Si en Navidad felicité la misma con nuestra "particular" y bonita tarjeta para esta fiesta, enmarcada dentro de la Navidad, de Año Nuevo he elegido otra de Villaluenga del Rosario en la que se puede observar la puerta de mi casa abierta de par en par con el objetivo de que el nuevo año se instale tranquilamente pues, a partir de tan solo unas horas, será parte de nuestras vidas, del nuestro particular día a día.
Puertas abiertas a lo que haya de venir, que si confiamos en Dios será todo lo que Él nos tenga preparado.
Aunque mi puerta siempre permanecerá cerrada a la mentira, a la burda traición, a la mezquina soberbia, a comportamientos engañosos que solo quieren tu mal, a los que defienden la cultura de la muerte en todas sus acepciones.
En mi casa no entran los defensores del aborto ni los políticos que protegen la muerte como un "derecho". No tienen cabida esos defensores incongruentes que por un lado encienden una vela a Dios y otra al diablo. No, no tienen cabida.
No tienen cabida esos que creen que "el fin justifica los medios". Según que fin y que medios porque si es para hacer daño a inocentes, a quienes confían en ti, que se queden con los medios que ese no es mi fin.
No quiero que en mi casa reine la hipocresía, el miedo, la doblez, corazones mezquinos que solo auspician mezquindades, no quiero falsos ídolos que se idolatran a ellos mismos, no quiero amigos impuestos ni quiero que esos que un día lo fueron se vean obligados a serlo de nuevo porque la amistad, como otras cosas, debe salir del corazón y de la conciencia, nunca del interés.
Mis puertas estará siempre abierta a lo honesto, lo honrado, lo coherente, lo pulcro, lo honorable.
También al cariño de los buenos amigos, de los que considero hermanos de corazón, de esos que nunca fallan porque siempre están. Mi casa está abierta a los que no se venden a ningún postor, los que abominan del interés por el interés, de los que desprecian un rico amanecer o no se dan cuenta de que un solo paisaje puede hacer completa toda una vida.
Mi casa y mi puerta siempre estará abierta a Villaluenga del Rosario, a sus gentes, a sus cosas como también lo está mi bicentenaria San Fernando la que antiguamente fue La Isla de León.
Mi casa es la casa de quien quiera trabajar por el Reino de Dios aunque pierda más de lo que gane en este mundo demasiado terrenal.
Os deseo a todos, mirando desde mi ventana y con la puerta abierta un Feliz 2014.
Jesús Rodríguez Arias