que por uno u oro motivo lo que hace es crear una situación injusta que quiero evitar pues estas palabras deseo que sean un testimonio de sincero homenaje a todos los héroes hayan sido reconocidos como los que no.
Porque el tener como reconocido un acto heroico que ha salvado vidas a costa de la suya es ya para resaltar y tener muy en cuenta y por eso mismo no quiero mencionar ningún nombre, ningún apellido, ninguna circunstancia que motivaron el merecido premio porque estos son los que son y lo saben.
Mi artículo está dedicado a todos los héroes sin excepción que forman parte del Cuerpo Nacional de Policía, de la Guardia Civil, Policía Municipal, Bomberos o de las Fuerzas Armadas, todos los héroes que es un forma de decir de todos y cada uno de los miembros, tengan la graduación, antigüedad, edad que tengan, que han prestado y siguen prestando servicio a España.
Cuando veo a cualquier Policía, Guardia Civil, militar en cualquier misión que esté desarrollando me embarga la sensación de que estoy ante un auténtico héroe.
Sí, no creáis que esto es fruto de la exageración que nos es tan propia a los andaluces porque esos hombres y mujeres se levantan y se acuestan todos los días con el firme propósito de cumplir con la misión encomendada que no es otra que protegernos a todos y cada uno de nosotros.
El Policía lo es siempre esté o no de servicio y no es raro encontrarse con alguno que esté socorriendo o protegiendo a personas y lugares cuando sus jornada a terminado. Son muchos los casos que hemos visto de mujeres y hombres llevando a cabo una actuación, la que sea, en el momento que esta se produce y al poco llegar las unidades móviles para hacerse cargo de la situación.
Sí, considero que todos los que ostentan la noble, insigne y benemérita condición de Policía, Guardia Civil, Bombero o Militar son auténticos héroes pues se enfrentan a diario con mil situaciones, casi siempre muy desagradables y desagradecidas, exponiendo su vida por la de los demás.
Héroes, con reconocimiento o no, con condecoración o no, son Todos así como sus Familias que se convierten en los verdaderos pilares donde se apoyan, se sustentan, se fortalecen, para seguir haciendo el bien, protegiendo a todos sin condición ni excepción, haciendo cumplir la ley y protegiendo a España como principal y diría que única y hermosa misión.
Debo reconocer que me gusta abrir mi particular ventana de todos los viernes para que entre aire fresco que envuelva todas las estancias de mi hogar y porque allí asomado no me hace falta la televisión, la radio, el internet, los periódicos porque veo, diviso y comprendo como está el mundo con solo lo que es capaz de alcanzar mi mirada.
Allá por Jerez y su habrá un ensordecedor ruido que no permite que hable el silencio y es que el Gran Premio de Motociclismo que vive sus días previos hacen que eso sea imposible. Allá habrán una multitud de personas, amantes de las motos, que podrán la nota de color a la normalidad del día a día mientras aquí en mi bendito pueblo de Villalluenga del Rosario todo es más sencillo, más tranquilo, más puro y auténtico. Estoy asomado a mi particular ventana observo como mi buen amigo Antonio Benítez Román, único Policía Municipal de este querido rincón, ha aparcado su coche porque él también tiene derecho a su merecido descanso.
Sirvan estas torpes palabras para manifestar mi admiración, mi cariño, mi respeto por esos héroes que vestidos de azul, de verde o del color que sea nos protegen a diario como lo que auténticamente son: ¡Nuestros Ángeles Custodios!
Recibid un fraternal abrazo,
Jesús Rodríguez Arias
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