Se puede decir que nacen para cuidarnos, servirnos
y protegernos, es decir, para ser
policías.
Nadie puede ni siquiera imaginarse que ese
entrañable cachorrito que está metido en la cesta buscando permanentemente al
calor y el sabor de su madre, que nos mira entrañable e inocentemente se
convertirá en todo un Policía, un Guardia Civil, un miembro de las Fuerzas
Armadas que cuidará y nos protegerá del mal y las maldades de los que tienen el
corazón sucio, de los que tienen su profesión como delicuentes e incluso
terroristas.
Os estoy hablando de las unidades caninas de las
instituciones policiales y militares donde desde pequeños las personas que
están al cuidado de su adiestramiento los van especializando en el campo o el
sector donde van a ser más efectivos para garantizar la seguridad y el bien de
todos.
Estos perros educados para salvar vidas, encontrar
bombas, estupefacientes, armas e incluso personas que se han perdido o han sido
retenidas contra su voluntad son muy queridos e incluso admirados no solo por
el cuerpo al cuales pertenezcan sino por la sociedad.
Nuestros queridos y peludos amigos que tienen
también su particular uniforme según el cuerpo al que pertenezcan llegan donde
el hombre está incapacitado para llegar y lo hace siguiendo el instinto que le
es natural así obedeciendo las instrucciones que han aprendido desde poco
después de nacer.
Debo confesar que me produce gran alegría cuando
estos buenos y fieles amigos encuentran tras rastrear empecinadamente rastros
de drogas, armas así como a personas que
se han perdido en la montaña, en la nieve o secuestradas en un zulo...
Son los primeros en llegar cuando la situación es
muy complicada y los que dan la voz de alerta, por medio de sus sonoros
ladridos, de lo que estaban buscando se ha encontrado.
Para sus cuidadores que los tratan con firmeza y
mucho cariño son unos fieles compañeros que siempre están a su lado para hacer
lo que se le encomiende aún a costa de sus propias vidas. Forman parte de la
gran y honorable Familia de Policía, de la Guardia Civil o de las Fuerzas
Armadas y su máxima condecoración es cumplir fielmente con su misión que es una
forma de corresponder a la confianza y el cariño de las personas que los tienen
a su cargo.
Tengo en mi memoria al perro policía de la Guardia
Civil llamado Ajax que fue recibido y condecorado por S. M. el Rey D. Juan
Carlos I por su actuación al detectar una bomba preparada para explotar en
Palmanova (Palma de Mallorca) en 2009 y que murió en Antequera en agosto de
2013 cuando ya se encontraba disfrutando de una merecida jubilación, generando
un enorme pesar para el sargento que estaba a su cargo y todos los que tenían
trato con este Guardía Civil tan especial.
En la foto se puede comprobar el cariño de D. Juan
Carlos y la mirada con inmenso orgullo del sargento de la Guardia Civil D. Juan Carlos Alabarces, su instructor, que ha sido el fiel
compañero de la benemérita institución policial que los ha unido hasta la eternidad.
Sé de muchas historias protagonizadas por ellos
por mi mujer ya que pertenece a una red en internet que relata sus historias,
lo que han hecho, los años que han estado en servicio así como cuando se
jubilan piden que los amantes de los animales y más concretamente de los perros
que los adopten para que pasen los últimos años de sus vidas tranquilos con
personas que los quieren. Ellos ofrecen lo que han dado antes aunque los
achaques de la edad no le permitan grandes gestas. Están perfectamente
adiestrados y educados así como siempre nos podremos sentir seguros porque en
su instinto está el de la protección.
Tú podrías ser una de las personas que los
adoptara. Si puedes, debes hacerlo porque ellos también se merecen vivir
felices, tranquilos y paz.
Es una auténtica satisfacción el sentirse
protegidos y seguros porque eso nos da una sensación de paz inmensa y gracias a
todos y cada uno de los miembros del Cuerpo Nacional de Policía, de la Guardia
Civil así como de las Fuerzas Armadas que con su sentido de servir a España
sirviendo a todos los españoles hacen que nosotros vivamos mejor y no olvidemos
que los perros que nos protegen y salvan también son policías.
Sirva este artículo como mi particular
reconocimiento y homenaje.
Jesús Rodríguez Arias
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