Es FITUR más que un espacio físico donde se oferta
la posible demanda turística nacional, es un lugar de encuentros de culturas
ávidas de conocer y experimentar nuevos sabores, nuevos olores, nuevos
espacios.
Es FITUR un lugar al cual hay que estar y hay que
ir para saber más de los demás.
Es FITUR donde los especialistas del sector, los
verdaderos profesionales, exponen las grandezas de sus lugares en detallados
audiovisuales y cautivadores material de propaganda.
Y también FITUR se convierte en FRITUR cuando la
legión de cargos públicos, asesores, agregados y demás estómagos agradecidos
hacen acto de presencia y la excelencia profesional de la lógica oferta y
demanda turística se convierte por obra y gracias del “gratis total” en el
conocido por todos como “gañoteo”.
Hay que reconocer que los asiáticos constituyen un
elemento emergente en todo cuanto tenga que ver con el turismo y también de la
expansión económica pues no debemos olvidar que China ha comprado mucha deuda
pública cuando la mayoría de los países rozaban la bancarrota.
China es admirable y el don dinero le da un poder
inmenso porque el que tiene más y lo demuestra a diario, le deben favores, y se
convierte en una potencia aliada y su presencia es bienvenida por donde quieran
que van aunque estemos hablando de un país torturado por una dictadura
comunista que tiene pisoteados los derechos más básicos a sus compatriotas. La
política de un solo hijo ha asesinado a millones de niños, en el recuerdo tengo
a esos niños pequeños encadenados en los hospicios. Sus gobernantes, poderosos,
temidos y a la vez admirados por los demás dirigentes del planeta, no
consienten los mínimos derechos fundamentales, la religión como la católica
está perseguida y de la libertad de expresión o en cualquier otro concepto
mejor ni mencionarlo.
No hay nada que le de más miedo a un cacique que
la libertad de expresión y opinión y eso no hay que irse demasiado lejos para
comprobarlo.
Pero también hay que reconocer que hay millones de
estos ciudadanos que se pegan unos viajes de aúpa en los escasos días que
tienen de vacaciones. Según un estudio los chinos van guardando sus vacaciones
durante años para poder disfrutar durante quince días de los viajes proyectados
en los que no paran ni un momento pues tienen que ver mucho en muy poco tiempo
porque cuando vuelvan a viajar será dentro de otros tantos años.
Nuestros gobernantes han firmado un acuerdo con
los chinos para vender nuestra tierra. ¡Bienvenidos sean nuestros nuevos y
pálidos amigos!
Se imaginan que el intercambio de culturas llevara
también uno gastronómico. Es decir que ellos se llevaran nuestra rica
gastronomía y nosotros hiciéramos uso de la suya. Podría ser interesante a la
vez que asquerosa porque los asiáticos comen de todo y cuando digo de todo es
de todo.
Las freidurías ofertarán las nuevas tortillitas de
gusanotes, muy frititos y crujientes, perro en adobo, croquetas de salamandras,
escorpiones fritos. ¡Todos son exquisiteces!
Serpiente asada, ensaladillas de cucarachas, ojos
de rana en su jugo, rabo de gato, polillas fritas y demás variedad que ya se
nos está haciendo a todos la boca agua.
Los chinos a su vez enriquecerán su variada
alimentación con las tortillitas de camarones, cazón en adobo también llamado
bienmesabe, croquetitas caseras, chipirones fritos, choco a la plancha, rabo de
toro, diversas y exquisitas carnes y pescados tan nuestros hechos a la plancha,
fritos o en sabrosos guisos.
Ellos se llevarán también los afamados vinos de
Jerez, entre ellos el brandy, la manzanilla de Sanlucar, fino chiclanero, las
ortiguillas, las almejas a la marinera, los buenos embutidos y jamones de la
Sierra.
En cambio nosotros nos podremos deleitar con el
famoso y conocido licor que alberga en su interior un lagarto “jarto” de
alcohol y mucho arroz, mucho arroz, que es astringente y así no podremos cagarnos
en las castas de algunos.
¡Si es que piensan en todo!
Según tengo información quieren llevarse para allá
nuestras espléndidas playas, el castillo de Sancti Petri, el Puente Zuazo, que
para lo que lo queremos aquí, el Teatro de las Cortes, la calle Real han dicho
que nos la quedemos, el antiguo Ayuntamiento y la Iglesia Conventual del Carmen
ellos como gesto de buena voluntad nos traerán una imitación de la famosa
muralla porque la original no se mueve del sitio.
También han pedido La Caleta en Cádiz y las montañas de la bella Sierra.
Eso sí a la hora de los postres han puesto
bastante objeciones pues no quieren los bombones helados, la tarta al whisky,
la contessa o esas tan antiguas que con solo escuchar su nombre huelen a
naftalina y que podéis encontrar en sitios concretos.
Dentro de nada y gracias a los acuerdos alcanzados
veremos en nuestra ciudad o en los pueblos circundantes autobuses de chinos y
coreanos todos apretujados, todos haciendo fotos, todos con la misma cara en
distintos cuerpos, todos corriendo de un lado para otro, todos estando poco
tiempo en los sitios y gastando menos.
Todavía recuerdo una anécdota que pude ver con mis
propios ojos: Madrid mes de noviembre y la tarde ya iba cayendo para que poco a
poco apareciera la noche. Hacía frío recio y la calle con bastante gente
caminando de un lado para otro con prisas y rictus serios como es normal en la
Capital de España.
Nos sentamos en la célebre chocolatería San Ginés
donde albergó famosas tertulias de intelectuales de la categoría de Valle
Inclán. Bajamos al salón del sótano y nos sentamos a tomar uno de sus afamados
churros con chocolate. En la mesa de enfrente una chica joven china rodeada de
toda la familia, chinos por supuesto, que componían un hermano y una hermana,
los padres la abuela que debía rondar el siglo. Seis personas con una sola taza
de chocolate y un solo plato de churros. ¡Qué arte!
Todos comieron churro con chocolate y no porque
hubiera multiplicación de estos sino que cada chino cogía un churro y con una
cucharada de chocolate la iban introduciendo gota a gota, en un ejercicio de ejemplar paciencia,
el mismo en su correspondiente churro. Tardaron una enormidad aunque por el precio
de una taza y un plato de churros merendaron seis personas.
Gastar, gastan: Suelas de zapatos, pilas para las
cámaras, en botellas de agua y a la hora de comer ya sabéis: Un menú del día
para ocho personas.
Asia FRITUR nos vamos, perdón hacia FITUR...
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