Román Topolino de siempre fue
muy “suyo” de ideas y claro con estas credenciales poco o nada se podía
esperar. Su padre D. León, que regentaba el bar de la plaza junto al
ayuntamiento, siempre decía: ¡Este niño no vale para ná! Y se quedaba tan
pancho mientras el pobre Topolino se tomaba un Eco mientras pensaba en Micky
Mouse y eso que ya tenía los 15 cumplidos.
A sus 17 años Román todavía
era virgen por delante y por detrás y solo se había dado un piquito con la
estatua de bronce de la Señorita Rosaura que de siempre la veía abriendo su
pamela. La Señorita Rosaura dicen fue la hija del gran ponderado del lugar que
cuando se casó con el ilustre músico Sir Jorgel le dedicó este bello recuerdo
en los jardines de su hacendada hacienda.
Pero llegaría la mayoría de
edad legal de nuestro Román Topolino y su padre que estaba de él hasta ahí lo
mando a Ibiza para que conociera a su tía Rika, así se llamaba, que regentaba
un local de copas en medio de la playa más naturista en 500 metros a la
redonda.
Don León rugió de alegría
mientras su amada esposa Rufa consumaba un extraordinario consomé…
Cuando nuestro Román llegó al
recinto de su tía Rika lo recibió con un pañuelo en la cabeza y completamente
en cueros pues una playa naturista significaba que había que ir desnudo sí o
sí.
Ella lo acompañó adentro y le
dijo que este era un restaurante vegano, que no se comía carne ni asimilados,
que tenía fama por lo in que era, y que desde la jefa, que era ella, hasta el
último mono en llegar, que era él, tenía que ir en pelota picada. Él se
sonrojó, no por ver a su tía de semejante guisa, ni las camareras que eran más
de todo que la estatua de la señorita Rosaura y ellos que lo único que llevaba
un mandil a la altura de medio huevo para que no quemarse cuando llevaran un
plato caliente de caldo de maría, que allí se hacía la mar de bien.
Le dieron su mandil, había
tres medidas, huevillos, huevetes, huevos y claro a nuestro Román le daba mucho
apuro el coger el que le correspondía porque enseguida iban a darse cuenta de
su anormalidad….
Su tía Rika llamó a Güilfredo,
un mulato de Sebastopol que vivía desde niño en Ibiza para que lo acompañara a
escoger su “uniforme”…
Güilfredo le dijo en plan
amable: “Román, aquí hay tre a egcogé”: El mandil de loh que no tienen
cachimba, loh que tienen pero no mucha y loh que, como yo, ehtamo proporcionado
con el tamaño del pie·.
“Lo mejog eh que te bajeg too
y te mido pero a güela pluma creo que será del sing nabog”.
Román hizo lo que le pidió y
la cara de Güilfredo fue de asombro bestial pues era tanta la catadura de los
miembros que tuvieron que acoplar otro mandil al más grande para que no fuera
desnudo del todo.
“Es que salgo al sátiro de mi
abuelo” le dijo por bajini…
Román se hizo muy popular y de
tarde, cuando salía de trabajar, le gustaba caminar por el sistema dunar en bolas
aunque la arena ardiendo llegara a achicarrarle la punta del calamar…
Allí conoció a Myrella, una
joven pijaprogre de Madrid de padres reseparados que vive en un piso en la
Moraleja con su compañero sentimental aunque los dos practican el poliamor. Son
personas de mentes y cuerpos abiertos a todos todas y todes. Su pareja se llama
Rubén y es miembro del equipo de confianza del presidente Sánchez con el que
viaja en el Falcón cada dos por tres.
Con Myrella nuestro Román
perdió la virginidad y él que era vegano de toda la vida amén de naturista le
gustaba más que nada comer vulva en las atardecidas.
Román también se inició en eso
del poliamor pero fue un poco más cuando también probó el pansexualismo, es
decir, le valía lo mismo un mollete, un cundi o un manolete…
Con cierto dolor intrínseco su
particular ojo ciego vio la luz cuando Güilfredo le metió todo su ser mientras
ululaba un cántico de su tierra que él no llegó a descifrar: “Traka, traka,
empotraka, empotraka”…
Hay que reconocer que Rika
supo de esos amoríos por la forma tan particular de caminar que tenía su
sobrino y también porque su Güilfredo no remataba cuando estaban yaciendo, que
es lo mismo que jodiendo, pues ya no echaba los 12 kikis diarios sino tan solo
10 y medio…
Rika, como vieja coliflor, se
puso celosa y un día cogió a su sobrino con la tal Myrella que hacían su
particular salto de pértiga y le dijo que desde ese día su labor en el
chiringuito había pasado. Cobró sus estipendios en moneda vegana y se
predispuso a irse a los madriles para conocer a Rubén y compartir veganismo de
todo menester.
Myrella lo acomodó en un
chalecito en la zona de Galapagar y allí se veían los tres para hacer lo que en
verdad le gustaban: ¡Jugar al monopoly!
Rubén lo afilió al otro día en
su partido y lo presentó a Ábalos para que lo integrara en algún ministerio
pues debía trabajar para pagar casa, habitación y fornicaciones varias….
Subsecretario de Estado para
el Espacio Naturista fue el cargo elegido con unos estipendios superiores
anualmente a los 125.000 euros con coche, ecológico, oficial, chófer y sastre a
medida ya que en el gobierno, en los lugares públicos, no se podía hacer
naturismo como él estaba acostumbrado.
Román, que ya era ambidiestro
en lo sexual, era muy esperado en todos los saraos y desde que conociera a
Rubén los dos junto a Myrella les gustaba varias noches a la semana tomar una
hamburguesa en Chueca donde al final, entre risas y guiños varios, terminaban
con un mojito.
Allí en ese bareto de alto
“estandin” conoció a uno de sus jefes, un hombre muy locuaz, que lo saludó
espetándole un sonoro beso en la mejilla. Desde entonces se hicieron grandes
amigos y no era raro ver almorzar juntos a Román Topolino y Fernando Grande-Marlaska.
El viernes 18 de octubre no
viajó junto a Pedro a Bruselas porque tenía que terminar el apartado sobre
naturismo vegano que iría en el programa electoral que presentaría el
presidente.
#ahoratodosnabos era el
apartado que Román estaba desarrollando con tanto ahínco y aunque decía que a
todos que la hamburguesa que se tomaba de cuando en vez en Chueca era de tofu
en verdad era de retinto pero quién se iba a creer lo contrario siendo él del
gobierno de Sánchez que es mil por cien fiabilidad.
Ese viernes había huelga
general en Cataluña y los inocentes CDR se defendían como podían del estado
opresor que simbolizaba la policía. Román desde que entrara en el gobierno
había sintonizado mucho con Torra al cual incluso le tenía en alta
consideración y ya habían quedado en visitar las playas catalanas en plan naturista.
Por la noche ardía como la
noche de San Juan, que aunque él era ateo y laicista, así se llamaba esa noche
y él junto a otro amigo de su gabinete se fueron a Chueca a tomar su
hamburguesa vegana y mira por donde se encontró con Fernando que había salido a
despejarse porque ya estaba aburrido de recibir críticas de los intolerantes
que no aguantaban la moderada ponderación que había impuesto el jefe desde
Bruselas. Que hay heridos en la Policía, que está abandonada, que los catalanes
normales y corrientes que son españoles están siendo perseguidos, insultados,
agredidos, pues que se jodan ellos también porque la moderación es la
moderación.
Qué bien le sentó esa noche la
hamburguesa de retinto camuflada como tofu, que buena conversación, que de planes
hicieron para ir a las playas de Cádiz para hacer naturismo, eso es
verdaderamente importante y no lo de Cataluña, y entre conversación y
conversación brindaron todos con un mojito…
Román a Fernando: “Siento que
te tengas que ir a seguir trabajando porestepaís que es tan desagradecido.
España tiene que ser federal para dejar
de ser España. Menos mal que el presi lo tiene bien claro”…
Fernando le contestó: Sí, mi
admirado Topolino, voy al ministerio a seguir trabajando por esta España tan
poco agradecida y siempre despechada por los, las, les, queremos bien como
somos los socialistas de Pedro Sánchez y de ZP también porque los demás son
unos fachas asquerosos y a mí, que soy Grande y Marlaska, no me caen nada bien…
Se notaba que estaba achispado
con tanto mojito…
Y entonces nuestro Román
Topolino se montó en el coche oficial y ecológico para volver a casa y pensó
que seguro que en el próximo gobierno Pedro lo hace ministro de playas y
jardines con más sueldo y menos trabajo, pensó en el retrógrado de su padre
Román que se había afiliado a Vox porque decía que era autónomo, padre de
familia, hombre sencillo, que amaba España y quería lo mejor para su casa y
para todos… ¡Qué mamarracho! Hay que trabajar por la globalización, el cambio
climático y la igualdad de género menos los fachas que no son ni género ni nada de nade…
Es evolucionar, pensó, porque
él había evolucionado siempre a mejor ya que del veganismo naturista ha pasado
al socialismo sanchista…
Y #ahoratodoscomemosnabo…
Jesús Rodríguez Arias